viernes, 25 de mayo de 2012

Ingeniería, Belleza y Minimalismo

La naturaleza, la tierra, nosotros mismos somos una sublime obra de ingeniería.

Cuando uno observa un diseño, un automóvil por ejemplo, puede incluso intuir la personalidad del diseñador en las líneas. Observar detenidamente el diseño de un vehículo nos hace admirar y respetar al diseñador, permite incluso ponerse en su posición.... ¿que pasa cuando observamos el funcionamiento de una célula?

En este video se observa la transcripción del ADN a 
una proteína.

Nunca ha dejado de maravillarme la perfección de la naturaleza. Recuerdo que en mis días de universitario me deleitaba estudiando física y viendo cómo fenómenos aparentemente complejos se rigen por reglas muy simples. En esa época no creia en Jesús y tenía una visión bastante sesgada de Dios. No obstante, siempre me pareció ilógico concebir que tal grado de perfección pudiera obtenerse por mero azar.

Todo el universo puede reducirse a un puñado de partículas elementales agrupadas bajo ciertas estructuras y patrones. Hasta un escolar sabe que las cosas se componen de átomos; y a su vez estos de protones, electrones, neutrones, y estos a su vez de quarks, leptones, gluones y otras partículas que aún estan por descubrirse. Podría decirse sin errar mucho, que el universo no es mas que vacío y atómos.

Todo en la naturaleza irradia belleza. Todo en la naturaleza tiende a lo simple. Aún recuerdo cómo me llamó la atención el hecho de que la ecuación que rige la atracción gravitatoria y la ecuación que rige la atracción electrostática son tan similares y a la vez tan individuales como dos gotas de agua. Nunca ha dejado de sorprenderme tal nivel de reutilización de recursos, como si incluso en la definición de las leyes mismas que rigen el universo se buscara el minimalismo y la belleza.


Arriba: Ecuación de atracción electrostática. Abajo:Ecuación de atracción gravitacional. (Fuente: Wikipedia)

Quizá no todos esten de acuerdo con mi idea de que las matemáticas son hermosas. Aún cuando nunca me he destacado por mis capacidades algebraicas, no dejo de soprenderme y emocionarme ante la belleza y perfección de las ecuaciones. De cómo es posible que todos los fenómenos de la naturaleza pueden describirse con un puñado de variables y operaciones matemáticas.

"Las matemáticas son el alfabeto con el cual Dios ha escrito el universo" (Galileo Galilei)

Soy un apasionado por el diseño. Pésimo dibujante, pero admiro mucho el trabajo de los diseñadores. Particulamente disfruto el observar los diferentes diseños de estructuras, motos y autos. Me agrada mucho la electrónica, la informática y la ingeniería en general. Disfruto el resolver problemas, en generar soluciones, en diseñar algoritmos.

Una característica del ser humano, que llama poderosamente mi atención, es esa búsqueda constante de minimizar los recursos utilizados y perfeccionar sus obras. El ser humano es un ser creador. El ser humano tiene la tendencia natural a crear cosas. Nuestra inteligencia busca resolver problemas, busca crear, busca simplificar. Desde los comienzos de la historia, el ser humano ha ido creando diferentes invenciones, desde la rueda y la escritura hasta los viajes espaciales y la Internet, además ha ido descubriendo aplicaciones prácticas para los diversos materiales que encuentra en la naturaleza.

Simplemente tomamos las materias primas que están en la naturaleza, aplicamos nuestra inteligencia, y creamos nuevas cosas. Y nuestras creaciones tienden hacia lo simple, hacia lo práctico, hacia lo hermoso. No deja de sorprenderme el hecho de que el diseño incluso de artefactos como teléfonos celulares o las herramientas busquen la belleza. ¡Incluso las armas! esos artefactos diseñados para matar buscan la belleza ¡buscan ser agradables a la vista!

¿No te llama la atención que todo en la naturaleza tenga un uso práctico? ¿No te parece curioso que los metales sean sólidos a temperatura ambiente y líquidos a otras temperaturas? ¿No te parece fantástico el hecho de que los metales tienen la resistencia precisa para construir máquinas como motores y aviones? ¿Nunca te ha llamado la atención el hecho de que para cada enfermedad hay un remedio en la naturaleza? ¡Cuántas cosas están ahí aún por descubrirse como tesoros enterrados en la arena!

Uno de los elemtos claves en la ingeniería es la reutilización. Si desarmamos por ejemplo un automóvil, nos encontraremos con pequeñas pizas como tornillos, cables, tuercas, botones, ampolletas, mangueras, pistones, resortes, etc... todo tiende a ser práctico, modular. Todas las cosas que creamos buscan, de alguna forma, ser reutilizables. Yo mismo cuando escribo un programa busco generar código reutilizable. Busco, por un lado, generar códigos prácticos y sencillos, que puedan servir para resolver diferentes problemas según un contexto específico. También me gusta resolver el problema en la menor cantidad de líneas que sea posible y me gusta que el código sea... digamos.. "elegante". La programación es un arte en que se busca resolver la mayor cantidad de problemas con el menor esfuerzo. Dicen que los buenos programadores son flojos porque tratan de crear la menor cantidad de código y reutilizar una y otra vez el código existente.

De la misma forma ocurre en el Diseño Industrial. Así, por ejemplo, podemos ver que diferentes modelos de automóviles de un mismo fabricante tienen partes en común como el chasis, la planta motriz, el computador, el sistema de transmisión, el sistema de freno, etc. Todo tiende a ser reutilizado.

Aquí es donde llego a un punto bien interesante: El principio de estas cosas las podemos encontrar en la Biblia. Cuando Dios estaba creando la tierra, Él ordena que de la tierra surgan las plantas y los animales que la poblarían:

Y dijo Dios: "¡Que produzca la tierra seres vivientes: animales domésticos, animales salvajes, y reptiles, según su especie!" Y sucedió así. (Génesis 1:24 NVI)

Dios utilizó las materias primas que ya estaban en la tierra para crearnos. No se molestó en generar nuevas materias primas para generar vida, sino que reutiliza los materiales ya creados. Basta tomar un animal o una planta, secarlos y quedarán reducidos a polvo. Hasta un escolar sabe que la base de la vida es el carbono, sumado a algunos minerales como el potasio, hierro, nitrógeno.. etc. No hay materia prima que se encuentre exclusivamente en los seres vivos, pero si hay mucha materia prima de la tierra que no se encuentra en los seres vivos. Y finalmente cuando Dios crea al hombre, toma polvo de la tierra para formarle:

Y Dios, el Señor formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz hálito de vida, y el hombre se convirtió en un ser viviente. (Gen 2:7 NVI)

El sencillo principio de la reutilización de materias primas es aplicado por el Ingeniero de Ingenieros. Al crear la tierra, Dios había establecido las materias primas necesarias para que hubiera vida. Estas materias primas no están aquí por azar. Fueron puestas con un propósito, un objetivo en mente. Incluso las proporciones de las materias primas han sido establecidas cuidadosamente, de modo que exista un equilibrio exacto no solo para la existencia de vida, sino también (y ésto es lo interesante): para que existieran suficientes materiales como para que el hombre se dedique a la creación de cosas.

Observando un poco más allá de los minerales y componentes básicos de la vida, encontramos un segundo nivel de reutilización: El diseño.

A muy grandes rasgos, la vida se divide en dos grandes grupos: Los vegetales, que tienen la capacidad de sintetizar los componentes necesarios para mantenerse vivos directamente de su entorno y los animales que obtienen los componentes necesarios para mantenerse vivos absorviéndolos desde otros seres vivos.

No obstante, en ambos grupos se observan ciertos elementos comunes que se utilizan para formarlos: Aminoácidos, proteínas, ARN, ADN, etc. A un nivel muy general un organismo vivo, sin importar su origen, puede reducirse a un "montón" de componentes escenciales que lo conforman. A un nivel mayor, lo que distingue una especie de otra es la disposición y cantidad de estos componentes. Un progamador diría que todos los programas se pueden reducir a línes de código y todas las líneas de código a sentencias. Lo que distingue un programa como "Word" de otro como "Excel" no es más que la cantidad y distribución de estas sentencias.

Algunas palabras reservadas del lenguaje de programación Java.
Con estas palabras pueden escribirse programas tan diferentes como 
juegos, herramientas de cálculo científico o aplicaciones de negocio.


Centrándonos por ahora sólo en el reino animal, y avanzando un nivel más arriba, podemos encontrar estructuras y componentes similares que nuevamente se repiten una y otra vez en las diferentes especies. Encontramos hígados, estómagos, corazones, cerebros, ojos, pulmones, etc. Nuevamente un diseño básico se repite una y otra vez, variando la implementación pero mantiendo la estructura y funcionalidad del diseño.

La reutilización llega a tal punto, que muchas especies comparten gran parte del ADN. Del mismo modo que programas similares comparten muchas líneas de código, muchas especies comparten gran parte del código que les define. ¿No es esto curioso?

Voy a poner un ejemplo simple. Supongamos que tengo un programa que canta. Luego llega un cliente y me pide un programa que cante y baile. No escribiré nuevamente el código que canta, sino que tomaré ese código y lo incluiré en el nuevo programa agregándole solo el código necesario para que baile. Luego, si un segundo cliente me pide un programa que cante, baile y aplauda; nuevamente tomaré el código del programa anterior y le agregaré solo lo necesario para incorporar la nueva funcionalidad. El código genético funciona de forma muy similar. Por eso compartimos tanto ADN con otras especies. El diseñador no se molestó en escribir nuevo código, sino que siempre se basó en el existente.

Cuando Dios crea al hombre, sigue los mismos principios de diseño que había utilizado para el resto de la creación. No se molesta en crear nuevas estructuras desde cero, sino que reutiliza los diseños previos y agrega lo necesario para esta nueva creación. El cuerpo del ser humano sigue manteniendo casi las mismas estructuras que las del resto de la creación. No obstante hay una sutil diferencia.

y dijo: "Hagamos ser humano a nuestra imagen y semejanza. Que tenga dominio sobre los peces del mar, y sobre las aves del cielo; sobre los animales domésticos, sobre los animales salvajes, y sobre todos los reptiles que se arrastran sobre el suelo." (Génesis 1:26 NVI)
Y Dios, el Señor formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz hálito de vida, y el hombre se convirtió en un ser viviente. (Génesis 2:7 NVI)

Pese a que Dios utilizó los mismos materiales y componentes para el cuerpo, en lugar de sólo dar la orden de que existiera el ser humano, Él mismo sopló el aliento de vida en el hombre. Dios dotó al hombre de un espíritu que le da una característica única: Tiene algo, un "trozo" de Dios dentro de si. Este espíritu es lo que da al ser humano características únicas como imaginar y crear (entre otras), pero por sobre todo, este espíritu tiene la capacidad de entrar en comunicación con Dios y tener comunión con él. Lamentablemente esto no ocurre todo el tiempo (por motivos que estan fuera del alcance de este artículo). No obstante está ahí, listo para entrar en comunión con su creador. La próxima vez que te preguntes que nos hace tan especiales piensa en esto. La próxima vez que baje tu autoestima, recuerda estas palabras.

Hemos heredado ese ADN espiritual; y si hay algo que nos distingue de todos los seres de la creación es esa capacidad no sólo de crear cosas nuevas, sino también de mejorar lo que hemos creado, de buscar la belleza. A pesar de nuestro pecado, de nuestra imperfección, seguimos buscando la belleza y la perfección, como si en lo más profundo de nuestro ser una parte de nosotros buscara parecerse lo más posible a Dios, del mismo modo que un hijo busca parecerse a su padre.

Recuerdo cuando niño que jugaba a construir televisores y motores con cartones, botellas y otros objetos. Observaba cuidadosamente los televisores abiertos en el taller de mi padre y los automóviles abiertos en el patio de la casa. Trataba de construir todo lo que veía, y buscaba la belleza, la perfección. Torpemente, claro está, pero lo hacía con afán, sabiendo que algún día podría alcanzarla. Del mismo modo, el ser humano aún busca parecerse a su Padre, tratando de ser un creador, de diseñar, de construir, de reutilizar, de simplificar, como si uno de los propósitos de nuestra existencia fuera ese.

Muchas personas me han preguntado ¿puedes darme una prueba de la existencia de Dios? Cuando les cuento mi testimonio personal, me responden diciendo que necesitan algo más concreto, algo más palpable. Mi única respuesta entonces sería esta: recurre a la ciencia. Escudriña la naturaleza, observa lo alto del cielo y la bajo del suelo, observa la perfección y belleza de las bacterias y los ojos de la mujer amada. ¿Cómo es posible tanta perfección? ¿Cómo es posible tanta economía de diseño? ¿Cómo es posible que incluso seamos capaces de apreciar tanta belleza? Es como si todo el universo hubiera sido creado con propoósito de ser admirado y disfrutado.

¿Te has detenido a mirar un atardecer? ¿Te has detenido a observar las hojas de los árboles? ¿Has observado la belleza de tu sistema circulatorio? ¿Te has asombrado con las ecuaciones de la física cuántica? ¿Te has soprendido con la óptica y sus aplicaciones?

Vivimos sobre la obra de ingeniería más perfecta que existe. Nó sólo porque cumple a la perfección con los más elaborados patrones de diseño, sino también por su belleza. Es posible incluso apreciar la personalidad del creador, quien no solo se preocupa de la eficiencia, sino también del buen gusto y la estética.

Dios hizo todo hermoso en su momento, y puso en la mente humana el sentido del tiempo, aun cuando el hombre no alcanza a comprender la obra que Dios realiza de principio a fin. (Eclesiastés 3:11 NVI)

La próxima vez que veas las estrellas, recuerda que nuestro planeta está ubicado estratégicamente en un extremo de la galaxia, alejado de las poderosas reacciones del centro y justo en un lugar donde puede apreciarse sin estorbo la grandeza del universo. Fuimos dejados a propósito en este lugar, a fin de estudiarlo, comprenderlo, disfrutarlo, maravillarnos y cuidarlo.

Los cielos cuentan la gloria de Dios, el firmamento proclama la obra de sus manos. (Salmos 19:1 NVI)

miércoles, 16 de mayo de 2012

Nunca nadie me lo dijo

Crecí en una familia cristiana, de corte evangélico. Devoción no es una palabra que nos caracterizara. Recuerdo la última vez que fuimos a una iglesia debe haber sido en 1984 o 1985. La encontramos quemada, hecha cenizas. Es el último recuerdo que tengo de una iglesia en mi infancia.

Me enseñaron a dar gracias a Dios antes de comer, a leer la biblia, a no robar, ni mentir, a respetar a los demás y respetarme a mi mismo, pero nunca me dijeron que Cristo había muerto y resucitado para pagar el precio de mis pecados. Nunca nadie me dijo que Jesús era el Hijo de Dios que había venido a este mundo a pagar el precio de todos nuestros pecados sólo por amor, para que así puediéramos volver a tener paz con Dios y nosotros mismos.

El tiempo me enseño a mentir, a robar, a destruirme a mi mismo. Nunca nadie me dijo que en Jesús encontraría las fuerzas necesarias para resistir toda tentación. Durante muchos años luché con mis propias fuerzas, en base a mi propia filosofía para tratar de no ser como los demás. Me escondí en las doctrinas políticas más raras que encontraba, pero no lograba encontrar paz.

Nunca nadie me dijo que ese vacío interior podía ser llenado sólo pidiendo a Jesús que lo hiciera. Traté de llenarlo con violencia, filosofía, alcohol, drogas, sexo. Traté durante años de escapar de mi mismo. Busqué ganar más y más dinero para así conseguir más cosas. Pensaba que algún día una mujer se enamoraría de mi y todo cambiaría.

Pero siempre despertaba con esa sensación de vacío. Cada vez que se me quitaba la resaca pensaba "¿esto es todo?". No podía convencerme que lo mejor que podía ofrecerme la vida era un dolor de cabeza, los oídos zumbantes, un escozor en la entrepierna y boca seca.

Nunca nadie me dijo que Dios existía y ayudaba, nunca nadie me dijo que Él podía ayudarme a tomar las decisiones correctas. Por lo tanto me dejé llevar por mi codicia y fui estafado. Descubrí que aunque el dinero no es todo en la vida, su ausencia provoca daños fuertes.

Nunca nadie me dijo que Jesús vino a liberar a los cautivos, que aún en mi estado Él podía echar todo por tierra y hacer nuevas las cosas. Recuerdo una mañana en que estaba desesperado buscando trabajo. Había jugado todas mis cartas y me quedaba dinero suficiente como para un mes de renta. Recuerdo de verdad sentirme atrapado en mi propio juego. Me acordé de mi infancia, me acordé de esa iglesia quemada y cómo esas personas adoraban y glorificaban a Dios a pesar de su desgracia.

"Dios  -dije-... No sé si existes. No sé si estas ahí, pero si de verdad existes... necesito un trabajo y lo necesito ahora..."


Nunca antes había dicho algo con tanta sinceridad. Ahí estaba, solo, en mi departamento, sin amigos, sin familia, sin polola, sin moto, sin muebles, sin dinero. Nunca antes me había sentido tan desnudo y tan desamparado. ¡Estaba hablando sólo! Colgado de una red wi-fi me puse a enviar currículums... lancé mis dados.


Dos horas después me llamaron de Lanix Chile... y aquí sigo hoy...

Nunca nadie me dijo que Dios puede dar pruebas de su existencia. Nunca nadie me dijo que Dios nos ama. Nunca nadie me dijo que Dios restaura las vidas de quienes lo permiten.

Recuerdo la incomodidad del primer día en la iglesia. Sentirse observado, sentirse solo, sentirse extranjero. Darse cuenta de la imperfección de la obra humana, de la falta de calidez y afecto de los cristianos. Quise huir, pero me quedaba algo de orgullo y dignidad, asi que decidí permanecer ahí, muy a mi pesar.

"Él cumplió su parte -dije- Ahora me toca a mí cumplir la mía"

Nadie me dijo nunca que Dios premia la fidelidad. Nadie me dijo nunca que Dios te habla personalmente. Nadie me dijo nunca que Dios no vive en las iglesias y que puedes llamarlo desde cualquier lugar.


Creí haber recuperado todo, el dinero, la moto, la estabilidad. Comencé a volver a mis andanzas, comencé a dejar de cumplir mi parte.

Nadie me dijo nunca que Dios nos cuida, que Él mismo vela por nosotros y nos mantiene a resguardo de aquello que nos hace daño. Nadie me dijo nunca que Dios respeta nuestras decisiones, que no nos obliga a obedecerle.

Mi corazón estaba destrozado. Nunca había amado a alguien de esa manera. Nunca había dado todo por una mujer, jamás me habían despreciado y destruido de esa forma. Conocí el caos de un corazón destrozado, de un alma decepcionada.

Nunca nadie me dijo que Dios corresponde nuestra rabia con silencio. Nadie nunca me dijo que Dios pone la otra mejilla cuando lo abofeteas, nunca nadie me dijo que el único camino para llegar a Dios es Jesús.

Y ahí estaba, en el suelo, llorando desesperadamente. Deseaba la muerte, deseaba dormir por siempre, deseaba escapar de mí mismo, deseaba con todas mis fuerzas llenar ese vacío oscuro y terrible que sentía en mi interior.

"Jesús.... Jesús.... - decía entre sollozos- . . .Jesús... Jesús"

Mis lágrimas mojaron el plumón, las sábanas, el colchón y mi ropa. Gotas y gotas caían desde mis ojos como la lluvia en una tormenta. Estaba en el suelo, ni siquiera podía levantar mi cara.

Nunca nadie me dijo que Jesús restaura vidas. Nunca nadie me dijo que Jesús perdona. Nunca nadie me dijo que Jesús puede tomar una vida hecha pedazos y construir una nueva.

Fue el primer día de mi vida.

Uno de los fariseos invitó a Jesús a comer, así que fue a la casa del fariseo y se sentó a la mesa. Ahora bien, vivía en aquel pueblo una mujer que tenía fama de pecadora. Cuando ella se enteró de que Jesús estaba comiendo en la casa del fariseo, se presentó con un fraco de alabastro lleno de perfume. Llorando, se arrojó a los pies de Jesús, de manera que se los bañaba en lágrimas. Luego se los secó con los cabellos; también se los besaba y se los ungía con el perfume.

Al ver esto, el fariseo que lo había invitado dijo para sí: "Si este hombre fuera profeta, sabría quien es la que lo está tocando, y que clase de mujer es: una pecadora."

Entonces Jesús le dijo a manera de respuesta:

- Simón, tengo algo que decirte.

- Dime, Maestro -respondió.

- Dos hombres le debían dinero a cierto prestamista. Uno le debía quinientas monedas de plata, y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagarle, les perdonó la deuda a los dos. Ahora bien, ¿cuál de los dos lo amará más?

- Supongo que aquel a quien más le perdonó -contestó Simón.

- Has juzgado bien -le dijo Jesús.

Luego se volvió hacia la mujer y le dijo a Simón:

- ¿Ves a esta mujer? Cuando entré en tu casa, no me diste agua para los pies, pero ella me ha bañado los pies en lágrimas y me los ha secado con sus cabellos. Tú no me besaste, pero ella, desde que entré, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con aceite, pero ella me ungió los pies con perfume. Por esto te digo: si ella ha amado mucho, es que sus muchos pecados le han sido perdonados. Pero a quien poco se le perdona, poco ama. Entonces le dijo Jesús a ella:

- Tus pecados quedan perdonados.

Los otros invitados comenzaron a decir entre sí: "¿Quién es éste, que hasta perdona pecados?"

- Tu fe te ha salvado -le dijo Jesús a la mujer-; vete en paz.
(Lucas 7:36-50 NVI)

Nunca nadie me dijo que Dios perdona....