lunes, 18 de febrero de 2013

Que vida mas grata!

Creo que no hay nada más grato que caminar por la vida con la seguridad de que las cosas están y estarán bien.

Con mi esposa tenemos esa paz de saber que aunque el cielo tenga nubarrones, al final es Dios quien tiene el control de las cosas y que, aunque a veces parezca que estamos en un callejón sin salida, Él siempre abre una puerta que nadie puede cerrar.

Podemos caminar con seguridad, sabemos que Él nos cuida como si fuéramos la parte blanca de su ojo y que aunque muriéramos estaremos con Él, en su justicia y su reino.

En este mundo de tiranos, de delincuentes, de opresión, de locura materialista, de crisis económica e incertidumbre política, da gusto poder caminar todos los días con una sonrisa, sabiendo que desde que entregamos nuestras vidas a Jesús, tenemos todo garantizado tanto en esta vida como en la venidera.

"El que habita al abrigo del altísimo
y se acoge a la sombra del Omnipotente,
dice al Señor: 'Tú eres mi esperanza, mi Dios,
¡el castillo en que pongo mi confianza!'

El Señor te librará de las trampas del cazador;
te librará de la peste destructora.
El Señor te cubrirá con sus plumas,
y vivirá seguro debajo de sus alas.
¡Su verdad es un escudo protector!

No tendrás temor de los terrores nocturnos,
ni de las flechas lanzadas de día;
no temerás a la peste que ronda la oscuridad,
ni a la mortandad que destruye a pleno sol.

A tu izquierda caerán mil,
y a tu derecha caerán diez mil,
pero a ti no te alcanzará la mortandad.
¡Tú lo verás con tus propios ojos!
¡Tú verás a los impíos recibir su merecido!

Por haber puesto al Señor por tu esperanza,
por poner al Altísimo como tu protector,
no te sobrevendrá ningún mal,
ni plaga alguna tocará tu casa.

El Señor mandará a sus ángeles a ti,
para que te cuiden en todos tus caminos.
Ellos te llevarán en sus brazos,
y no tropezarán tus pies con ninguna piedra.
Aplastarás leones y víboras;
¡pondrás tu pie sobre leones y serpientes!

'Yo lo pondré a salvo, porque él me ama.
Lo enalteceré, porque él conoce mi nombre.
Él me invocará, y yo le responderé;
estaré con él en medio de la angustia.
Yo lo pondré a salvo y lo glorificaré.
Le concederé muchos años de vida, 
y le daré a conocer mi salvación'"  (Salmo 91, RVC)


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