viernes, 28 de junio de 2013

Hasta pronto hermano Yiye!

Desde esta página quiero dar un humilde homenaje a un siervo de Dios que sin saberlo, fue parte de que quien escribe tuviera acceso a la vida eterna.

Fue a mediado de los 70 que un grupo de "volados" (fumadores de marihuana) estaban haciendo de las suyas en el Parque O'Higgins, en Santiago de Chile.

"Extrañamente" esa tarde coincidía con una campaña evangelística de Yiye, y por esa incomprensible misericordia de Dios, estos jóvenes marihuaneros fueron alcanzados por el mesaje y entregaron sus vidas a Jesús.

Poco a poco, el resto de la "pandilla" fue convirtiéndose a Jesús, hasta que llegó el día en que se reunían bajo los postes de alumbrado público no a fumar marihuana, sino a alabar a Dios y leer la Biblia. Fue en ese grupo que mi padre conoció a Jesús y en una fría tarde de 1976 o 77 se bautizó en una pequeña piscina plástica en el patio de una casa.

Hoy toda mi familia ha entregado su vida a Cristo y mis sobrinos van por ese camino. Sinceramente mi anhelo es llegar a ser un siervo y que mis hijos (cuando los tenga) también sirvan a Dios.

Cuando pienso en esto y en las circunstancias de cómo llegó el evangelio a mi vida, luego de casi ahogarme en un mar de pecados, no puedo sino emocionarme al leer en la escritura:

"Al SEÑOR tu Dios le pertenecen los cielos y lo más alto de los cielos, la tierra y todo lo que hay en ella. Sin embargo, él se encariño con tus antepasados y los amó; y a ti, que eres su descendencia, te eligió de entre todos los pueblos, como lo vemos hoy. Por eso, despójate de lo pagano que hay en tu corazón, y ya no seas terco." (Deuteronomio 10:14-16 NVI)

No dejo de agradecer a Dios por sus siervos, por aquellos hombres y mujeres que sin miedo al "qué dirán", ni al ridículo, ni al rechazo. ¡Debemos levantar una nueva generación de predicadores! La única forma de honrar la memoria de los siervos de Dios es continuando su labor.

¡Nos vemos pronto hermano!

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