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lunes, 24 de febrero de 2014

El plan de salvación

NOTA: Este artículo es parte de un material de estudio para el grupo de pre adolescentes de la escuela dominical donde sirvo. Puede ser utilizado libremente mecionando el lugar de origen.


La noche del 27 de febrero de 2010 fue una noche de verano más para muchos chilenos. Esa noche era la clausura del festival de Viña del Mar y muchas personas disfrutaban de sus vacaciones en diferentes lugares de la extensa costa del país.

Aproximadamente a las 3:48 de la madrugada comenzó el desastre. Un terremoto de 8.8 grados afectó al pais, destruyendo gran parte de la infraestructura, causando pánico, derrumbes, accidentes.

Pero lo peor llegaría cerca de 40 minutos después, cuando un devastador tsunami destruyó varias ciudades costeras chilenas. Las localidades de Dichato e Iloca son tristemente célebres por el hecho de haber sido destruidas por el Tsunami.

Lo peor de todo fue que las autoridades no dieron la alerta. La ineptitud del gobierno, la ignorancia del personal, la excesiva confianza, la confusión y otros factores se conjugaron para que en lugar de emitir la alerta de tsunami se hiciera un llamado a la calma. Muchas vidas se habrían salvado si hubieran sido avisadas de antemano del peligro que venía.

Pongámonos en el otro extremo: ¿Que habría pasado si la gente hubiese sido avisada, pero no hubiese hecho caso? De todos modos habríamos tenido una tragedia.

Por lo tanto, para salvar vidas se necesitan a lo menos 3 componentes:
  • Un medio para salvar vidas (en este caso la huida a un lugar alto).
  • Un aviso del peligro que se avecina y del medio para salvarse.
  • La obediencia de la(s) persona(s) que están siendo avisadas.
En el tiempo antiguo, la maldad y corrupción de la creación había llegado a tal extremo, que Dios debió tomar una decisión drástica: Hacer borrón y cuenta nueva. Sabemos que Dios es amoroso y paciente, por lo que concluimos que el nivel de maldad debe haber llegado a un nivel realmente insoportable.

Sabemos que en ese tiempo, la corrupción había alcanzado por lo menos los siguientes ámbitos:
    • Corrupción de la naturaleza: Animales, plantas, la tierra en si misma.
    • Corrupción genética del hombre (por los Hijos de Dios que tuvieron hijos con las hijas de los hombres).
    •  Corrupción mental del hombre (todo pensamiento era de continuo al mal).

"Al ver el SEÑOR que la maldad del ser humano en la tierra era muy grande, y que todos sus pensamientos tendían siempre hacia el mal, se arrepintió de haber hecho al ser humano en la tierra, y le dolió en el corazón" (Génesis 6:5 NVI)

Este es uno de los pasajes más tristes de la Biblia. Sinceramente, aún conociendo la maldad del mundo actual, me cuesta imaginar la maldad tan extrema que deben haber tenido esas personas, para hacer que Dios se arrepintiera de haber creado a los seres humanos.

Noé fue el único hombre que Dios encontró justo en sus generaciones. La biblia lo describe como un hombre íntegro, que pese a la maldad de su entorno supo ser fiel a Dios. Dios tuvo en cuenta esto y decidió salvar su vida.
"Noé era un hombre justo y honrado entre su gente. Siempre anduvo fielmente con Dios. Tuvo tres hijos: Sem, Cam y Jafet. Pero Dios vio que la tierra estaba corrompida y llena de violencia. Al ver Dios tanta corrupción en la tierra, y tanta perversión en la gente, le dijo a Noé: 'He decidido acabar con toda la gente, pues por causa de ella la tierra está llena de violencia. Así que voy a destruir a la gente junto con la tierra."(Génesis 6:9-13 NVI)

Al leer la Biblia, he observado que existe un límite de maldad en el ser humano tras el cual parece no haber forma de que llegue el arrepentimiento. Le llamo "el punto sin retorno", en el cual la dureza del corazón ha llegado a tal extremo que es imposible que las personas se arrepientan.

Dios le dio a Noé instrucciones exactas de lo que debía hacer. Si le hubiese dicho simplemente "Hazte un arca" probablemente Noé la hubiese construido de piedra, o quizá de madera pero no la hubiese sellado. Dios le dio instrucciones acerca de:
    • El material (Madera resinosa).
    • La estructura (Tres pisos internos con compartimientos).
    • La aislación (Brea por dentro y por fuera).
    • Las medidas (140 metros de largo, 23 de ancho y 14 de alto aprox).
    • La carga (Toda clase de alimento).
    • Los pasajeros (Noé y su familia, animales de toda especie).

Nota interesante: Se ha descubierto que las proporciones de la medida del arca le hacen imposible de volcar.

Si Noé hubiese desobedecido en uno de estos puntos no se hubiera podido salvar.
    • ¿Qué hubiera pasado si en lugar de madera resinosa hubiese usado otro tipo de madera?
    • ¿Si no hubiese hecho compartimientos?
    • ¿Si no hubiese aislado completamente el arca?
    • ¿Si la hubiese hecho de otras medidas?
    • ¿Si no hubiese llevado alimento?
    • ¿Si no hubiese subido toda la familia de Noé o todos los animales?

Noé obedeció fielmente las instrucciones de Dios y logró salvar a su familia y dar continuidad a la vida en la tierra. Los tres factores de salvación estuvieron presentes para que Noé y su familia se pudieran salvar del terrible desastre que destruyó al mundo antiguo.

Viene otro desastre:
"Arrasaré por completo
cuanto hay sobre la faz de la tierra -afirma el SEÑOR-.
Arrasaré con hombres y animales,
con las aves del cielo,
con los peces del mar,
con ídolos e impíos por igual.
Exterminaré al hombre
de sobre la faz de la tierra. -afirma el SEÑOR-" (Sofonías 1:2-3 NVI)

Sabemos que la causa de la destrucción no es un capricho de Dios, sino que la maldad del ser humano crece hasta niveles tales que corrompe a la creación. Hoy en día el afán de dinero y la maldad del hombre le ha llevado incluso a hacer alteraciones genéticas a la naturaleza. ¿No estaremos llegando al punto de corromper toda carne sobre la tierra?

"La venida del Hijo del Hombre será como en los tiempos de Noé" (Mateo 24:37 NVI) 

Hemos acumulado maldad sobre maldad, y el desastre se nos viene encima. Dios nos ha estado avisando por lo menos durante los últimos 3000 años, de forma que nadie diga que no se le avisó.

"Ya se acerca el gran día del SEÑOR; a toda prisa se acerca.
El estruendo del día del SEÑOR será amargo, y aún el más valiente gritará.
Día de ira será aquel día , día de acoso y de angustia, día de devastación y ruina, día de tinieblas y penumbra, día de niebla y densos nubarrones, día de trompeta y grito de batalla contra las ciudades fortificadas, contra los altos bastiones.
De tal manera acosaré a los hombres que andarán como ciegos porque pecaron contra el SEÑOR. Su sangre será como y polvo y sus entrañas como estiércol.
No los podrán librar ni su plata ni su oro en el día de la ira del SEÑOR.
En el fuego de su celo será toda la tierra consumida; en un instante reducirá a nada a todos los habitantes de la tierra." (Sofonías 1:14-18 NVI) 

La biblia contiene muchos avisos como este.

Debemos tener en mente algo muy importante: Siempre nos asustan con que "el diablo nos va a llevar", pero en realidad, de lo que debemos estar a salvo es de la ira de Dios. Éste es el mayor peligro que enfrentamos.

"No teman a los que matan el cuerpo pero no pueden matar el alma. Teman más bien al que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno" (Mateo 10:28 NVI) 

Apocalipsis nos describe la ira de Dios como un lago de fuego y azufre. Sea como sea, debe ser el lugar más terrible que jamás vaya a existir. A tal punto que el diablo mismo será arrojado ahí.

"El diablo, que los había engañado, será arrojado al lago de fuego y azufre, donde también habrán sido arrojados la bestia y el falso profeta. Allí serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos." (Apocalipsis 20:10 NVI, énfasis añadido)

Pero también, tristemente, muchas personas también serán arrojadas ahí

"Aquel cuyo nombre no estaba escrito en el libro de la vida era arrojado al lago de fuego" (Apocalipsis 20:15 NVI) 

Las personas serán arrojadas al lago de fuego. Satanás mismo será arrojado al lago de fuego. No vendrá un ángel que amablemente le diga "Señor don Lucifer, tenga la bondad de entrar a este lago de fuego". Serán arrojados porque no querrán entrar por si mismos. Este destino es tan terrible, que creo que la biblia se "queda corta" al explicar los temibles sufrimientos de la ira de Dios.

"Terrible cosa es caer en las manos del Dios vivo" (Hebreos 10:31 NVI) 

Tal como ocurrió con Noé, Dios ha decidido dar un medio de salvación para la ira que se nos viene encima. Del mismo modo que las instrucciones para construir el arca, Dios nos da instrucciones para entrar en el "arca de salvación" que Él mismo ha construido para nosotros.

"Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él." (Juan 3:16-17 NVI) 

Creo sinceramente que cuando Noé contruyó el arca no comprendía con toda claridad lo que estaba haciendo. Noé no era un marinero y en su tiempo no existía la lluvia. Quizá no entendió la palabra diluvio de la misma forma que la entendemos nosotros, pero estoy seguro que comprendió el sentido de urgencia y el peligro inminente que se avecinaba.

Hoy la humanidad está en peligro. El cambio climático, el terrorismo, las epidemias, el hambre, las drogas, las guerras... son cosa de niñas cuando las comparamos al enfrentarse a la ira de Dios. De todos los peligros que enfrenta el ser humano hay sólo uno que es eterno y debe ser enfrentado.

Los avisos han sido dados. Hombres y mujeres de Dios han predicado por lo menos durante los últimos 3000 años acerca del peligro inminente y por lo menos los últimos 2000 años sobre lo necesario para escapar de ese peligro.

Quizá pareciera que ha pasado mucho tiempo. Desde que era niño he escuchado estas cosas, y así ha sido por generaciones. Algunos se han dado por vencidos, pensando que la ira de Dios no viene, otros se ríen alegando que se trata de fábulas y se burlan.

"Ante todo, deben saber que en los últimos días vendrá gente burlona que, siguiendo sus malos deseos, se mofará: '¿Qué hubo de esa promesa de su venida? Nuestros padres murieron, y nada ha cambiado desde el principio de la creación' Pero intencionalmente olvidan que desde los tiempos antiguos , por la palabra de Dios existía el cielo y también la tierra, que surgió del agua y mediante el agua, el mundo de aquel entonces pereció inundado. Y ahora, por esa misma palabra, el cielo y la tierra están guardados para el fuego, reservados para el día del juicio y de la destrucción de los impíos.
Pero no olviden, queridos hermanos, que para el Señor un día es como mil años y mil años como un día. El Señor no tarda en cumplir su promesa, según entienden algunos la tardanza. Más bien, él tiene paciencia con ustedes porque no quiere que nadie perezca, sino que todos ustedes se arrepientan." (2 Pedro 3:3-9 NVI, énfasis añadido) 

Amigo, viene un desastre terrible, y a Dios lo que más le interesa es salvarte. Pero no va a meterte a la fuerza al arca. Debes obedecer por tí mismo las instrucciones de salvataje. Quizá no hay tiempo de comprender bien como funciona todo. Yo mismo no entiendo del todo cómo funciona la salvación. Comprendo que las instrucciones son precisas y he decidido obedecerlas:

"Cree en el Señor Jesús; así tú y tu familia serán salvos." (Hechos 16:31)

Amigo, el ir a la iglesia no nos salva, el ser hijo de cristianos no nos salva, el saber de memoria las "canciones de la iglesia" no nos salva, el tocar la guitarra en la banda de la iglesia no nos salva, el danzar no nos salva, el escribir estudios bíblicos no nos salva, el predicar no nos salva... Sólo la fe en Jesucristo nos lleva a la salvación. Jesús nos demanda arrepentimiento y una entrega total, de corazón.

"Desde entonces comenzó Jesús a predicar: 'Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca'" (Mateo 4:17)
"No te dejes impresionar por su apariencia ni por su estatura, pues yo lo he rechazado. La gente se fija en las apariencia, pero yo me fijo en el corazón" (1 Samuel 16:7)

Las puertas de la salvación están abiertas de par en par, el arca está dispuesta y sólo depende de tí el entrar o quedarte fuera. Tengo noticias para ti: La vida es eterna. Tú decides donde quieres pasarla.

martes, 24 de diciembre de 2013

¿Para qué nació Jesús?

“Porque ni aún el Hijo del Hombre vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos” (Marcos 10:45 NVI)

Cuando Dios creó el mundo, todo estaba en armonía, tanto entre los seres creados como entre el hombre y su creador.

El pecado de Adán tornó a la humanidad entera en abierta rebelión contra Dios, e introdujo la muerte y la destrucción al universo. Cuesta entender cómo una acción tan simple como el comer de un fruto tuviera tantas consecuencias; pero no debe sorprendernos que hasta el día de hoy, los delincuentes se justifiquen a sí mismos en base a lo “simple” de sus acciones. El problema de fondo es que simplemente no sabemos medir las consecuencias de nuestros actos.

Entendiendo esto, podemos ver que el estado actual de las cosas es imposible de solucionar. En realidad sabemos que no existe ni doctrina, ni filosofía, ni gobierno ni autoridad que pueda restituir el mundo a su estado original. Por más que nos esforcemos en poner en práctica las más hermosas utopías, el resultado final siempre será el mismo: corrupción, abusos, muertes, etc.

Nadie mejor que Dios comprende este hecho; y fue por eso que Él mismo decidió proporcionar la solución a tan tremendo disparate causado por el hombre, fue en Edén mismo que Dios le dijo a Satanás:

“Pondré enemistad entre tu y la mujer, y entre tu simiente y la de ella; su simiente te aplastará la cabeza, pero tu le morderás el talón.” (Génesis 3:15 NVI)

Dios dijo que en algún momento futuro (para aquel entonces), nacería alguien de la mujer que derrotaría a Satanás aplastándole la cabeza, aún cuando recibiría un daño en el proceso.

Cuando leemos la Biblia y estudiamos la historia del mundo, nos damos cuenta que desde entonces la historia humana ha estado llena de guerras, muertes, plagas, traiciones, abusos, insensatez y tragedias.

Este estado de cosas es patente, y no hace falta ser un genio o un teólogo para darse cuenta que este mundo necesita arreglo, la Biblia lo expresa en estos simples términos:

“Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto.” (Romanos 8:22 NVI)

Dios prometió que arreglaría esto. Pero no sería una reparación simple.

Cuando la humanidad estaba en su infancia necesitó reglas estrictas a fin de tener un camino que le mantuviera viva; luego en un momento clave de la historia; el salvador prometido en el Edén vino a este mundo. El profeta Isaías, que vivió casi mil años antes de Jesús, lo describió de una forma magistral, como si hubiera visto el nacimiento con sus propios ojos:

“Porque nos ha nacido un niño, se nos ha concedido un hijo; la soberanía reposará sobre sus hombros, y se le darán estos nombres: Consejero admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz.” (Isaías 9:6 NVI)

Este hombre, “simiente de mujer” sería no sólo quien vencería a Satanás aplastándole la cabeza, sino que sería capaz de volver a poner el orden en el universo y gobernaría la tierra con justicia y paz.

“Él juzgará entre las naciones y será árbitro de muchos pueblos. Convertirán sus espadas en arados y sus lanzas en hoces. No levantará espada nación contra nación, y nunca más se adiestrarán para la guerra.” (Isaías 2:4 NVI)

“El lobo vivirá con el cordero, el leopardo andará con el cabrito, y juntos andarán el ternero y el cachorro de león, y un niño pequeño los guiará. La vaca pastará con la osa, sus crías se echarán juntas, y el león comerá paja como el buey. Jugará el niño de pecho junto a la cueva de la cobra, y el recién destetado meterá la mano en el nido de la víbora. No harán ningún estrago en todo mi monte santo, porque rebosará la tierra con el conocimiento del SEÑOR como rebosa el mar con sus aguas.” (Isaías 11:6-9 NVI)

Esta tarea no sería un paseo por el campo. El enviado de Dios nació en un hogar pobre y debió escapar a muy temprana a edad porque querían asesinarlo. Creció como cualquiera de nosotros. Quizá se enfermó cuando niño, quizá tuvo fiebre, quizá pasó frío, fue vulnerable y frágil, se vio sometido a tentaciones y quizá cometió alguna travesura.

El enviado de Dios, creció como un hombre, y vivió una vida ejemplar. Nos dio las enseñanzas más sensatas que jamás podríamos haber recibido, y fue el más generoso de todos ya que teniendo un poder impresionante, nunca lo usó en favor propio. En resumen, vivió una vida perfecta ante los ojos de Dios, la vida que ni tú ni yo jamás podremos vivir y, una vez llegado el tiempo, presentó esa vida como sacrificio para que su sangre fuera derramada en lugar de la nuestra; a fin de cumplir la condena que Dios, como parte injuriada en este juicio celestial, demandaba de nuestra parte.

Jesús vino a vencer a Satanás, a deshacer la obra de destrucción que el hombre comenzó, a enseñarnos normas básicas de vida para tener paz y civilización, a sanar, a amar, y encima de todo esto a reconciliarnos con Dios.

“El Espíritu del SEÑOR omnipotente está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar las buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a sanar los corazones heridos, a proclamar la liberación de los cautivos y libertad a los prisioneros, a pregonar el año del favor del SEÑOR y el día de la venganza de nuestro Dios, a consolar a todos los que están de duelo, y a confortar a los dolientes de Sión.” (Isaías 61:1-3 NVI)
“Todo esto proviene de Dios, quien por medio de Cristo nos reconcilió consigo mismo y nos dio el ministerio de la reconciliación: esto es, que en Cristo, Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo, no tomándole en cuenta sus pecados y encargándonos a nosotros el mensaje de la reconciliación.” (2 Corintios 5:19 NVI)

Jesús vino a darnos las respuestas finales, a darnos la paz que tanto anhelamos, a reconciliarnos con Dios, a prepararnos un hogar eterno.

En realidad, sabemos de sobra que Jesús no nació un 25 de diciembre, y sabemos que no hay árboles adornados ni viejos de rojo de por medio. Pero... ¿que importa?

Lo que importa es esto: Jesús puede nacer hoy en tu corazón, si así lo quieres. Espero de todo corazón que puedas comprender que sin Jesús no hay reconciliación con Dios, y por lo tanto no hay paz.

Hoy es el día de tu salvación, hoy es el día en que puedes decir: “Jesús, quiero obedecerte. Dios, perdóname porque estoy en rebelión contra ti”. Eso es en realidad lo único que Dios espera de nosotros. ¿qué te lo impide?

Feliz Navidad!

sábado, 26 de octubre de 2013

¿Por que no celebraremos Halloween?

NOTA: Este artículo es un material preparado para el grupo de pre adolescentes de la escuela dominical donde sirvo. Puede ser utilizado libremente mecionando el lugar de origen.

"Cuando uno tiene claro quién es y a dónde va.. entonces sabe qué debe y qué no debe hacer."

Antes de que existiera nuestro universo, ya existía Dios; y Jesús estaba con Él. Jesús es el Hijo de Dios, por lo tanto es Dios. Por medio de Jesús fue creado el universo, las galaxias, la tierra y todo lo que hay en ella.

"En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios y el Verbo era Dios. 
Él estaba con Dios en el principio. Por medio de él todas las cosas fueron creadas; sin él, nada de lo creado llegó a existir. 
En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad. Esta luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no han podido extinguirla" (Juan 1:1-5 NVI)

Luego, la humanidad se rebeló; entro el pecado y la muerte, de modo que quedamos completamente alejados de Dios. Pasamos de la luz a la oscuridad.

"Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y por medio del pecado entró la muerte; fue así como la muerte pasó a toda la humanidad, porque todos pecaron." (Romanos 5:12 NVI)
"...pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios..." (Romanos 3:23 NVI) 

No obstante, Dios nos ama tanto, que envió a su Hijo (a sí mismo) a este mundo; para enseñarnos como vivir, para pagar nuestros pecados y para que ya no estemos privados de la gloria de Dios, es decir; para que volvamos a vivir en la luz.

“Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al Mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.” (Juan 3:16-17 NVI) 
Aún así; hay personas que han rechazado a Jesús. Estas personas prefieren la oscuridad del pecado y la muerte en lugar de la luz de Dios, y por lo tanto se han condenado a sí mismas.

"Ésta es la causa de la condenación: que la luz vino al mundo, pero la humanidad prefirió las tinieblas a la luz, porque sus hechos eran perversos." (Juan 3:19 NVI)

Pero a los que han creído en Jesús, se les ha dado una nueva naturaleza: La de ser hijos de Dios. Por lo tanto, si creemos en Jesús, si nos hemos sometido a Él, ahora ya no somos hijos de la oscuridad y de la muerte, sino hijos de Luz.

"Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios." (Juan 1:12 NVI)

Halloween es una fiesta que celebra la oscuridad. Su carácter gira en torno a los hechos de la oscuridad y lo que ella representa: la muerte.

Un grupo de hijos de luz que celebran una fiesta de oscuridad es un absurdo tan risible e idiota como un grupo de veganos que se juntan a celebrar una parrillada de lomo vetado o un grupo de abstemios que celebran la oktoberfest.

"Pues todo el que hace lo malo aborrece la luz, y no se acerca a ella por temor a que sus obras queden al descubierto. En cambio, el que practica la verdad se acerca a la luz, para que se vea claramente que ha hecho sus obras en obediencia a Dios." (Juan 3:20-21 NVI)

También debemos recordar que Jesús es vida.

Cuando la humanidad se rebeló contra Dios, pasó de la vida eterna a la muerte eterna. Cuando Dios nos mira, nos ve como si estuviéramos muertos, de modo que es imposible que podamos siquiera coversar con Él. Pero nos ama tanto que quiso darnos vida nuevamente para que no sólo podamos conversar con Él, sino que pasar la eternidad en completo gozo y felicidad.

"Porque la voluntad de mi padre es que todo el que reconozca al Hijo y crea en él, tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final." (Juan 6:40 NVI)

Halloween es una fiesta que celebra la muerte. Todo se trata de fantasmas, calaveras, cementerios, hoces, zombies, sangre, etc. Son cosas completamente relacionadas con la muerte. Muchas personas se disfrazan para simular ser muertos que caminan sin saber, irónicamente, que así es como los ve Dios.

Nosotros en cambio, somos hijos de vida. Hemos sido resucitados junto a Jesús, para que Dios nos vea como hijos que viven, no como muertos que caminan. Celebrar una fiesta de muerte es absurdo para quien vive. Nuestra fiesta debe ser cada día.. porque todos los días vivimos para Dios.

"No formen yunta con los incrédulos. ¿Qué tienen en común la justicia y la maldad? ¿O qué comunión puede tener la luz con la oscuridad? ¿Qué armonía tiene Cristo con el diablo? ¿Qué tiene en común un creyente con un incrédulo? ¿En qué concuerdan el templo de Dios y los ídolos? Porque nosotros somos templo del Dios viviente. Como él ha dicho: 'Viviré con ellos y caminaré con ellos. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo'" (2 Corintios 6:14-16 NVI)



Sabemos que Dios tiene un enemigo: Satanás.

Sabemos que Satanás ha sido derrotado por Jesús, y que pronto será arrojado al infierno. Mientras tanto, Satanás trata de engañar a cuantos puede; incluso a los hijos de Dios de ser posible; para que así no sea el único arrojado al lago de fuego y azufre que le espera, sino que pueda llevarse a la mayor cantidad de personas con él.

Una de las principales estrategias de Satanás es disfrazar lo malo de bueno. Su modus operandi es éste: Hace parecer lo aborrecible y malvado como si fuera algo espectacular, divertido y bueno. De modo que muchas personas queriendo hacer algo divertido y bueno terminan haciendo cosas asquerosas que los alejan de Dios y sólo traen condenación sobre sí mismas.

"El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia." (Juan 10:10 NVI)

¿Quién de nosotros comería excremento? Si nos sirvieran un plato con excremento lo detectaríamos de inmediato por el olor y lo rechazaríamos con una expresión de asco.

Buscamos alimentos bajos en calorías, bajos en sodio, sin grasas trans ni preservantes químicos. Huímos de la comida chatarra y de todo lo que perjudica nuestro cuerpo. . . . ¿y qué hay de nuestra alma? ¿nos preocupamos de lo que estamos ingiriendo para alimentar nuestra alma?

Halloween es como un plato de excremento, condimentado con especias y salsas para disimular su olor y su aspecto, pero sigue siendo excremento. Y millones de personas se tragan ese excremento y piden más. Hacen una mueca de asco ante la comida chatarra, pero ingieren ese excremento llamado Halloween a grandes bocandas.

Todas las cosas promovidas por Halloween: la brujería, la hechicería, el espiritismo, el culto a la muerte, la extorsión (trato o truco), la oscuridad, son llamadas abominaciones. Celebrar esas cosas es como meter la cabeza en un basural y comenzar a comer lo que se encuentra ahí.

Halloween es la celebración de la enemistad con Dios, es celebrar y gozarse con todo lo que Dios aborrece. Un hijo de Dios no puede celebrar lo que Dios aborrece. Es ilógico, absurdo y contradictorio.




Nuestra fe es una fe práctica, que se demuestra mediante acciones. Si nuestras acciones son de muerte y oscuridad, entonces no tenemos fe en Dios. Si realmente tenemos nuestra fe en Dios, lo demostramos.

"Pues bien, muéstrame tu fe sin las obras y yo te mostraré la fe por mis obras." (Santiago 2:18 NVI)

Tenemos todo el año para comer dulces. Podemos disfrazarnos la veces que queramos. Podemos celebrar la vida cuantas veces queramos. Podemos compartir y reirnos cuanto queramos. . . ¿por qué celebrar una fiesta de muerte? ¿por qué comer excremento con ketchup?

martes, 24 de septiembre de 2013

A Dios no se le compra con diezmos

“No te reprendo por tus sacrificios ni por tus holocaustos, que siempre me ofreces. No necesito becerros de tu establo ni machos cabríos de tus apriscos, pues míos son los animales del bosque, y mío también el ganado de los cerros.” (Salmos 50:8-10 NVI)
Dios te ama y por esto te provee.
“Al SEÑOR tu Dios le pertenecen los cielos y lo más alto de los cielos, la tierra y todo lo que hay en ella. Sin embargo, él se encariño con sus antepasados y los amó; y a ti, que eres su descendencia, te eligió de entre todos los pueblos, como lo vemos hoy.” (Deuteronomio 10:14-15 NVI)
Si hoy el te está proveyendo y te ha dado más de lo que imaginaste. Si hoy eres un José sentado en la mesa del concejo del Faraón es simplemente porque te ama.

Muchos piensan que cuando diezman están haciendo una especie de transacción en la que compran la protección de Dios como si se tratase de Vito Corleone. Nada más alejado de la realidad. Nadie puede comprar favores de Dios, y menos con dinero.
“Porque el SEÑOR tu Dios es Dios de dioses y Señor de señores; él es el gran Dios, poderoso y terrible, que no actúa con parcialidad ni acepta sobornos.” (Deuteronomio 10:17 NVI)
No pienses que con tus diezmos y ofrendas estás comprando el favor de Dios. ¿Acaso piensas que Dios es una prostituta a la que compras con tu cochino dinero?

Si piensas que con tu dinerito puedes comprar el favor de Dios, hazte un favor a ti mismo y quémalo. Sí, leíste bien: quémalo. ¿Cómo te atreves a pensar con tu miserable dinero estás comprando el favor del que creó e universo completo? ¿acaso Él necesita tu dinero?
“Del SEÑOR es la tierra y todo cuanto hay en ella, el mundo y cuántos lo habitan; porque él la afirmó sobre los mares, la estableció sobre los ríos” (Salmos 24:1-2 NVI)
“Pues míos son los animales del bosque, y mío también el ganado de los cerros” (Salmos 50:10 NVI)
“Mía es la plata, y mío es el oro -afirma el SEÑOR Todopoderoso-.” (Hageo 2:8 NVI)
“Porque por medio de él fueron creadas todas las cosas en el cielo y en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos, poderes, principados o autoridades: todo ha sido creado por medio de él y para él.” (Colosenses 1:16 NVI)

Si Dios te ha dado, es porque te ama. Luego tu deber como cristiano, creado a la imagen y semejanza de Dios, es dar. Primero provee a tu familia. Luego provee para tu iglesia, luego provee para los necesitados. Dios te puso en este mundo para que seas el factor que equilibra la distribución de ingresos. Tu deber es ser generoso.
“El que no provee para los suyos, y sobre todo para los de su propia casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo.” (1 Timoteo 5:8 NVI)
“La religión pura y sin mancha delante de Dios es ésta: atender a los huérfanos y las viudas en sus aflicciones, y conservarse limpio de la corrupción del mundo.” (Santiago 1:27 NVI)
“Unos dan a manos llenas y reciben más de lo que dan; otros ni sus deudas pagan y acaban en la miseria.” (Proverbios 11:24 NVI)
“Servir al pobre es hacerle un préstamo al SEÑOR; Dios pagará esas buenas acciones” (Proverbios 19:17 NVI)
Hay personas que se quejan. “Es que a mi Dios no me está bendiciedo, el hermano tanto tiene un auto nuevo y yo sigo en transantiago”... ¡baboso! . . . primero agradece la bendición de tener una boca y poder utilizarla para decir estupideces. Y si piensas que haciendo la voluntad de Dios serás bendecido; comienza por lo siguiente:
“No codicies la casa de tu prójimo: No codicies su esposa, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su burro, ni nada que le pertenezca.” (Exodo 20:17 NVI)
La mentalidad materialista occidental solo piensa en casas, autos y comodidad. Para justificar la codicia buscan en la Bilbia, y encuentran el siguiente pasaje. “Si cumples todos los preceptos y mandamientos que hoy te he dado, bendito serás en tu casa y bendito serás en el campo...” y luego dicen... “¡eureka!”, y torciendo la escritura dicen “vamos a diezmar para que seamos benditos en la casa y en el campo y Dios nos de un auto nuevo y una casa en el campo”.
“Porque los paganos andan tras todas estas cosas, y el Padre celestial sabe que ustedes las necesitan. Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.” (Mateo 6:32-33 NVI)
En lugar de presentar a Dios nuestras necesidades, presentamos nuestra codicia y nuestra envidia.

Ese manipulado pasaje de la biblia hay que leerlo bien. Dice que si cumplimos TODOS los preceptos y mandamientos que nos ordena. . . . ahora me pregunto ¿quien ha cumplido todos los mandamientos?.
“Porque el que cumple con toda la ley pero falla en un solo punto ya es culpable de haberla quebrantado toda. Pues el que dijo 'No cometas adulterio', también dijo 'No mates'. Si no cometes adulterio, pero matas, ya has violado la ley.” (Santiago 2:10-11 NVI)
Por lo tanto nadie puede declarar que con sus acciones se está ganando el favor de Dios. Si Dios te ha puesto como un José en Egipto es llana y simplemente porque te ama, nada más. Eso se llama gracia y misericordia.


Si piensas que Dios no te ha dado lo suficiente en lo material, comienza por agradecer de corazón lo que tienes. Si tienes un auto que quema aceite y le explotan las bujías comienza por dar gracias por ese auto y luego, usando el cerebrito y las manos que Dios te dio... ¡trabaja!. Pide a Dios sabiduría para administrar tus bienes, sabiduría para ejercer bien tu trabajo y agradece cada segundo de tu vida.

Debemos entender que Dios nos da lo que necesitamos y no lo que codiciamos. No me cabe duda de que todos nosotros podemos llegar a ser un José en nuestro trabajo, pero debemos empezar desde el pozo profundo. Todo mérito es de Cristo. Si, es cierto que dios compensa al que da, pero primeramente Dios nos da porque nos ama, luego nosotros damos porque amamos.

"Si reparto entre los pobres, todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso." (1 Corintios 13:3)
"Cada uno debe dar según lo haya decidido en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al que da con alegría." (2 Corintios 9:7 NVI)
Si das pensando recibir algo a cambio, si das esperando que Dios "multiplique tu ofrenda", entonces eres un idólatra. Asi de simple. Si das esperando que Dios te devuelva los billetes, estás actuando con avaricia, ya que lo haces por amor al dinero.

"Quien ama el dinero, de dinero no se sacia. Quien ama las riquezas nunca tiene suficiente. ¡También esto es absurdo!" (Eclesiastés 5:10 NVI)
"Manténganse libres del amor al dinero, y conténtense con lo que tienen, porque Dios ha dicho: 'Nunca te dejaré; jamás te abandonaré.'" (Hebreos 13:5 NVI)
"Porque el amor al dinero es la raíz de toda clase de males. Por codiciarlo, algunos se han desviado de la fe y se han causado muchísimos sinsabores." (1 Timoteo 6:10 NVI) 

lunes, 23 de septiembre de 2013

¿Qué es la idolatría?

De alguna forma sabemos que la idolatría es un pecado, que no está bien, pero muchas veces no tenemos claro de que se trata precisamente la idolatría.

Generalmente asociamos idolatría con la veneración y/o adoración de imágenes (santos, vírgenes, crucifijos, etc), asociándolo al segundo mandamiento.
“No te hagas ningún ídolo, ni nada que guarde semejanza con lo que hay arriba en el cielo, ni con lo que hay abajo en la tierra, ni con lo que hay en las aguas debajo de la tierra. No te inclines delante de ellos ni los adores. Yo, el SEÑOR tu Dios, soy un Dios celoso. Cuando los padres son malvados y me odian, yo castigo a sus hijos hasta la tercera y cuarta generación. Por el contrario, cuando me aman y cumplen mis mandamientos, les muestro mi amor por mil generaciones.” (Éxodo 20:4-6 NVI)
Cuando leemos el Antiguo Testamento, nos damos cuenta de que existe una lucha continua contra la idolatría. Una y otra vez, el pueblo de Israel volvía a los ídolos y se alejaba de ellos, mostrándonos que la tendencia natural del ser humano es hacia la idolatría.

Sabemos entonces que la idolatría tiende a manifestarse en la adoración de objetos, pero tiene una raíz mucho más profunda.

La idolatría siempre implica violencia. Cuando a un idólatra se le ataca o derriba el ídolo, tiende a actuar en forma violenta. Por ejemplo, tomemos el momento en que Gedeón destruyó el altar de Baal.
“Gedeón llevó a diez de sus siervos e hizo lo que el SEÑOR le había ordenado. Pero en lugar de hacerlo de día lo hizo de noche, pues tenía miedo de su familia y de los hombres de la ciudad. 
 Cuando los hombres de la ciudad se levantaron por la mañana, vieron que el altar de Baal estaba destruido, que el poste de la imagen de la diosa Aserá estaba cortado, y que el segundo toro había sido sacrificado sobre el altar recién construido. 
Entonces se preguntaron el uno al otro: '¿Quién habrá hecho esto?' Luego de investigar cuidadosamente llegaron a la conclusión: 'Gedeón, hijo de Joás lo hizo'. Entonces los hombres de la ciudad le exigieron a Joás: 
-Saca a tu hijo, pues debe morir, porque destruyó el altar de Baal y derribó la imagen de Aserá que estaba junto a él.” (Jueces 6:28-30 NVI)
Si piensas que esto ocurría sólo en tiempos antiguos o que se trata solamente de “fanatismo religioso”, observa el comportamiento de los hinchas en un partido de fútbol. De hecho nadie es lo suficientemente estúpido como para quemar una camiseta del equipo contrario sabiendo que no se encuentra a salvo de la barra rival.

Tal como leemos en la historia de Gedeón, sabemos que el idólatra tiene la tendencia a defender a su ídolo, con violencia si es necesario. Es notable como Joás enfrentó este hecho:
“Pero Joás le respondió a todos los que lo amenazaban: 
-¿Acaso van ustedes a defender a Baal? ¿Creen que lo van a salvar? ¡Cualquiera que defienda a Baal, que muera antes del amanecer! Si de veras Baal es un dios, debe poder defenderse de quien destruya su altar” (Jueces 6:31 NVI, énfasis añadido)
El ser humano fue creado para adorar. El ser humano tiene la necesidad implícita de adorar. Esa necesidad de adorar, se experimenta como un vacío en el corazón, el cual desesperadamente trata de llenar.

Debido a la entrada del pecado al mundo, el ser humano no tiene conocimiento de Dios. Aún cuando en su subconsciente tiene la noción de Dios y de alguna forma sabe que ha sido creado y que debe buscar a su creador, existe una barrera consiente, cultural, inducida e incluso muchas veces orgullosa en la cual se escuda para no adorar a Dios.

Cuando el hombre no adora a Dios, buscará llenar ese vacío con cualquier cosa, por absurda que esta parezca, tal como espléndidamente dijo el profeta Isaías:
“El herrero toma una herramienta, y con ella trabaja sobre las brasas; con martillo moldea un ídolo, con la fuerza de su brazo lo forja. Siente hambre, y pierde las fuerzas; no bebe agua, y desfallece.

El carpintero mide con un cordel, hace un boceto con un estilete, lo trabaja con el escoplo y lo traza con el compás. Le da forma humana; le imprime la belleza de un ser humano, para que habite en un santuario.

Derriba los cedros, y escoge un ciprés o un roble, y lo deja crecer entre los árboles del bosque; o planta un pino, que la lluvia hace crecer.
Al hombre le sirve de combustible, y toma una parte para calentarse; enciende un fuego y hornea un pan. Pero también labra un dios y lo adora; hace un ídolo y se postra ante él.
La mitad de la madera la quema en el fuego, sobre esa mitad prepara su comida; asa la carne y se sacia. También se calienta y dice: '¡Ah! Ya voy entrando en calor, mientras contemplo las llamas.'
Con el resto hace un dios, un ídolo; se postra ante él y lo adora. Y suplicante le dice: 'Sálvame, pues tu eres mi dios.'
No saben nada, no entienden nada; sus ojos están velados, y no ven; su mente está cerrada, y no entienden. Les falta conocimiento y entendimiento; no se ponen a pensar ni a decir: 'Usé la mitad para combustible; incluso horneé pan sobre las brasas, asé carne y la comí. ¿Y haré algo abominable con lo que queda? ¿Me postraré ante un pedazo de  madera?'
Se alimentan de cenizas, se dejan engañar por su iluso corazón, no pueden salvarse a sí mismos, ni decir: '¡Lo que tengo a mi diestra es una  mentira!'” (Isaías 44:12-20 NVI)
Hay algo en la conducta del idólatra que me intriga: Aunque se derribe al ídolo, lo volverá a levantar. Si el ídolo es destruido, encontrará un reemplazo. Hay algo en el idólatra que va más allá del objeto. La respuesta está en el libro de Ezequiel:
“Hijo de hombre, estas personas han hecho de su corazón un altar de ídolos malolientes, y a su paso han colocado trampas que los hacen pecar.” (Ezequiel 14:3 NVI)
Tiempo atrás leí un artículo de prensa en el que se explicaba que se había descubierto en los fan boys de Apple que al observar fotografías con los productos de esta marca, se activaban en su cerebro las mismas regiones que están relacionadas con el comportamiento religioso. Es decir, que tanto la adoración de imágenes de santos o vírgenes como el ser fan boy de una marca como Apple (aunque puede ser cualquier otra) está relacionado a la misma zona cerebral. Impresionante, porque concuerda exactamente con lo que dice la Biblia.

Ya sea que se trate de un smartphone, una computadora, un automóvil, una moto, una imagen de San Guchito o de la Virgen de Cachabombo, un líder político, un líder espiritual, un músico, una página web, un telepredicador, una marca de zapatillas, el dinero, uno mismo o cualquier cosa creada; la idolatría reside en la profundidad de la mente del idólatra, en su corazón.

La idolatría es lejos una de las acciones humanas más aborrecidas por Dios. No sólo por el absurdo de la actitud en sí, sino porque coloca a objetos en el lugar que debiera estar ocupado exclusivamente por Dios. Más grave es aún cuando alguien que conoce a Dios se vuelve a la idolatría.
“Porque pueden estar seguros de que nadie que sea avaro (es decir, idólatra), inmoral o impuro tendrá herencia en el reino de Cristo y de Dios” (Efesios 5:5 NVI)
“Pero los cobardes, los incrédulos, los abominables, los asesinos, los que cometen inmoralidades sexuales, los que practican artes mágicas, los idólatras y todos los mentirosos recibirán como herencia el lago de fuego y azufre. Ésta es la segunda muerte.” (Apocalipsis 21:8 NVI)
La idolatría entorpece al hombre, desordenando las prioridades, desvía el foco de nuestro amor a Dios hacia un objeto inerte, nos hace perder la cordura al obligarnos a mantener un absurdo, nos hace caer en una espiral de autodestrucción al hacernos perder la referencia de lo bueno y lo malo en las leyes de Dios, nos llena de violencia y destruye el amor y la compasión por el prójimo.

Si decidimos entregar nuestro corazón a Jesús, Dios mismo nos ofrece la solución:
“Yo les daré un corazón íntegro, y pondré en ellos un espíritu renovado. Les arrancaré el corazón de piedra que ahora tienen, y pondré en ellos un corazón de carne, para que cumplan mis decretos y pongan en práctica mis leyes. Entonces ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios.” (Ezequiel 11:19 NVI, énfasis añadido)
El proceso es doloroso, a nadie le gusta que le arranquen el corazón ni le derriben sus ídolos. Pero el resultado vale la pena. Dios nos promete una vida nueva, abundante y eterna:
“¡Aquí, entre los seres humanos está la morada de Dios! Él acampará en medio de ellos, y ellos serán su pueblo; Dios mismo estará con ellos y será su Dios. Él les enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, no lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir” (Apocalipsis 21:3-4 NVI) 
En síntesis, la idolatría es una actitud mental, que está mas allá del objeto de adoración. Aunque el objeto desaparezca, la idolatría seguirá ahí, en esa zona específica del cerebro y tarde o temprano el objeto de adoración será reemplazado por otro. Nada se obtiene destruyendo al ídolo, tal como lo demuestra el Antiguo Testamento, sino que es necesario cambiar el corazón, de forma que esa área del cerebro específicamente creada para adorar cumpla la función para la que fue diseñada.

La única forma de lograr esto es entregando el corazón a Jesús, de forma voluntaria y consiente, ya que él ha derramado su sangre con el propósito de limpiarnos y hacernos nuevos, restituyendo nuestra mente y actitud desde dentro en un acto de amor total que nos limpia, purifica, restituye y nos prepara para una eternidad de felicidad.

viernes, 28 de junio de 2013

Perdón y Olvido

Estaba leyendo sobre la vida de Nelson Madela y el proceso de reconciliación sudafricano, encontre una historia sorprendente que quiero compartir:

"Nelson Mandela enseñó al mundo una lección de gracia cuando, luego de salir de 27 años de prisión y de ser elegido presidente de Sudáfrica, pidió a su carcelero que estuviera a su lado en la plataforma de inauguración. Después desingó al arzobispo Desmond Tutu para dirigir un tribunal oficial del gobierno con un nombre sobrecogedor: Comisión de Verdad y Reconciliación. Mandela trató de aplacar el patrón natural de venganza que había visto en muchos países donde una raza o tribu opresora dominaba a otra.
En los dos años y medio siguientes los surafricanos escucharon informes de atrocidades que salían de sesiones de CVR. Las reglas eran sencillas: si un policía blanco o un funcionario blanco del ejército enfrentaba voluntariamente a sus acusadores, confesaba su crimen y reconocía por completo su culpa, no se le podía procesar ni castigar por ese crimen. Los partidarios refunfuñaban por la obvia injusticia de dejar libres a criminales, pero Mandela insistió en que la nación necesitaba sanidad incluso aún más de lo que necesitaba justicia.
En una sesión, un policía llamado van de Broek contó un incidente en que él y otros policías dispararon a un muchacho de 18 años y quemaron el cuerpo, convirtiéndolo por medio del fuego en algo así como un trozo de carne asada a la parrilla, para destruir la evidencia. Ocho años después Broek regresó a la misma casa y detuvo al padre del muchacho. La esposa fue obligada a observar mientras los policías ataban a su esposo a montón de leña, le derramaban gasolina en el cuerpo, y le prendían fuego.
La sala del tribunal se quedó en silencio cuando a la anciana mujer que había primero perdido a su hijo y luego a su esposo se le dió la oportunidad de responder. <<¿Qué quiere usted del señor van de Broek?>>, preguntó el juez. Ella dijo que deseaba que van de Broek fuera al lugar donde quemaron el cuerpo de su esposo y recogiera el polvo para que ella pudiera darle una sepultura decente. El policía asintió con un movimiento de su cabeza inclinada.
Entonces la mujer agregó una solicitud adicional: <<El señor van de Broek me quitó toda mi familia, y aún tengo mucho amor para dar. Me gustaría que él fuera al gueto dos veces al mes y pasara conmigo un día para que yo pueda hacerle las veces de madre. Además me gustaría que el señor van de Broek supiera que Dios lo ha perdonado, y que yo también lo perdono. Me gustaría abrazarlo para que eĺ pueda saber que mi perdón es verdadero.>>
De manera espontánea alguien en la sala comenzó a cantar <<Amazing Grace>> mientras la anciana caminaba hacia el estrado de testigos, pero van de Broek no oía el himno. Se había desmayado, abrumado."*
¡Que admirable!

Sinceramente, de todas las cosas que nos enseñó Jesús, creo que una de las más difíciles es perdonar. La justicia parece que se nos sale por los poros cuando se trata de nosotros mismos, y nada es más gratificante que ver como se hace justicia.

"Todos somos como gente impura; todos nuestros actos de justicia son como trapos de inmundicia" (Isaías 64:6 NVI)

Desde algo tan simple como un empujón en el metro, un conductor que no respeta un paso peatonal, hasta algo tan terrible como el asesinato cruel y despiadado de tu hijo y luego tu esposo; son cosas que se nos hace difícil, sino imposible perdonar, pareciera como si mientras más grave fuera la falta que se nos hace, más difícil se vuelve perdonar. Pareciera que sólo la justicia y la venganza pueden calmar el dolor y la desesperanza, sin notar que del mismo modo que un analgésico frente a una fractura, sólo pueden producir en el mejor de los casos, un alivio temporal al síntoma del dolor, pero no a la fuente del dolor.

Los discípulos de Jesús comprendieron esta dificultad, y se la plantearon a su maestro:

"Pedro se acercó a Jesús y le preguntó:
- Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar a mi hermano que peca contra mi? ¿Hasta siete veces?
- No te digo que hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. -Le contestó Jesús." (Mateo 18:22-22 NVI, Alt)
¡Qué difícil!, pero es el perdón lo que trajo sanidad; tanto a la anciana que estuvo dispuesta no sólo a perdonar, sino dar amor al verdugo de su familia y es ese perdón el que puede sanar las heridas más profundas que existan.

Cuando leo en las paredes de mi ciudad "Ni perdón ni olvido", entiendo que hay corazones con heridas tan profundas, que sólo pueden ser sandas por un amor incomprensible, ¡pero hay que estar dispuesto a perdonar".

Perdón y Olvido es lo que mi país necesita... ¡qué difícil!


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* El relato lo tomé textualmente del libro "Rumores de otro mundo"  de Philip Yancey. Un libro que recomiendo a toda costa.

miércoles, 26 de junio de 2013

¿Debemos votar los cristianos?

Y se nos vienen las elecciones presidenciales.

Tenemos 9 candidatos que compiten por la presidencia de este pagano país para el período 2014-2018.

Para mi, personalmente, la política es basura. Considero una pérdida de tiempo discutir las "bondades" de los partidos políticos y de los polítcos en general. Tengo absolutamente claro que ninguno de ellos tiene la capacidad (y quizá tampoco la voluntad) de resolver los problemas de mi país, y he sido testigo de como, generación tras generación, la sociedad de mi país se va desmonorando.

Ahora bien, nos guste o no vivimos en esta tierra y estamos bajo el gobierno del hombre. Personalmente sé y tengo súper claro que el gobierno perfecto sólo vendrá cuando Jesús vuelva nuevamente.

"Él juzgará entre las naciones y será árbitro de muchos pueblos. Convertirán sus espadas en arados y sus lanzas en hoces.
No levantará espada nación contra nación y no se adiestrarán más para la guerra" (Isaías 2:4 NVI)
"El lobo vivirá con el cordero, el leopardo se echará con el cabrito, y juntos andarán el ternero y el cachorro de león, y un niño pequeño los guiará.
La vaca pastará con la osa, sus crías se echarán juntas, y el león comerá paja como el buey.
Jugará el niño de pecho junto a la cueva de la cobra, y el recién destetado meterá la mano en el nido de la víbora. 
No harán ningún daño ni estrago en todo mi monte santo, porque rebosará la tierra del conocimiento del SEÑOR como rebosa el mar con las aguas." (Isaías 11:6-9 NVI)
"Él le enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir." (Apocalipsis 21:4 NVI)

Muchas personas piensan honestamente que la solución a los problemas del país y de la sociedad las dará tal o cual candidato. Quisiera recordarles a esas personas que:

"Así dice el SEÑOR:
¡Maldito el hombre que confía en el hombre!
¡Maldito el que se apoya en su propia fuerza y aparta su corazón del SEÑOR!
Será como una zarza en el desierto: no se dará cuenta cuando llegue el bien.
Morará en la sequedad del desierto, en tierras de sal, donde nadie habita" (Jeremías 17:5-6 NVI)

Tampoco se trata de desentenderse del problema, ya que cada una de nuestras decisiones tiene una consecuencia, y Dios nos pedirá cuentas de nuestros actos, recordemos que:

"Todos debemos someternos a las autoridades, pues no hay autoridad que no venga de Dios. Las autoridades que hay han sido establecidas por Dios.
Por lo tanto aquel que se opone a la autoridad, en realidad se opone a lo establecido por Dios (nos guste o no), y los que se oponen acarrean condenación sobre ellos mismos." (Romanos 13:1-2 RVC, paréntesis míos)
"Respeten a todos. Amen a los hermanos. Teman a Dios y respeten al rey" (1 Pedro 2:17 RVC)
Quiero recordar  al lector que ambas cartas (Romanos y 1 de Pedro) fueron escritas en medio de feroces persecuciones a la iglesia primitiva.

¿Que aprendemos de esto? Que debemos cumplir con nuestros deberes cívicos. Aunque reconocemos una ciudadanía superior, la del Reino de los Cielos, debemos (con mayor razón) respetar la ley y cumplir con nuestro deber. Esto es una forma de dar testimonio tal como los primeros cristianos.

Con mayor razón aún cuando tenemos el privilegio de poder elegir a nuestros gobernadores, aún a sabiendas de que estamos en medio de un sistema corrupto, con hombres y mujeres corruptos muchas veces ansiosos sólo de poder.


El problema de fondo es éste: ¿por quién votar?

Y es aquí donde debemos buscar a Dios, justamente en el momento de decidir quién se llevará nuestro voto.

"Porque los gobernantes no están para infundir temor a los que hacen lo bueno, sino a los que hacen lo malo. ¿Quieres vivir sin miedo a la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás su aprobación, pues la autoridad está al servicio de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, entonces si debes temer, porque no lleva la espada en vano, sino que está al servicio de Dios para darle su merecido al que hace lo malo" (Romanos 13:3-4 RVC)
"¡Ay de los que llaman bueno a lo malo y malo a lo bueno!
¡Ay de los que convierten la luz en tinieblas, y las tinieblas en luz!
¡Ay de los que convierten lo amargo en dulce, y lo dulce en amargo!" (Isaías 5:20 RVC)
"Es imposible gobernar rectamente al mundo sin Dios y la Biblia" (George Washington) 
 

Hoy son los días en que se le está llamando "bueno a lo malo" y "malo a lo bueno". Debemos tener especial cuidado con dar nuestro apoyo a este tipo de personas, porque disfrazan la maldad con justicia.

La derecha, se llena la boca de "valores" y protege a los depredadores que destruyen los recursos del país y explotan a las personas.

"¡Ay de los que emiten decretos inicuos y publican edictos opresivos!
Privan de sus derechos a los pobres, y no le hacen justicia a los oprimidos de mi pueblo; hacen de las viudas su presa y saquean a los huérfanos." (Isaías 10:1-3 NVI)

La izquierda, pregona justicia social, pero sólo les interesa propagar la degeneración a la vez que niegan a Dios y desprecian sus mandamientos.

"Además, como estimaron que no valía la pena tomar en cuenta el conociemiento de Dios, él a su vez los entregó a la depravación mental, para que hicieran lo que no debían hacer." (Romanos 1:28 NVI)

Debemos tener por lo tanto, mucho cuidado al elegir. De un modo u otro algo debemos ceder. El punto está en que ceder.

"Porque donde ustedes tengan su tesoro, allí también estará su corazón" (Lucas 12:34 RVC)
Al final, debemos tener esto en claro: Jesús nos dijo que los días finales serían como los días de Sodoma y Gomorra, y como los días de Noé, es decir, días de maldad extrema y degeneración total. El punto es éste: ¿lo harán con tu apoyo?

Si los días de hoy son como los de Sodoma, entonces debemos ser como Lot: Aunque vivamos rodeados de maldad, no debemos dejar de hacer y buscar el bien. Si van a hacer lo malo (y lo harán) que lo hagan sin tu voto ni tu aprobación. Lot no se dejó intimidar por la moda de su época ni por el pensamiento de la mayoría, así es como debemos ser. Y eso debemos demostrarlo en las urnas. Y siempre, siempre, siempre: Orar por tu país y predicar el evangelio.

No podemos imponer el evangelio por la fuerza, ni imponer "valores" con leyes. En esta elección el tema "valórico" se ha reducido a una discusión grotescta de lo que la gente debe y no debe hacer con lo que tiene entremedio de las piernas. Pero esa es una reducción simplista y poco objetiva. Los valores bíblicos son mucho más amplios. He aquí algunos ejemplos:

1.- Justicia social:

- "No explotes a tu prójimo, ni lo despojes de nada." (Levítico 19:13a NVI)
- "No retengas el salario de tu jornalero hasta el día siguiente." (Levítico 19:13b NVI)

2.- Poder judicial imparcial y transparente:

- "No perviertas la justicia, ni te muestres parcial en favor del pobre o del rico, sino que juzga a todos con justicia." (Levítico 19:15 NVI)

3.- Hospitalidad

"Cuando algún extranjero se establezca en el país de ustedes, no lo traten mal. Al contrario, trátenlo como si fuera uno de ustedes. Ámenlo como a ustedes mismos, porque ustedes fueron extranjeros en Egipto. Yo soy el SEÑOR y Dios de Israel." (Levítico 19:34 NVI)

4.- Ética

"No roben"
- "No mientan"
- "No engañen a su prójimo." (Levítico 19:11 NVI)

"No cometan injusticias falseando las medidas de longitud, de peso y de capacidad. Usen balanzas, pesas y medidas justas. Yo soy el SEÑOR su Dios, que los saqué de Egipto" (Levítico 19:35-36 NVI)

"El rey (El presidente en este caso) no deberá adquirir una gran cantidad de caballos... El rey no tomará para sí muchas mujeres, no sea que se extravíe su corazón, ni tampoco acumulará grandes cantidades de oro." (Deuteronomio 17:16-17 NVI, resumido)

5.- Asistencia social

- "No rebusquen hasta el último racimo de sus viñas, ni recojan las uvas que se hayan caído. Déjenlas para los pobres y los extranjeros. Yo soy el SEÑOR tu Dios." (Levítico 19:10)
- "Si alguno de tus compatriotas se empobrece y no tiene cómo sostenerse, ayúdale como lo harías con el extranjero o con el residente transitorio; así podrá seguir viviendo entre ustedes. No le exigirás interés cuando le prestes dinero o víveres, sino que temerás a tu Dios; así tu compatriota podrá seguir viviendo entre ustedes." (Levítico 25:35-36 NVI)

Este tema es largo, complejo y requiere mucha sabiduría.

Hay una cosa que debemos tener en claro: La gente (que son la mayoría) va en una dirección y nostros vamos en la mayoría de los casos en la dirección contraria. Votemos en conciencia, con la cabeza. Lo más importante de todo es decir: "Esto es lo que pienso", aunque seamos minoría. ¡Es difícil!, pero recordemos lo importante:

"- Mi reino no es de este mundo -contestó Jesús-. Si lo fuera, mis propios guardias pelearían para impedir que los judíos me arrestaran. Pero mi reino no es de este mundo." (Juan 18:36 NVI)


viernes, 19 de abril de 2013

De imperfección en imperfección

Los gentiles cristianos fallamos al intentar entender la Ley, los judíos mesiánicos fallan al intentar entender la gracia...

Y así, todos juntos, somos una iglesia imperfecta. Un gran grupo de humanos y hermanos que con nuestras limitadas mentes nos esforzamos por entender lo grandioso del milagro de la salvación.

"Y es que sólo conocemos y profetizamos de manera imperfecta, pero cuando venga lo perfecto, lo que es imperfecto se acabará." (1 Coritios 13:9-10 RVC)
Y casi todos hemos fallado al entender la eternidad. Porque ansiamos y queremos para hoy, las promesas que son eternas, porque ansiamos y queremos hoy imponer el reino eterno, porque ansiamos y queremos hoy lo que nos será entregado en la vida eterna.

"Ahora vemos con opacidad, como a través de un espejo, pero en aquel día veremos cara a cara; ahora conozco en parte, pero en aquel día conoceré tal y como soy conocido" (1 Corintios 13:12 RVC) 
Y es así como ha sido, y es así como seguirá siendo hasta que Jesús vuelva. Dios no se ha intimidado ante la tremenda imperfección del hombre, sino que por medio de hombres y mujeres imperfectos ha logrado la obra perfecta de abrir una puerta que nadie puede cerrar, para que todo el que crea tenga acceso a la vida eterna.

Todos nos equivocamos, todos fallamos, todos entendemos de modo incompleto, pero aún eso no es obstáculo si quieres alcanzar a Cristo. Por eso Dios lo ha hecho fácil.

"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna." (Juan 3:16 RVC)

Y cuando somos concientes de nuestras imperfecciones, más nos aferramos al único que es perfecto. Nuestros temores se desvanecen porque al ser concientes de nuestra imperfección dejamos de confiar en nosotros mismos.

En esta vida ajetreada, donde dependemos de nuestro propio éxito no hay espacio para la imperfección. No obstante ahí está. Por mucho que la escondamos debajo de la alfombra seguirá ahí.

Y aún seguiremos chocando contra la pared, dándonos golpes de cabeza unos a otros, hasta el día que Jesús vuelva. Mientras tanto aferrémonos a Él, confiemos en Él, creamos en Él, aprendamos de Él. Nuestra imperfección seguirá con nosotros, porque sólo Él puede quitarla.

Nuestra misión es ser concientes de ella.

viernes, 12 de abril de 2013

Saliendo de Egipto

Todos tenemos un propósito en esta vida. No estamos aquí por azar como dicen algunos que se hacen llamar “sabios”. Tú, que lees esto, debes saber que Dios ha escrito un destino para ti, sin importar las circunstancias que te trajeron a este mundo, tomar ese destino perfecto y hacerlo real depende de tu decisión.

“Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito de muchos hermanos.” (Romanos 8:29)

Tomemos la historia de Moisés. Después de que Jacob se estableció con sus hijos en Egipto durante los 7 años de hambre, los israelitas comenzaron a crecer y a multiplicarse. Cuatrocientos años después de la llegada de los israelitas a Egipto, el escenario había cambiado. Los faraones habían olvidado a José y comenzaron a ver a los israelitas como una amenaza para su existencia nacional. Por lo tanto, decidieron someterlos a la esclavitud a fin de disminuir su poderío.

“Murieron José y sus hermanos y toda aquella generación. Sin embargo, los israelitas tuvieron muchos hijos, y a tal grado se multiplicaron que fueron haciéndose más y más poderosos. El país se fue llenando de ellos.
Pero llegó al poder en Egipto otro rey que no había conocido a José, y le dijo a su pueblo: <<¡Cuidado con los israelitas, que ya son más fuertes y numerosos que nosotros! Vamos a tener que manejarlos con mucha astucia; de lo contrario, seguirán aumentando y, si estalla una guerra, se unirán a nuestros enemigos, nos combatirán y se irán del país.>>
Fue así como los egipcios pusieron capataces para que oprimieran a los israelitas. Les impusieron trabajos forzados, tales como los de edificar para el faraón las ciudades de almacenaje de Pitón y Ramsés. Pero cuanto más los oprimían, más se multiplicaban y se extendían, de modo que los egipcios llegaron a tenerles miedo; por eso les imponían trabajos pesados y los trataban con crueldad.” (Éxodo 1:6-12 NVI)
No contento con eso, el faraón dio la orden de que todos los recién nacidos varones del pueblo de Israel fuesen eliminados. Fue durante este genocidio que nació Moisés. Temiendo que el niño fuera asesinado, su madre lo ocultó por un período de tres meses, hasta que ya no pudo más. Luego ideó la estratagema de poner al niño en una cesta de papiro impermeabilizada y esperar.

Quiero hacer un alto aquí, y llamar la atención de un punto. ¿confías en Dios? Muchas veces uno quiere tener el control de todo, pero hay casos en que se deben dejas las cosas a un lado y confiar en Dios. Si realmente creemos que Él tiene la situación bajo su control, debemos tener la disposición de hacernos a un lado y permitir que sea Él quien dirija el desarrollo de las cosas.

Moisés creció y fue entregado a la hija del faraón. De este modo fue educado en los estándares reales del Egipto, por lo que debe haber sido un hombre muy instruido y culto. No obstante, a pesar de su instrucción, no olvidó de donde venía.

  • ¿Has llegado alto?
  • ¿Has olvidado de donde vienes?
No importa cuán peligroso sea el entorno. Moisés nació en medio de un genocidio, pero Dios tenía planes para su vida y siempre lo cuidó.

Moisés no olvidó su origen y siempre vio a los israelitas como sus hermanos.

Se dice que un hombre, donde ve una necesidad debe ver un llamado. Con mayor razón aún, si creemos en Cristo, ahí donde vemos necesidad debemos ver un llamado. En lugar de quejarse y decir “Que alguien arregle eso”, debemos subirnos las mangas y ponernos a trabajar.

Y eso fue lo que hizo Moisés. Al ver la opresión de su pueblo, sintió en su corazón que debía hacer algo. Pero en este punto siempre hay dos caminos: El que se hace con nuestras propias fuerzas, y el que se hace con las fuerzas de Dios.

“No será por la fuerza ni por ningún poder, sino por mi Espíritu -dice el SEÑOR todopoderoso-” (Zacarías 4:6b NVI)
Moisés primero comenzó con sus propias fuerzas, y terminó huyendo al desierto. Tendría que pasar un largo proceso para que volviera a presentarse ante el faraón para liberar, esta vez, de forma definitiva a su pueblo.

Quiero enfocarme por un minuto en esto: ¿Cuántas veces hemos intentado hacer algo por nuestra propia fuerza?

Me atrevería a decir que la mayoría de las veces. Pero cuando Dios hace las cosas por medio de su Espíritu, debemos prepararnos para que todo se haga más lentamente. No a nuestra pinta, sino en los tiempos de Dios. ¿Por qué es así? ¡porque Él conoce todo! Nos conoce tan bien que primero debe tratar con nuestro carácter y con las circunstancias a nuestro alrededor.

Y fue en medio del desierto donde Moisés fue preparado. Tuvieron que pasar largos 40 años antes de que Dios le diera la orden directa de ir a buscar a Su pueblo. El desierto siempre es un lugar de preparación. Seco, duro, árido, pero es el lugar donde Dios moldea nuestro carácter para que hagamos la obra perfecta conforme a sus planes.

Cuando Dios traza un propósito para nuestra vida, tenemos dos opciones: O nos hacemos los desentendidos, o nos inclinamos para hacer su voluntad. Esto no es arbitrario ni por capricho. Dios sabe con quiénes te has de enfrentar y debe prepararte. Cuando Él traza el plan, siempre estarás bajo su cuidado, Él te protegerá.

Cuando Moisés se presentó ante faraón, era otro hombre. Dios lo había moldeado en el desierto y entrenado como líder político, religioso y militar para guiar a la nueva nación.

Durante mucho tiempo me pregunté por qué Dios necesitó asolar a Egipto con plagas y gran despliegue de fuerza para sacar a Israel de ahí. Hoy he entendido que en ese momento los israelitas no conocían a Dios. Vivían como esclavos en medio de un país politeísta con dioses falsos. Necesitaban conocer al verdadero Dios viviente para así entender que realmente iban tras alguien verdadero.

Fue en este instante donde Dios dejó en claro no sólo el pacto por el cual sacaría a Israel de Egipto, sino que también envió una poderosa señal para nosotros: El cordero sacrificado, con cuya cuya sangre se pintaría el marco de la puerta de cada casa de Israel. El ángel de la muerte pasó por Egipto, pero no entró a las casas que tenían la sangre del cordero. ¡Que imagen más clara de la obra de Cristo! Es el mismo cordero que Dios proveyó a Abraham en el monte. Y hoy, cubiertos por la sangre de Cristo, tenemos seguridad que la muerte pasará junto a nosotros, pero no nos retendrá.

Dios marchó al frente de su pueblo. Abrió el mar, y ahogó al enemigo que perseguía a su pueblo. ¡Dios mismo, en persona guiaba a su pueblo! Del mismo modo que los israelitas tenían frente a ellos la columna de nube y la columna de fuego, hoy tenemos el antiguo testamento y el nuevo testamento. Dios ha plantado estas columnas en nuestra mente y en nuestro corazón para que sigamos por el camino que Él nos ha preparado.

“Éste es el pacto que después de aquel tiempo haré con la casa de Israel -dice el SEÑOR-: Pondré mis leyes en su mente y las escribiré en su corazón. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.” (Hebreos 8:10 NVI)
 El viaje no estuvo exento de dificultades, ¿sabes? Pero Dios siempre estuvo atento a su pueblo y cuidó de él. Así como Moisés fue salvado en el Nilo, Israel fue salvado en el mar Rojo, así también tu estás bajo el cuidado del Fuerte, del Eterno.

“El que habita al abrigo del Altísimo se acoge a la sombra del Todopoderoso.
Yo le digo al SEÑOR: 'Tú eres mi refugio, mi fortaleza, el Dios en quien confío'.
Sólo el puede librarte de las trampas del cazador y de mortíferas plagas, pues te cubrirá con sus plumas y bajo sus alas hallarás refugio” (Salmo 91: 1 - 4)

viernes, 22 de febrero de 2013

Deshaciéndonos de la Grasa.

"Les aseguro que el que no reciba el reino de Dios como un niño, de ninguna manera entrará en él" (Lucas 18:17 NVI)
"Mientras más sabiduría, mas problemas; mientras más se sabe, más se sufre" (Eclesiastés 1:18 NVI) 

Las palabras de Jesús en Lucas 18:17 no tenían especial significado para mí, en realidad eran uno de esos versículos que uno simplemente lee, pero nada más.

Durante el año pasado, trabajé con los niños de la iglesia a la que asisto y recién entonces vine a comprender la "Fe de niño": Ellos simplemente creen.

Es así de simple. Nosotros sometemos todo al análisis: que la exégesis, que el griego, que la iglesia de la otra esquina, que el papa, que la tradición, que el pastor, que el hermano tanto, que la ciencia, que el history channel, que el canon ya está cerrado, que el calentamiento global, que la telenovela....  y así quedamos con la cabeza revuelta y nuestra fe por el suelo.

¡Y nadie nos manda! . . . solitos nos "calentamos la cabeza" -como decimos en Chile- y, como se dice tradicionalmente, "nos perdemos la bendición".

Hace un par de semanas atrás me hice un examen rápido de grasa corporal. Resulta que soy delgado, pero debido a que soy un hombre de libros (es decir, sedentario), mi nivel de grasa corporal está "un poco sobre lo normal".

Cuando uno tiene mucha grasa en el cuerpo, se pone lento, pesado, se pierde la agilidad y todo da flojera. Con mi esposa hemos tomado la determinación de hacer un poco más de actividad física (créanme que es un gran esfuerzo para nosotros), a fin de ganar algo de ánimo y agilidad.

"El oferente presentará al SEÑOR, como ofrenda por fuego, las siguientes partes del animal: la grasa, que recubre los intestinos y la que se adhiere a éstos, los dos riñones y la grasa que los recubre, la grasa que recubre los lomos, y también el lóbulo del hígado, el cual se extraerá junto con los riñones. Entonces el sacerdote quemará todo esto en el altar. Es una comida, una ofrenda presentada por fuego de aroma grato. Toda la grasa pertenece al SEÑOR." (Levítico 3:14-16 NVI, énfasis añadido)
Lo maravilloso de la Biblia, es que la podemos leer en un plano físico: Es sano no comer grasa. También la podemos leer en un plano espiritual: Hay que deshacerse de la grasa espiritual. Es decir, de todas aquellas cosas que nos ponen lentos y pesados; y que al final impiden que recibamos el reino de Dios como niños.

La pregunta es entonces: ¿cuál es mi grasa espiritual? En Levítico leemos que a lo menos hay 3 tipos de grasas distintas. Deduzco por lo tanto, que para el espíritu hay distintos tipos de grasa.

Creo que cada uno de nosotros tiene impedimentos y trabas que hacen que nuestra fe sea lenta, pesada y compleja; todo lo contrario a la fe de un niño que es ágil, ligera y simple.

Un atleta es rápido porque se ejercita. Un informático es lento porque es sedentario. ¿Cómo está el sedentarismo espiritual? ¿oramos? ¿leemos la Biblia? ¿hablamos con Dios? ¿le ofrecemos nuestra grasa?

Sabemos que Jesús es nuestro sacerdote, así que ¿por qué no presentarle nuestra grasa espiritual para que él la queme en el altar del cielo?

Si entregamos las cargas e impedimentos que entorpecen nuestra fe, entonces Él quemará todas esas cosas. De hecho, debemos hacerlo, ya que toda la grasa pertenece al Señor.

Por lo tanto, debemos deshacernos de todo el caldo de cabeza, sujetando y tomando autoridad sobre nuestros pensamientos; llevando todas las veces que sea necesario nuestros recuerdos, nuestros prejuicios, nuestra experiencia, nuestros malos momentos, nuestras dudas y temores, ante Jesús.

"Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo" (2 corintios 10:5 NVI)

Complementariamente, debemos ejercitarnos espiritualmente: Orar, leer la Blblia, meditar la Bibliavivir la Palabra, predicar el evangelio, hablar de Dios con nuestros amigos, alabar, asistir al culto, pensar menos en la gente y más en Jesús.

Hace poco tiempo atrás decidí hacer esto: cada vez que viene a mi mente un pensamiento o recuerdo que sé que impide que mi fe sea como la de un niño, hago esta oración: "Jesús, te entrego este pensamiento para que lo quemes en el altar. Sácalo de mi cabeza y llévatelo de acá" y luego obligo a mi dura cabeza a llevar los pensamientos en otra dirección. Es un ejercicio difícil al comienzo, pero con el tiempo se ha ido tornando más fácil.

También trato de orar en todo tiempo. El viaje en la mañana a la oficina es un excelente momento para hablar con el Padre. De hecho este artículo lo escribí a partir de la conversación de hoy. La oración hay que llevarla al siguiente nivel: Debe ser contínua, del mismo modo que la adoración... Créeme que cuesta, pero se puede.

Te animo a deshacerte de tu grasa espiritual. Entrega tu grasa a Jesús para que la queme, todas las veces que sea necesario. Créeme que Jesús lo hará siempre que se lo pidas.

"No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús." (Filipenses 4:6-7 NVI, énfasis añadido)

lunes, 18 de febrero de 2013

Que vida mas grata!

Creo que no hay nada más grato que caminar por la vida con la seguridad de que las cosas están y estarán bien.

Con mi esposa tenemos esa paz de saber que aunque el cielo tenga nubarrones, al final es Dios quien tiene el control de las cosas y que, aunque a veces parezca que estamos en un callejón sin salida, Él siempre abre una puerta que nadie puede cerrar.

Podemos caminar con seguridad, sabemos que Él nos cuida como si fuéramos la parte blanca de su ojo y que aunque muriéramos estaremos con Él, en su justicia y su reino.

En este mundo de tiranos, de delincuentes, de opresión, de locura materialista, de crisis económica e incertidumbre política, da gusto poder caminar todos los días con una sonrisa, sabiendo que desde que entregamos nuestras vidas a Jesús, tenemos todo garantizado tanto en esta vida como en la venidera.

"El que habita al abrigo del altísimo
y se acoge a la sombra del Omnipotente,
dice al Señor: 'Tú eres mi esperanza, mi Dios,
¡el castillo en que pongo mi confianza!'

El Señor te librará de las trampas del cazador;
te librará de la peste destructora.
El Señor te cubrirá con sus plumas,
y vivirá seguro debajo de sus alas.
¡Su verdad es un escudo protector!

No tendrás temor de los terrores nocturnos,
ni de las flechas lanzadas de día;
no temerás a la peste que ronda la oscuridad,
ni a la mortandad que destruye a pleno sol.

A tu izquierda caerán mil,
y a tu derecha caerán diez mil,
pero a ti no te alcanzará la mortandad.
¡Tú lo verás con tus propios ojos!
¡Tú verás a los impíos recibir su merecido!

Por haber puesto al Señor por tu esperanza,
por poner al Altísimo como tu protector,
no te sobrevendrá ningún mal,
ni plaga alguna tocará tu casa.

El Señor mandará a sus ángeles a ti,
para que te cuiden en todos tus caminos.
Ellos te llevarán en sus brazos,
y no tropezarán tus pies con ninguna piedra.
Aplastarás leones y víboras;
¡pondrás tu pie sobre leones y serpientes!

'Yo lo pondré a salvo, porque él me ama.
Lo enalteceré, porque él conoce mi nombre.
Él me invocará, y yo le responderé;
estaré con él en medio de la angustia.
Yo lo pondré a salvo y lo glorificaré.
Le concederé muchos años de vida, 
y le daré a conocer mi salvación'"  (Salmo 91, RVC)


martes, 20 de noviembre de 2012

¿Qué significa ser santo?

¿Qué significa ser santo?

Cuando escuchamos la palabra santo, lo primero que se nos viene a la cabeza es la imágen de un tipo parado arriba de una nube, con una túnica (blanca o celeste), un arpa, alas y una aureola dorada arriba de la cabeza. O bien puede tratarse de alguien que está “en el cielo” y que por haber sido muy muy muy bueno o muy muy muy católico se le han dado ciertos atributos divinos para que la gente le “rece” y pida favores.

Nada más alejado de la realidad.

El concepto de santidad bíblico se establece en el Antiguo Testamento, a fin de que el pueblo israelita sea un pueblo completamente diferente de lo que había en el momento.

Entendamos esto: en esa época, si querías comer un bistec no ibas al supermercado o la carnicería, sino que tomabas un cuchillo afilado e ibas a buscar un ternero gordo. Los problemas entre vecinos solían resolverse con una espada y si un país estaba escaso de algún recurso simplemente invadía el país que lo tenía. (parece que las cosas no han cambiado mucho).

El llamado de Dios a su pueblo, es ser apartado, no dejándose llevar por las costumbres de los que les rodean.

Podemos parafrasearlo de este modo: “No hagan lo mismas estupideces que hacen los demás, ustedes deben ser diferentes”. Ahora bien, entendamos que quiere decirnos Dios con ser diferentes.

“El SEÑOR ordenó a Moisés que hablara con toda la asamblea de los israleitas y les dijera: 'Sean santos, porque yo, el SEÑOR su Dios, soy santo'.
Respeten todos ustedes a su madre y a su padre, y observen mis sábados. Yo Soy el SEÑOR su Dios.
No se vuelvan ustedes a los ídolos inútiles, ni se hagan dioses de metal fundido. Yo Soy el SEÑOR su Dios.” (Levítico 19:1-4)

También nos llama a ser bondadosos:

“Cuando llegue el tiempo de la cosecha, no sieguen hasta el último rincón de sus campos ni recojan todas las espigas que allí queden.
No rebusquen hasta el último racimo de sus viñas, ni recojan las uvas que se hayan caído. Déjenlas para los pobres y los extranjeros. Yo Soy el SEÑOR su Dios.” (Levítico 19:9-10)

A ser honestos:

“No roben.
No mientan.
No engañen a su prójimo.
No juren en mi nombre sólo por jurar, ni profanen el nombre de Dios. Yo soy el SEÑOR.” (Levítico 19:11-12)

A ser justos:

“No explotes a tu prójimo, ni lo despojes de nada.
No retengas el salario de tu jornalero hasta el día siguiente.
No maldigas al sordo, ni le pongas tropiezo al ciego, sino teme a Dios. Yo soy el SEÑOR.
No perviertas la justicia, ni te muestres parcial en favor del pobre o del rico, sino juzga a todos con justicia.” (Levítico 19:13-15)

A ser íntegros:

“No andes difundiendo calumnias entre tu pueblo, ni expongas la vida de tu prójimo con testimonios falsos. Yo soy el SEÑOR
No alimentes odios secretos contra tu hermano, sino reprende con franqueza a tu prójimo para que no sufras las consecuencias de su pecado.
No seas vengativo con tu prójimo, ni le guardes rencor. Ama a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el SEÑOR” (Levítico 19:16-18)

A ser respetuosos y amables:

“Ponte de pie en presencia de los mayores.
Respeta a los ancianos.
Teme a tu Dios. Yo soy el SEÑOR.
Cuando algún extranjero se establezca en el país de ustedes, no lo traten mal. Al contrario, trátenlo como si fuera uno de ustedes. Ámenlo como a ustedes mismos, porque también ustedes fueron extranjeros en Egipto. Yo soy el SEÑOR y Dios de Israel.
No cometan injusticias falseando las medidas de longitud, de peso y de capacidad. Usen balanzas, pesas y medidas justas. Yo soy el SEÑOR su Dios, que los saqúe de Egipto.” (Levítico 19:32-37)

La santidad bíblica es simple y práctica. ¡Son leyes del buen vivir y buena vecindad!¡Cuánta falta le hace a este mundo!

Aquellos que se quejan alegando que la Biblia y las leyes de Dios están obsoletas y “pasadas de moda”, necesitan leer con mucha detención los versículos de más arriba. Yo pregunto con sinceridad... ¿cómo funcionaría esta sociedad si en verdad se aplicaran estos principios bíblicos? ¿Se imaginan un político con esta actitud? ¿o un empresario? Acá tenemos principios simples que nó sólo benefician al individuo, sino a la sociedad entera.

Recordemos que estas leyes fueron dadas en un contexto histórico y social donde se sacrificaban a los niños, y la carne se conseguía cortándola directamente de la vaca. Aún así su vigencia es plena y su aplicación trae grandes beneficios.

Ahora entedemos que la santidad no es un “estado” que se gana por méritos, ni tampoco una especie de “ascenso” religioso; sino que es la aplicación práctica de los mandatos de Dios en nuestro diario vivir, no sólo para nuestro beneficio, sino para toda la sociedad.

Y aunque la santidad en sí misma no trae como consecuencia la salvación, si debe ser una característica de quien ha puesto su fe en Jesús.

“La religión pura y sin mancha delante de Dios nuestro Padre es ésta: atender a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y conservarse limpio de la corrupción del mundo.” (Santiago 1:27)

¿Hay algo de malo en esta actitud? ¿Hay algo condenable en la santidad? ¿Hay un motivo real y sincero por el que la humanidad deba rechazar estas leyes? ¿Hay acaso alguna alternativa de buen vivr? ¿Existe otra guía para tener una sociedad sana y pacífica?

Una última reflexión:

“Las obras de la naturaleza pecaminosa se conocen bien: inmoralidad sexual, impureza y libertinaje; idolatría y brujería; odio, discordia, celos, arrebatos de ira, rivalidades disenciones, sectarismos y envidia; borracheras, orgías, y otras cosas parecidas...
En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas.” (Gálatas 5:19-21a y 22-23)


...continúa


* Todas las citas bíblicas son tomadas de la Nueva Versión Internacional. Énfasis añadido.