lunes, 12 de marzo de 2012

Un viaje con estilo... y para valientes

El cristianismo no es para cobardes.

Se necesita tener las "pelotas" bien puestas para aceptar que tu vida es un desastre, agachar la cabeza y reconocer que Jesucristo es el Señor.

La vida cristiana se asemeja a un viaje en moto: Es una experiencia maravillosa sentir el viento en tu cara, el rugir del motor, el paisaje maravilloso rodeándote y esa sensación de estar volando. La libertad y la velocidad son patentes porque el conductor es uno solo con su moto.

Del mismo modo, la vida del cristiano es un andar libre, con el viento apacible del Espíritu Santo soplando contínuamente  en su rostro y un gozo que realmente da la sensación de estar volando.

Cuando uno viaja en una moto, existe una fuerza que le sostiene en equilibrio. Esta fuerza es conocida como efecto giroscópico, que actúa sólo cuando la moto se mantiene en movimiento. En si, el efecto es inexplicable sin la ayuda de la física (cosa de la que no vamos a tratar ahora :-P).

Quedémonos con esta idea: La moto es sostenida por una fuerza que actúa cuando está en movimiento.

Cuando eres cristiano, hay una fuerza que sostiene tu vida. Puedes avanzar hacia adelante porque algo te sostiene: la Fe.

Quedémonos con esta idea: El cristiano es sostenido por una fuerza que actúa cuando está en movimiento.

Cuando vas en moto y se te cruza un autmóvil, lo último que se te recomienda es quedarte mirándolo. Donde estan tus ojos estará tu moto. Si te quedas mirando el auto te estrellarás contra el. Si miras en otra dirección, instintivamente te desviarás del camino y te salvarás de la condición. Por lo tanto la vista debe estar fija en el objetivo y los obstáculos se esquivarán como un efecto natural.

Cuando eres cristiano y se te cruza el pecado, lo último que se te recomienda es quedarte mirándolo. Donde estan tus ojos estará tu corazón. Si te quedas mirando el pecado, te estrellarás con el pecado. Si miras en otra dirección, te desviarás del camino y esquivarás el pecado. Por lo tanto la vista debe estar fija en Cristo y el pecado se esquivará como un efecto natural.

Una moto tiene un asiento para acompañante. Un buen paseo por la carretera es mucho mejor cuando vas con una linda chica abrazándote por atras.

Dios nos creo para estar acompañados. La vida cristiana es mucho mejor cuando la compartes con una linda chica a la cual abrazar y amar.

Hago este paralelo porque ambas formas de viajar no están exentas de peligro, y hay ciertas normas que deben ser obedecidas. Tales normas no están ahí para oprimir, sino para hacer que el viaje sea más seguro. Nadie nos garantiza que no vayamos a caer, que no vamos a chocar, que no vamos a accidentarnos.

"Hay dos clases de motociclistas: los que se han sacado la cresta y los que se la van a sacar pronto" (Coco Legrand, humorista chileno)

Pero si hay algo que marca la diferencia entre estas dos formas de viajar, es que la vida cristiana tiene la garantía de que siempre habrá alguien que te levantará con amor cada vez que caes.

Y, del mismo modo, esta forma de viajar no es para cobardes ni imprudentes. Primero se necesita el valor para comenzar, para subir a la moto y luego la prudencia para obedecer las señales que están para nuestra propia protección.

"Y si alguno quiere ser mi discípulo niéguese a si mismo, suba a su moto y sígame..." (Jesús)

No hay comentarios:

Publicar un comentario