viernes, 20 de abril de 2012

La trampa llamada religión

"¿Necesariamente creer en Dios implica una religión? ¿Por qué Jesús se enfrentaba a los religiosos de su época? ¿Realmente nuestra religiosidad sirve de algo?

Pantanosas aguas en las que he decidido meterme, pero me siento impelido a opinar al respecto de un tema tan delicado ya que de cierto modo, siento que hay muchas personas que tienen algunos conceptos equivocados. Antes de continuar, quiero dejar algunas cosas en claro: lo que escribo aca por ningún motivo es la verdad absoluta, simplemente es mi opinión basada en lo que he aprendido estudiando las escrituras, a las personas y algunas vivencias personales. No pretendo que por ningún motivo que la persona que lea esto se conforme en exclusiva con lo que escribo aca, sino que investigue por sus propios medios y saque sus propias conclusiones. Todo comentario siempre es bienvenido. Y si me he equivocado en algo, con gusto aceptaré correcciones bien fundamentadas.

"Si se mantienen fieles a mis enseñanzas, serán realmente mis discípulos; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres." (Juan 8:32 NVI)

Cuando hablo de Dios, la primera respuesta que suelo obtener es "No me hables de religión". Me han dicho también "eres muy religioso", y en otras ocasiones símplemente me han tratado despectivamente como "fanático religioso". No deja de sorprenderme este error de conceptos ya que existe un abismo de diferencias entre ambos. Dios no es una religión. Dios no usa una camiseta que diga "católico" o "musulmán" o "testigo de jehová" o "evangélico" por decir algo. Dios es completamente libre de cadenas religiosas, Dios es supremo y está por sobre toda obra y creación humana.

Nuestra mente es limitada, no podemos asimilar asi como asi los conceptos que definen a Dios. Del mismo modo que le sería muy difícil entender mecánica cuántica a mi sobrino de 4 años, para una persona común y corriente como tú o como yo es muy difícil entender el concepto de la universalidad de Dios. El simple hecho de tratar de entender que Dios es eterno y ha existido por siempre me vuelve loco y de verdad me resulta muy difícil de entender. No obstante tengo la certeza de que algún día lo entenderé, cuando por fin pueda pasar un bien tiempo conversando con Él mientras caminamos por hermosos paisajes.

En el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española encontramos el siguiente significado para Religión:

"Conjunto de creencias o dogmas acerca de la divinidad, de sentimientos de veneración y temor hacia ella, de normas morales para la conducta individual y social y de prácticas rituales, principalmente la oración y el sacrificio para darle culto." (www.rae.es)

Entendiéndolo en un criterio un poco menos general, puedo decir que la religión es un conjunto de rituales y creencias que el hombre cree necesarios para acercarse a Dios, buscando en cierta forma agradarle o "caerle bien" por las cosas que hace. Cuando las personas comienzan a agruparse en torno a su creencia, se producen algunos fenómenos que es importante tener en cuenta:

  • Comienza a establecerse un concenso común.
  • Comienzan a definirse ciertas reglas.
  • Comienza a marginarse a aquellos que no están de acuerdo con las reglas establecidas.
A medida que pasa el tiempo, se pierde el sentido original de "agradar a Dios" y se genera un sentido de "cumplir las reglas", es decir "agradar al hombre".

¿Por que entonces se utilizan los rituales?

El problema no está en la ritualidad de por si, ya que Dios mismo estableció un sistema de rituales en los tiempos del Antiguo Testamento. Estos rituales son necesarios en la medida de que servían para alimentar nuestra constancia, establecer orden y recordarnos (sobre todo a los que tenemos pésima memoria) de que se trata todo esto. Hay una definición que me gusta mucho, que no está en la Biblia. No obstante la simpleza y la belleza que usa Antoine de Saint-Exupéry es sufiente para comprender el porqué de los rituales:

"—¿Qué es un rito? —inquirió el principito.
—Es también algo demasiado olvidado —dijo el zorro—. Es lo que hace que un día no se parezca a otro día y que una hora sea diferente a otra. Entre los cazadores, por ejemplo, hay un rito. Los jueves bailan con las muchachas del pueblo. Los jueves entonces son días maravillosos en los que puedo ir de paseo hasta la viña. Si los cazadores no bailaran en día fijo, todos los días se parecerían y yo no tendría vacaciones." (Antoine de Saint-Exupéry, "El Principito")

La ritualidad es válida cuando emana del corazón. Cuando se cumple el ritual simplemente por cumplirlo, carece de sentido y se vuelve una práctica repetitiva y sin sentido.

La Biblia en su totalidad habla de lo absurdo de la religión vacía e hipócrita. Leemos en el libro del profeta Isaías:

"¿De qué me sirven sus muchos sacrificios? -dice el Señor-.
Harto estoy de holocaustos de carneros y de la grasa de animales engordados; la sangre de toros, corderos y cabras no me complace.
¿Por qué vienen a presentarse ante mí?
¿Quién les mandó traer animales para que pisotearan mis atrios?
No me sigan trayendo vanas ofrendas; el incienso es para mí una abominación. 
Luna nueva, día de reposo, asambleas convocadas; ¡no soporto que con su adoración me ofendan!
Yo aborrezco sus lunas nuevas y festividades; se me han vuelto una carga que estoy cansado de soportar.
Cuando levantan sus manos, yo aparto de ustedes mis ojos; aunque multipliquen sus oraciones  no las escucharé, pues tienen las manos llenas de sangre.
¡Lávense, límpiense!
¡Aparten de mi vista sus obras malvadas!
¡Dejen de hacer el mal!
¡Busquen la justicia y reprendan al opresor!
¡Aboguen por el huérfano y defiendan a la viuda!" (Isaías 1:11-17 NVI)

Es extraño leer estas líneas, sabiendo que Dios mismo había establecido las fiestas y los rituales. ¿Por qué se habían convertido en una abominación? Porque los israelitas habían olvidado que debían ser un pueblo distinto (santo). Se habían transformado en "uno más del montón", con el agravante de que seguían haciendo ritos. ¿De que sirven los ritos si el corazón no ha cambiado?

Dios mismo se expresa en contra de la religiosidad absurda. De su propia boca exhorta a su pueblo a abandonar la ritualidad sin sentido y preocuparse primero en dar amor. Los rituales establecidos por Dios para su pueblo tenían sentido cuando se aplicaban en un contexto de amor, donde el sacrificio representaba un verdadero arrepentimiento del pecado y las fiestas un verdadero regocijo por ser el pueblo de Dios.

Me interesa fundamentalmente que se entienda este punto: La ritualidad es válida siempre y cuando emane del corazón y se hace con el propósito de entender y expresar el amor de Dios. Cabe destacar que todo este sistema de rituales apuntaba al futuro sacrificio de Cristo, el cual sería el sacrificio definitivo presentado por Dios para la expiación y perdón de todos los pecados presentes y futuros de quienes quieran recibir este beneficio.

Más tarde, cuando Dios se hace presente entre los hombres en Jesucristo, no cesa en su lucha contra la religiosidad humana. Al punto que gran parte de su obra es una ataque frontal contra el establishment religioso de la época. Muchos de los ritos establecidos por Dios habían sido torcidos en tal forma que terminaban siendo una carga pesada para el pueblo en lugar de un momento de regocijo. Un campo de batalla que se repite constantemente en el evangelio es el día sábado, el cual había sido establecido por Dios para el descanso del hombre. Recordemos que en esa época no existían leyes laborales ni días hábiles como hoy, por lo que en general todos los pueblos acostumbraban a trabajar los 7 días de la semana. Dios consideró bueno apartar un día para el descanso del hombre y los animales a fin de poder dedicar un tiempo a su familia y al reposo.

"Acuérdate del sábado, para consagrarlo. Trabaja seis días, y haz en ellos todo lo que tengas que hacer, pero el día séptimo será un día de reposo para honrar al Señor tu Dios. No hagas en ese día ningún trabajo, ni tampoco tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tus animales, ni tampoco los extranjeros que vivan en tus ciudades. Acuérdate de que en seis días hizo el Señor los cielos y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, y que descansó el séptimo día. Por eso el Señor bendijo y consagró el día de reposo." (Éxodo 20:8-11 NVI)

He leído este versículo en varias versiones (RV 1569, RV 1909, RV 1960, RV 1995, RVC, NVI, DHH, TLA, RVG, NTV) y en todas ellas, se llega  a misma conclusión: Honramos a Dios con nuestro reposo. (Esto amerita otro estudio)

No obstante, la religiosidad de la gente había terminado llenando el sábado de normas para definir lo que se consideraba 'descanso' de lo que se consideraba 'trabajo' que en tiempos de Jesús resultaba extremadamente complejo y agotador cumplir con todos los "requisitos" de descanso. Así, algo tan simple y grato como un día de descanso se había convertido en una carga para el pueblo:

"Por aquel tiempo pasaba Jesús por los sembrados en sábado.
Sus discípulos tenían hambre, así que comenzaron a arrancar algunas espigas de trigo y comérselas. Al ver  esto, los fariseos le dijeron:
- ¡Mira! tus discípulos están haciendo lo que está prohibido en sábado.
Él les contestó:
- ¿No han leído lo que hizo David en aquella ocasión en que él y sus compañeros tuvieron hambre? Entró en la casa de Dios, y él y sus compañeros comieron los panes consagrados a Dios, lo que no se les permitía a ellos sino sólo a los sacerdotes. ¿O no han leído en la ley que los sacerdotes en el templo profanan el sábado sin incurrir en culpa? Pues yo les digo que aquí está uno más grade que el templo (hablando de sí mismo). Si ustedes supieran lo que significa: "Lo que pido de ustedes es misericordia y no sacrificios", no condenarían a los que no son culpables. Sepan que el Hijo del hombre es Señor del sábado." (Mateo 12:1-8 NVI, paréntesis míos).

¡Qué muestra más grande de sentido comun!. Con esta simple lección, Jesús mismo echa por tierra todo fanatismo religioso humano, demostrando que primero está el amor y la misericordia antes que el ritualismo. Toda la biblia está llena de este sentido común, dejando en claro que Dios no quiere que sus hijos sean fanáticos descerebrados que son capaces de humillar y herir a los demás con tal de cumplir la ritualidad.

"¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!
Les cierran a los demás el reino de los cielos, y ni entran ustedes ni dejan entrar a los que intentan hacerlo.
¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! 
Recorren tierra y mar para ganar un solo adepto, y cuando lo han logrado lo hacen dos veces más merecedor del infierno que ustedes."  (Mateo 23: 13-15 NVI)

La religiosidad es peligrosa, Dios siempre hace un llamado al sentido común, poniendo el amor y la misericordia sobre todas las cosas. Quien actúa fanáticamente o bien nunca ha leído, o nunca ha comprendido la biblia.

"Así está escrito: 'Por causa de ustedes se blasfema el nombre de Dios entre los gentiles.'"  (Romanos 2:24 NVI)
"Habrá tanta maldad que el amor de muchos se enfriará, pero el que se mantenga firme hasta el fin será salvo."  (Mateo 24:12-13 NVI)

No creo necesarias mas pruebas para demostrar que ante todas las cosas, amar y servir a Dios no es una religión. Es algo que va mucho más allá de lo que pueda escribir en estas líneas. Es una relación que se renueva y nos sorprende cada día, donde Dios trata con cada uno de forma diferente y donde las cosas se hacen por amor, no por obligación.

"Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada.
Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso.
El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta."  (1 Corintios 13:1-7 NVI)

Al final del día todo trata de amor:

"Si alguien se cree religioso pero no le pone freno a su lengua, se engaña a si mismo, y su religión no sirve para nada. La religión pura y sin mancha delante de Dios nuestro padre es ésta: atender a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y conservarse limpio de la corrupción del mundo."  (Santiago 1: 26-27 NVI)

Acá dejo una excelente prédica de Mark Driscoll que deja muy clara la diferencia entre seguir una religión y seguir a Jesús. Es algo que recomiendo encarecidamente ver:

miércoles, 4 de abril de 2012

El camino, la verdad y la vida

¿Cómo es el camino?

FE -> CONVENCIMIENTO -> OBRAS

FE: Creo en Dios. No puedo verlo cara a cara. No tengo su facebook , ni su foto. Pero creo.

"Dichosos los que no han visto y sin embargo creen." (Juan 20:29b NVI)

FE: Creo que Dios creó este planeta, el universo, todas las cosas que me rodean y a mí mismo.

"Porque desde la creación del mundo las cualidades invisibles de Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza divina, se perciben claramente a través de lo que Él creó, de modo que nadie tiene excusa." (Romanos 1:20 NVI)

FE: Como raza, los seres humanos nos hemos apartado de Dios. No queremos acercarnos a Él. Sabemos que existe, pero lo negamos. Aunque es evidente, nos excusamos en nuestros razonamientos y filosofías.

Todo lo anterior son actos de fe. Hasta este momento, hemos tomado una decisión racional de creer.

La fe es un ejercicio de la razón. No puede haber fe sin razón.

La vida, el mundo, nos ofrece muchas ideas que no podemos comprobar por nuestros propios medios. Debemos examinar las evidencias, meditar y tomar una decisión.

Constantemente, todo el tiempo, estamos haciendo uso de nuestra fe. Si ponemos nuestra fe en lo que dice la Biblia y creemos, hemos dado un gran paso, pero no es suficiente.

"¿Tu crees que hay un sólo Dios? ¡Magnífico! También los demonios creen, y tiemblan"

FE: Creo en Dios, creo que Dios ha establecido leyes que debemos respetar y obedecer. Cuando desobedecemos las leyes de Dios, se le llama pecado. Hasta un niño sabe que infringir la ley tiene consecuencias. ¿Te arriesgarías a conducir un automóvil sin licencia?

Dios es extremadamente justo. No puede perdonarnos "porque si". De hacerlo estaría yendo contra su propia ley. Si un diputado va a exceso de velocidad, debe pagar una multa como todo ciudadano, aunque él mismo haya propuesto esa ley. A diferencia de los diputados y senadores, Dios no quebranta su propia ley. Él juzga con justicia.

FE: Dios creó al hombre sin pecado (es decir, originalmente el hombre no había quebrantado la ley de Dios). No obstante le dió la capacidad de decidir. Le dijo claramente lo que ocurriría si desobedecía, pero no le obligó a obedecerDios no hace robots.

"Puedes comer de todos los árboles del jardín, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no deberás comer. El día que de él comas, ciertamente morirás." (Génesis 2:16 - 17 NVI)

Al desobedecer el hombre, el pecado entró en la raza humana. Dios, por lo tanto, debe actuar con justicia: juzgar y sentenciar.

"Por cuanto le hiciste caso a tu mujer, y comiste del árbol que te prohibí comer, ¡maldita será la tierra por tu culpa!
Con penosos trabajos comerás de ella todos los días de tu vida.
La tierra te producirá cardos y espinas y comerás hierbas silvestres.
Te ganarás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la misma tierra de la cual fuiste sacado. Porque polvo eres y al polvo volverás."
(Génesis 3:17 - 19 NVI. Énfasis añadido)

Hasta este punto todo es fe. Debes examinar la evidencia, examinar el mundo y examinarte a ti mismo. ¿Tiene sentido todo esto? ¿No te dá la sensación de que algo no anda bien en este mundo? ¿Acaso no llegas a pensar, luego de ver CNN y el canal 24 horas que realmente este planeta tiene una maldición? ... Sigue leyendo.

Cuando llegamos a este punto, la fe lleva a un convencimiento: Soy un pecador. No importa cómo, pero de alguna manera se que estoy constantemente desobedeciendo a Dios. Creo que estoy en problemas.

En este punto, una gran mayoría de personas toma el siguiente camino: Comienzan a hacer cosas "buenas" y en algunos casos buscan a toda costa obedecer la ley. En algunos casos llegan a memorizarla completamente y se esfuerzan por cumplirla al 100%. A esto se le llama religión.

La religión no es más que un esfuerzo del hombre para justificarse por sus propios méritos ante Dios.

El problema es que nadie es capaz de cumplir la ley al 100%. ¿No me crees? mira a los religiosos... ¿Quién confía en ellos?

Cuando cometes una infracción de tránsito y un carabinero te pasa un parte, el parte dice "Infracción a la ley de tránsito". Aunque hayas cometido sólo una infracción, has infringido toda la ley. Con la ley de Dios pasa exactamente lo mismo.

"Porque el que cumple con toda la ley pero falla en un sólo punto ya es culpable de haberla quebrantado toda." (Santiago 2:10 NVI)

CONVENCIMIENTO: Soy incapaz de sumplir al 100% la ley de Dios. Merezco el juicio y la sentencia. El lo que corresponde.

Aunque a partir de este punto comenzáramos a hacer lo que la ley exige y lo hiciéramos al 100% ¿Qué mérito tendríamos? Sólo estaríamos haciendo lo que nos corresponde hacer. ¿Que pasa con todos nuestros pecados anteriores? Ahí están. Siguen esperando el juicio y la sentencia.

"Por tanto, nadie será justificado en presencia de Dios por hacer las obras que exige la ley; más bien, mediante la ley cobramos conciencia del pecado." (Romanos 3:20 NVI)
¿Que hacemos? ... ¡Vámonos para la casa! ... Si en realidad todo llegara hasta aquí, nada tendría sentido. Muchos de los "grandes críticos" de Dios han llegado hasta este punto. Dicen que Dios es malvado porque tiene una lista de cosas que no quiere que hagas y que te enviará al infierno si las haces. Pero esto no termina aquí. Sigue leyendo.

Si queremos continuar, necesitamos ayuda. Si estamos convencidos de nuestro pecado, y realmente queremos cambiar esta situación, necesitamos desesperadamente que alguien nos ayude.

Dios nos ama. Por algo nos creó. A pesar de nuestra mala decisión, Él quiere que nos "enderecemos" y vivamos con Él.

"Tan cierto como que yo vivo -afirma el SEÑOR omnipotente-, que no me alegro con la muerte del malvado, sino con que se convierta de su mala conducta y viva." (Ezequiel 33:11 NVI)

Por lo tanto, Dios mismo ha decidido darnos un héroe que pueda salvarnos de este problema. Ya que Él conoce la ley a la perfección, también es capaz de cumplirla a la perfección.

"Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él." (Juan 3:16 - 17  NVI. Énfasis añadido)

Es simple: El juez juzgó, y dictó sentencia. Pero inmediatamente metió su mano al bolsillo y pagó nuestra multa. ¡Hey! la multa no es cualquier cosa. El Hijo de Dios (Jesús) debió pagar con su propia vida nuestro pecado.

"Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados." (Isaías 53:5 NVI. Énfasis añadido)

FE: Creo que Jesús pagó el precio por mis pecados. Creo que sólo Él podía pagar esa deuda que yo tenía con la justicia de Dios.

A partir de este momento tomamos conciencia de nuestra posición:

PECADOR + JESÚS = PERDONADO

Ok. ¡Perfecto! pero esto es sólo el comienzo. A partir de ahora debemos cambiar nuestra forma de vivir. Si antes de este momento vivíamos en desobediencia ¡Qué mejor momento para empezar a obedecer!

OBRAS: Dejo de hacer lo que va en contra de la ley de Dios y desde ahora en adelante seré obediente a la ley.

¿Pero si fallo? ¿Que pasa si a pesar de todo vuelvo a cometer un error?

"Pero si alguno peca, tenemos ante el Padre a un intercesor, a Jesucristo, el Justo." (1Juan 2:1 NVI) 

FE: Creo que Jesús es mi abogado y el me librará del castigo que merezco porque ya pagó el precio.

OBRAS: Pido perdón a Dios por haber pecado. Me arrepiento y no vuelvo a cometer ese error.

El arrepentimiento es la acción continua de abandonar un mal hábito, tomando conciencia de que es un mal hábito y haciendo lo necesario para erradicarlo.

OBRAS: Pero no debo abusar de esto ya que de ser así estoy despreciando a Jesús.
"Si después de recibir el conocimiento de la verdad pecamos obstinadamente, ya no hay sacrificio por los pecados. Sólo queda una terrible expectativa de juicio, el fuego ardiente que ha de devorar a los enemigos de Dios. Cualquiera que rechazaba la ley de Moisés moría irremediablemente por el testimonio de dos o tres testigos. ¿Cuanto mayor castigo piensan ustedes que merece el que ha pisoteado al Hijo de Dios, que ha profanado la sangre del pacto por la cual había sido santificado, y que ha insultado al Éspíritu de la gracia? Pues conocemos al que dijo 'Mía es la venganza, yo pagaré'; y también 'El Señor juzgará a su pueblo' ¡Terrible cosa es caer en manos del Dios vivo!" (Hebreos 10:26 - 31 NVI. Énfasis añadido)

Por lo tanto, debemos mantener este círculo contínuo (el camino)

Si nos mantenemos en este camino, podemos estar seguros de que Jesús está intercediendo por nosotros.

"Pero estrecha es la puerta y angosto el camino que conduce a la vida, y son pocos los que la encuentran" (Mateo 7:14 NVI)
Lo mejor de todo es que todo este esfuerzo no lo hacemos solos. Dios nos ama tanto que ha querido ayudarnos a permanecer en el camino. Su Éspíritu Santo esta con nosotros para aydarnos a diferenciar lo correcto de lo incorrecto y de esta forma mantenernos por el camino estrecho.

"Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les hará recordar todo lo que les he dicho." (Juan 14:26)

Al final, todo se reduce a un acto de amor. Dios te ama y ha hecho todo esto (y más) por ti. Hay mucho, mucho más; pero debería escribir un y libro, y eso sería bastante torpe de mi parte porque ese libro ya está escrito: La Biblia. Tiene todo lo que necesitas.

¿Quieres estar seguro de estar obedeciendo la ley de Dios? Recuerda siempre esto:

"Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente. Éste es el primero y el más importante de los mandamientos. El segundo se parece a éste: Ama a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas." (Mateo 22:37 - 40 NVI)

lunes, 2 de abril de 2012

Con el cuchillo en lo alto

La vida en Fe no es un camino de rosas. Al fin y al cabo es vida, en este planeta, el mismo suelo, el mismo aire, las mismas leyes de gravedad y termodinámica. Estamos acá, pero nuestro hogar está en lo alto. Estamos "de pasada", con la misión de invitar a quienes más podamos a vivir eternamente.

Pero tal como decía, no es un camino de rosas. Hay pruebas, y muchas. Dios prueba nuestra Fe ya que de otro modo esta no crecería. Del mismo modo que un atleta pone a prueba sus capacidades físicas para ir mejorándolas, nuestra Fe debe ejercitarse en la prueba para ir creciendo.

Hay pruebas más dolorosas que otras. Muchas personas lamentablemente no comprenden este hecho y terminan mal, no entendiendo que el esfuerzo y la valentía son características apreciadas y premiadas por Dios.

"Sé fuerte y valiente, porque tú harás que este pueblo herede la tierra que les prometí a sus antepasados. Sólo te pido que tengas mucho valor y firmeza para obedecer toda la ley que mi siervo Moisés te mandó" (Jos 1:6-7 NVI)

En Apocalipsis, Jesús hace especial enfásis en mostrar que los vencedores recibirán la recompensa (ver mensajes a las 7 Iglesias). Vencedores son aquellos que perseverando en la Fe han superado las pruebas y vencido la adversidad.

Según yo, la prueba más grande es perder a quien amamos. Da lo mismo las circunstancias, da lo mismo de quien se trate, pero la pérdida del ser amado es quizá el golpe más intenso que puede recibir nuestra Fe. Nadie en sus cabales apreciará más una posesión material que la persona amada. Nadie que ame a una persona puede resignarse a perderla sin pataelar (o si no, ¿para que le ama?). Desde mi punto de vista, la prueba del corazón es el magnum opus de las pruebas de Fe.

¿Acaso existe dolor más grande que la pérdida del ser amado? Millones de canciones y poemas hablan del dolor del corazón, de un amor terminado, de un hijo perdido, de una madre que ya no está. Miles de canciones hablan del vacío que queda en el corazón y la desesperanza habida al no poder encontrar aquello que tanto anhelamos.

Ahora bien imagina esto: Sabes que vas a perder a esa persona. Sabes que tienes la opción de evitarlo, pero tu Fe dicta que debes dar el paso y perderla. ¿que hacer?

Abraham fue la persona que se vio en este aprieto. El primer caso documentado de Fe puesta a prueba en el magnum opus de las pruebas. Su historia no deja lugar a dudas que su Fe era inquebrantable y su obediencia iba más allá de lo humanamente comprensible:


"Pasado cierto tiempo, Dios puso a prueba a Abraham y le dijo:
- ¡Abraham!
- Aqui estoy -respondió
Y Dios le ordenó:
- Toma a tu hijo, el único que tienes y al que tanto amas, y ve a la región de Moria. Una vez allí, ofrécelo como holocausto en el monte que yo te indicaré.
Abraham se levantó de madrugada y ensilló su asno. También cortó leña para el holocausto y, junto con dos de sus criados y su hijo Isaac, se encaminó hacia el lugar que Dios le había indicado. Al tercer día, Abraham alzó los ojos y a lo lejos vio el lugar. Entonces le dijo a sus criados:
- Quédense aquí con el asno. El muchacho y yo seguiremos adelante para adorar a Dios, y luego regresaremos junto a ustedes.
Abraham tomó la leña del holocausto y la puso sobre Isaac, su hijo; él, por su parte, cargó con el fuego y el cuchillo. Y los dos siguieron caminando juntos.
Isaac le dijo a Abraham:
- ¡Padre!
- Dime, hijo mío.
- Aquí tenemos el fuego y la leña -continuó Isaac-; pero ¿dónde está el cordero para el holocausto?
- El cordero, hijo mío, lo proveerá Dios. -le respondió Abraham.
Y siguieron caminando juntos.
Cuando llegaron al lugar señalado por Dios, Abraham construyó un altar y preparó la leña. Después ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar, encima de la leña. Entonces tomó el cuchillo para sacrificar a su hijo, pero en ese momento el ángel del SEÑOR le gritó desde el cielo:
- ¡Abraham! ¡Abraham!
- Aquí estoy -respondió.
- No pongas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas ningún daño -le dijo el ángel-. Ahora sé que temes a Dios, porque ni siquiera te has negado a darme a tu único hijo.
Abraham alzó la vista y, en un matorral, vio un carnero enredado por los cuernos. Fue entonces, tomó el carnero y lo ofreció como holocausto, en lugar de su hijo. A este sitio Abraham le puso por nombre "El SEÑOR provee." Por eso hasta el día de hoy se dice "En un monte provee el SEÑOR."
El ángel del SEÑOR llamó a Abraham por segunda vez desde el cielo, y le dijo:
- Como has hecho esto, y no me has negado a tu único hijo, juro por mí mismo -afirma el SEÑOR- que te bendeciré en gran manera, y que multiplicaré tu desendencia como las estrellas del cielo y como la arena del mar. Además tus desendientes conquistarán las ciudades de sus enemigos. Puesto que me has obedecido, todas las naciones del mundo serán bendecidas por medio de tu desendencia." (Génesis 22:1-18 NVI).

Imagino (guardando las proporciones, ya que no tengo hijos) el terrible dolor que sintió Abraham al recibir esta orden. Imagino su cuestionamiento interno... lo imagino desvelándose esa noche, con el corazón destrozado al saber que al día siguiente vería a su hijo vivo por última vez. Pienso en la angustia del pobre Abraham al ver salir el sol esa mañana.

Pero no se quejó. No hay registro de que lo haya hecho. Obedeció con el corazón oprimido, caminando lento, apretando los dientes.

Imagino esa caminata a solas con su hijo, rumbo al monte, conversando de la vida y de tantas cosas que la curiosidad del pequeño le hacía preguntar. Quizá caminaban de la mano y Abraham la apretaba con ternura. Quizá de vez en cuando acariciaba sus cabellos, sabiendo que lo estaba haciendo por última vez. La obediencia absoluta es dolorosa. Muchas veces el propósito es incomprensible... ¿por qué su hijo? ¿por que matarlo? ¿por que en ESE monte?

El pobre Abraham caminaba angustiado, apretaba los dientes. El pequeño Isaac caminaba inocente, quizá perisiguiendo a algún insecto, quizá preguntando el nombre de las cosas.

Abraham podría haberse evitado ese dolor. Podría haber ensillado un camello durante la noche y huido a tierras lejanas. Podría haber ignorado la voz de Dios, gritarle algunos improperios "¡COMO SE TE OCURRE QUE VOY A MATAR A MI HIJO.. QUE TE HAS IMAGINADO!" o quizá algo peor. Pero decidió obedecer. Decidió confiar. Decidió creerle al mismo que tiempo atrás le había prometido el nacimiento del mismo hijo que ahora iba a sacrificar. De alguna forma, Abraham había comprendido el concepto de que Dios no se ajusta a lógicas humanas y que la verdadera Fe es la obediencia absoluta a la voluntad de Dios.

Muchas veces no comprendemos el por que ni el para que de nuestro dolor. Muchas veces no entendemos por que debemos entregar a esa persona tan amada. Dios tenía un plan para Abraham. Un plan tan grande que te involucra a ti y a mi. ¿Que si Abraham no hubiera obedecido? ¿Tendríamos acaso una oportunidad de reconciliarnos con Dios?

Abraham llegó al monte, ató a su hijo. Tomó el cuchillo en sus manos. Apretó los dientes y cerró los ojos. Quizá para grabar en su mente esa última imágen de su hijo vivo. La próxima vez que los abriera su hijo ya no estaría en este mundo y sus manos estarían manchadas con sangre de su sangre.

Esos segundos que estuvo con el cuchillo en lo alto deben haber parecido siglos. Por su mente deben haber desfilado esos momentos en que le fue anunciado el nacimiento de su hijo, la incredulidad de su esposa, la espera, la alegría de verlo nacer, sus primeras palabras, sus primeros pasos. Todo ya estaba entregado, todo ya estaba rendido.

Abraham lo hizo porque confiaba en Dios. Su confianza era tal que sabía que eso no iba a terminar así. Durante todo ese tiempo albergaba en su corazón una esperanza, quizá en su interior decía "a medio camino me va a decir que vuelva" o quizá pensaba que vendría otro hijo. Sea lo que sea, Abraham estaba total y absolutamente seguro de que Dios tiene todo bajo control, de que Dios no iba a dejar su promesa a medias, que Dios no le había venido con cuentos cuando le dijo que iba a ser padre de naciones. Dios no es hombre para andar mintiendo, Dios no necesita inventar mentiras.

Fe es confiar, Fe es creer, Fe es SABER que Dios tiene todo bajo control. Fe es la llave de la bendición. Porque cuando el cuchillo está en lo alto, y estamos apunto de sacrificar lo que más amamos en este mundo, Dios mismo interviene, Dios mismo provee, Dios mismo bendice. La única llave fue la Fe, la confianza, la obediencia. Aunque sea con el corazón destrozado, aunque sea apretando los dientes, aunque sea con los ojos nublados en lágrimas, aunque sea con la angustia oprimiendo el pecho.

"Ante la promesa de Dios no vaciló como un incrédulo, sino que se reafirmó en su Fe y dio gloria a Dios, plenamente convencido de que Dios tenía el poder para cumplir lo que había prometido. Por eso se le tomó en cuenta su Fe como justicia. Y esto de que "se le tomó en cuenta" no se escribió sólo para Abraham, sino también para nosotros. Dios tomará nuestra Fe como justicia, pues creemos en aquel que levantó de entre los muertos a Jesús nuestro Señor." (Romanos 4:20-24 NVI)
"Al que salga vencedor le daré el maná escondido, y le daré una piedrecita blanca en la que está escrito un nombre nuevo que sólo conoce el que lo recibe." (Apocalipsis 2:17 NVI)