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lunes, 23 de septiembre de 2013

¿Qué es la idolatría?

De alguna forma sabemos que la idolatría es un pecado, que no está bien, pero muchas veces no tenemos claro de que se trata precisamente la idolatría.

Generalmente asociamos idolatría con la veneración y/o adoración de imágenes (santos, vírgenes, crucifijos, etc), asociándolo al segundo mandamiento.
“No te hagas ningún ídolo, ni nada que guarde semejanza con lo que hay arriba en el cielo, ni con lo que hay abajo en la tierra, ni con lo que hay en las aguas debajo de la tierra. No te inclines delante de ellos ni los adores. Yo, el SEÑOR tu Dios, soy un Dios celoso. Cuando los padres son malvados y me odian, yo castigo a sus hijos hasta la tercera y cuarta generación. Por el contrario, cuando me aman y cumplen mis mandamientos, les muestro mi amor por mil generaciones.” (Éxodo 20:4-6 NVI)
Cuando leemos el Antiguo Testamento, nos damos cuenta de que existe una lucha continua contra la idolatría. Una y otra vez, el pueblo de Israel volvía a los ídolos y se alejaba de ellos, mostrándonos que la tendencia natural del ser humano es hacia la idolatría.

Sabemos entonces que la idolatría tiende a manifestarse en la adoración de objetos, pero tiene una raíz mucho más profunda.

La idolatría siempre implica violencia. Cuando a un idólatra se le ataca o derriba el ídolo, tiende a actuar en forma violenta. Por ejemplo, tomemos el momento en que Gedeón destruyó el altar de Baal.
“Gedeón llevó a diez de sus siervos e hizo lo que el SEÑOR le había ordenado. Pero en lugar de hacerlo de día lo hizo de noche, pues tenía miedo de su familia y de los hombres de la ciudad. 
 Cuando los hombres de la ciudad se levantaron por la mañana, vieron que el altar de Baal estaba destruido, que el poste de la imagen de la diosa Aserá estaba cortado, y que el segundo toro había sido sacrificado sobre el altar recién construido. 
Entonces se preguntaron el uno al otro: '¿Quién habrá hecho esto?' Luego de investigar cuidadosamente llegaron a la conclusión: 'Gedeón, hijo de Joás lo hizo'. Entonces los hombres de la ciudad le exigieron a Joás: 
-Saca a tu hijo, pues debe morir, porque destruyó el altar de Baal y derribó la imagen de Aserá que estaba junto a él.” (Jueces 6:28-30 NVI)
Si piensas que esto ocurría sólo en tiempos antiguos o que se trata solamente de “fanatismo religioso”, observa el comportamiento de los hinchas en un partido de fútbol. De hecho nadie es lo suficientemente estúpido como para quemar una camiseta del equipo contrario sabiendo que no se encuentra a salvo de la barra rival.

Tal como leemos en la historia de Gedeón, sabemos que el idólatra tiene la tendencia a defender a su ídolo, con violencia si es necesario. Es notable como Joás enfrentó este hecho:
“Pero Joás le respondió a todos los que lo amenazaban: 
-¿Acaso van ustedes a defender a Baal? ¿Creen que lo van a salvar? ¡Cualquiera que defienda a Baal, que muera antes del amanecer! Si de veras Baal es un dios, debe poder defenderse de quien destruya su altar” (Jueces 6:31 NVI, énfasis añadido)
El ser humano fue creado para adorar. El ser humano tiene la necesidad implícita de adorar. Esa necesidad de adorar, se experimenta como un vacío en el corazón, el cual desesperadamente trata de llenar.

Debido a la entrada del pecado al mundo, el ser humano no tiene conocimiento de Dios. Aún cuando en su subconsciente tiene la noción de Dios y de alguna forma sabe que ha sido creado y que debe buscar a su creador, existe una barrera consiente, cultural, inducida e incluso muchas veces orgullosa en la cual se escuda para no adorar a Dios.

Cuando el hombre no adora a Dios, buscará llenar ese vacío con cualquier cosa, por absurda que esta parezca, tal como espléndidamente dijo el profeta Isaías:
“El herrero toma una herramienta, y con ella trabaja sobre las brasas; con martillo moldea un ídolo, con la fuerza de su brazo lo forja. Siente hambre, y pierde las fuerzas; no bebe agua, y desfallece.

El carpintero mide con un cordel, hace un boceto con un estilete, lo trabaja con el escoplo y lo traza con el compás. Le da forma humana; le imprime la belleza de un ser humano, para que habite en un santuario.

Derriba los cedros, y escoge un ciprés o un roble, y lo deja crecer entre los árboles del bosque; o planta un pino, que la lluvia hace crecer.
Al hombre le sirve de combustible, y toma una parte para calentarse; enciende un fuego y hornea un pan. Pero también labra un dios y lo adora; hace un ídolo y se postra ante él.
La mitad de la madera la quema en el fuego, sobre esa mitad prepara su comida; asa la carne y se sacia. También se calienta y dice: '¡Ah! Ya voy entrando en calor, mientras contemplo las llamas.'
Con el resto hace un dios, un ídolo; se postra ante él y lo adora. Y suplicante le dice: 'Sálvame, pues tu eres mi dios.'
No saben nada, no entienden nada; sus ojos están velados, y no ven; su mente está cerrada, y no entienden. Les falta conocimiento y entendimiento; no se ponen a pensar ni a decir: 'Usé la mitad para combustible; incluso horneé pan sobre las brasas, asé carne y la comí. ¿Y haré algo abominable con lo que queda? ¿Me postraré ante un pedazo de  madera?'
Se alimentan de cenizas, se dejan engañar por su iluso corazón, no pueden salvarse a sí mismos, ni decir: '¡Lo que tengo a mi diestra es una  mentira!'” (Isaías 44:12-20 NVI)
Hay algo en la conducta del idólatra que me intriga: Aunque se derribe al ídolo, lo volverá a levantar. Si el ídolo es destruido, encontrará un reemplazo. Hay algo en el idólatra que va más allá del objeto. La respuesta está en el libro de Ezequiel:
“Hijo de hombre, estas personas han hecho de su corazón un altar de ídolos malolientes, y a su paso han colocado trampas que los hacen pecar.” (Ezequiel 14:3 NVI)
Tiempo atrás leí un artículo de prensa en el que se explicaba que se había descubierto en los fan boys de Apple que al observar fotografías con los productos de esta marca, se activaban en su cerebro las mismas regiones que están relacionadas con el comportamiento religioso. Es decir, que tanto la adoración de imágenes de santos o vírgenes como el ser fan boy de una marca como Apple (aunque puede ser cualquier otra) está relacionado a la misma zona cerebral. Impresionante, porque concuerda exactamente con lo que dice la Biblia.

Ya sea que se trate de un smartphone, una computadora, un automóvil, una moto, una imagen de San Guchito o de la Virgen de Cachabombo, un líder político, un líder espiritual, un músico, una página web, un telepredicador, una marca de zapatillas, el dinero, uno mismo o cualquier cosa creada; la idolatría reside en la profundidad de la mente del idólatra, en su corazón.

La idolatría es lejos una de las acciones humanas más aborrecidas por Dios. No sólo por el absurdo de la actitud en sí, sino porque coloca a objetos en el lugar que debiera estar ocupado exclusivamente por Dios. Más grave es aún cuando alguien que conoce a Dios se vuelve a la idolatría.
“Porque pueden estar seguros de que nadie que sea avaro (es decir, idólatra), inmoral o impuro tendrá herencia en el reino de Cristo y de Dios” (Efesios 5:5 NVI)
“Pero los cobardes, los incrédulos, los abominables, los asesinos, los que cometen inmoralidades sexuales, los que practican artes mágicas, los idólatras y todos los mentirosos recibirán como herencia el lago de fuego y azufre. Ésta es la segunda muerte.” (Apocalipsis 21:8 NVI)
La idolatría entorpece al hombre, desordenando las prioridades, desvía el foco de nuestro amor a Dios hacia un objeto inerte, nos hace perder la cordura al obligarnos a mantener un absurdo, nos hace caer en una espiral de autodestrucción al hacernos perder la referencia de lo bueno y lo malo en las leyes de Dios, nos llena de violencia y destruye el amor y la compasión por el prójimo.

Si decidimos entregar nuestro corazón a Jesús, Dios mismo nos ofrece la solución:
“Yo les daré un corazón íntegro, y pondré en ellos un espíritu renovado. Les arrancaré el corazón de piedra que ahora tienen, y pondré en ellos un corazón de carne, para que cumplan mis decretos y pongan en práctica mis leyes. Entonces ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios.” (Ezequiel 11:19 NVI, énfasis añadido)
El proceso es doloroso, a nadie le gusta que le arranquen el corazón ni le derriben sus ídolos. Pero el resultado vale la pena. Dios nos promete una vida nueva, abundante y eterna:
“¡Aquí, entre los seres humanos está la morada de Dios! Él acampará en medio de ellos, y ellos serán su pueblo; Dios mismo estará con ellos y será su Dios. Él les enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, no lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir” (Apocalipsis 21:3-4 NVI) 
En síntesis, la idolatría es una actitud mental, que está mas allá del objeto de adoración. Aunque el objeto desaparezca, la idolatría seguirá ahí, en esa zona específica del cerebro y tarde o temprano el objeto de adoración será reemplazado por otro. Nada se obtiene destruyendo al ídolo, tal como lo demuestra el Antiguo Testamento, sino que es necesario cambiar el corazón, de forma que esa área del cerebro específicamente creada para adorar cumpla la función para la que fue diseñada.

La única forma de lograr esto es entregando el corazón a Jesús, de forma voluntaria y consiente, ya que él ha derramado su sangre con el propósito de limpiarnos y hacernos nuevos, restituyendo nuestra mente y actitud desde dentro en un acto de amor total que nos limpia, purifica, restituye y nos prepara para una eternidad de felicidad.

miércoles, 27 de marzo de 2013

¿Está prohibido comer carne el 'Viernes Santo'?

"Porque el reino de Dios no es cuestión de comida ni de bebida, sino de justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo." (Romanos 14:17 RVC)

Respuesta corta: No, no está prohibido, ni interfiere en tu salvación ni en que "vayas al cielo".

Respuesta larga:

En el Antiguo Testamento, Dios prohibió a los Israelitas el comer carne de ciertos animales (llamándolos impuros). No podemos negar la "coincidencia médica" de lo saludable que resulta la dieta siguiendo los consejos del A.T.

Pero en el Nuevo Pacto (es decir, en nuestro tiempo), Jesús declaró puros todos los alimentos, por lo que hay algunas cosas que debemos tener en mente:

1. Todos los ritos y fiestas del Antiguo Pacto apuntaban directamente a Cristo.

"No permitan, pues, que nadie los juzgue por lo que comen o beben, o en relación con los días de fiesta, la luna nueva o los días de reposo. Todo esto no es más que una sombra de lo que está por venir; pero lo real y verdadero es Cristo." (Colosenses 2:16-17 RVC)

2. Efectivamente, hay una prohibición transversal tanto a la época en que no había Ley como al Antiguo y Nuevo Pactos: No debemos comer sangre.


"Todo lo que se mueve y tiene vida les servirá de alimento, lo mismo las legumbres que las plantas verdes. Yo les he dado todo.
 Pero la carne con su vida, que es su sangre, no la comerán.
Porque ciertamente yo demandaré de la vida de ustedes esa sangre; la demandaré de las manos de todo animal, y de las manos del hombre; demandaré la vida del hombre de manos del hombre, su hermano." (Génesis 9:3-5 RVC; antes del Antiguo Pacto) 

"Si algún israelita o extranjero que viva entre ustedes come sangre, yo me pondré en contra de él y lo eliminaré de su pueblo.
Y es que la vida de todo ser está en la sangre. Yo les he dado a ustedes la sangre para que sobre el altar se haga expiación por ustedes. Por medio de la sangre misma se hace expiación por ustedes.
 Por lo tanto, digo ahora a los hijos de Israel: Ninguno de ustedes, ni ningún extranjero que viva entre ustedes, comerá sangre." (Levítico 17:10-12 RVC; durante el Antiguo Pacto)

 "Al Espíritu Santo y a nosotros nos ha parecido bien no imponerles ninguna otra carga, sino sólo esto que necesitan saber:
Que deben abstenerse de comer lo que se ha sacrificado a los ídolos, de comer sangre o la carne de animales ahogados, y del libertinaje sexual. Harán bien en evitar estas cosas. Que estén muy bien."  (Hechos 15:28-29; durante el Nuevo Pacto)

3. Tenemos la opción de decidir si queremos abstenernos de comer o no. No obstante el hecho de abstenernos o no de comer algo no nos hace más "santos" ni nos da derecho a condenar a nadie. Tampoco el hecho de abstenernos de una comida nos servirá para "irnos al cielo".


"El que come de todo no debe menospreciar al que come ciertas cosas, y el que no come de todo no debe condenar al que lo hace, pues Dios lo ha aceptado". (Romanos 14:3 NVI)
"El que come de todo, come para el Señor, y lo demuestra dándole gracias a Dios; y el que no come, para el Señor se abstiene, y también da gracias a Dios. Porque ninguno de nosotros vive para sí." (Romanos 14:6b NVI)

En ninguna parte de la Biblia se menciona la prohibición de comer carne durante la Pascua, menos aún en el Nuevo Testamento. De hecho en la pascua se comía ¡cordero!, como señal del sacrificio de Jesús.

Debemos entender esto: La salvación no consiste en "juntar puntos" para agradar a Dios. No hay necesidad, porque todo lo necesario para nuestra comunión con Dios fue hecho por Jesús. Cuando el se entregó a sí mismo en la cruz, hizo todo lo necesario para que nos reconciliemos con Dios.

¿Acaso tiene sentido abstenerse de comer carne un día para "ir al cielo" y seguir pecando el resto del año? Eso es una actitud hipócrita y tremendamente religiosa.

"Todo esto es un símbolo para el tiempo presente, de que las ofrendas y sacrificios que allí se presentan no pueden perfeccionar la conciencia de los que adoran así, ya que tienen que ver sólo con comidas y bebidas, y con diversas ceremonias de purificación y ordenanzas externas, cuyo valor tiene vigencia hasta que llegue el tiempo de reformarlo todo.
 Pero Cristo vino ya, y es el sumo sacerdote de los bienes venideros, a través del tabernáculo más amplio y más perfecto, el cual no ha sido hecho por los hombres, es decir, que no es de esta creación, y no por medio de la sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por medio de su propia sangre. Entró una sola vez y para siempre en el Lugar Santísimo, y así obtuvo para nosotros la redención eterna." (Hebreos 9:9-12 RVC, hablando acerca de los ritos religiosos del Antiguo Pacto... ¿acaso esto no es válido también hoy?)

Cuando uno comprende que el sacrificio de Jesús fue completo y perfecto; de inmediato se ve libre de toda cadena religiosa que impone reglas para "entrar al cielo". Los cambios que ocurren en nosotros luego de someternos al señorío de Jesús son dados por el Espíritu de Dios que habita en nosotros, en un perfeccionamiento contínuo que dura hasta el fin de nuestras vidas: "hoy mejor que ayer, mañana mejor que hoy".

"Estoy persuadido de que el que comenzó en ustedes la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo." (Filipenses 1:6 RVC)

Por lo tanto ¡se libre! Estos son los días de regocijo, donde podemos juntarnos con nuestros amigos, compartir una comida, partir el pan y beber una copa de vino en memoria de aquel que nos salvó. ¡Qué mejor día para hablar de Cristo a nuestros amigos!

"¡Vamos, disfruta de tu pan con alegría, y bebe tu vino con un corazón feliz, porque tus obras son del agrado de Dios!
 ¡Que sean siempre blancos tus vestidos! ¡Que nunca falte perfume en tu cabeza!" (Eclesiastés 9:7-8 RVC)

¿No sabes como tener esa libertad? conoce y acepta a Jesús como tu único Señor y Salvador!!

martes, 27 de noviembre de 2012

Cuando la santidad no es suficiente

En un post anterior escribí acerca de la definición bíblica de santidad (precisamente según Levítico) y su aplicación práctica tanto como un principio de "buen vivir" como de "buena vecindad".

Pero entendamos esto: La santidad por si sola poco y nada mejora nuestra condición de rebeldes contra Dios. Nuestra santidad y buenas obras en nada nos justifican.

"Todos somos como gente impura; todos nuestros actos de justicia son como trapos de inmundicia. Todos nos marchitamos como hojas: nuestras iniquidades nos arrastran como el viento" (Isaías 64:6 NVI)

Entendámoslo de esta forma: Somos seres pecadores. No es que nacemos puros y poco a poco nos vamos desviando, sino que nacemos completamente apartados de Dios y con una clara predisposición a pecar.

"Pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios" (Romanos 3:23 NVI)

Lo voy a hacer más simple de entender aún: ¿que se necesita para ir al infierno? Nada. Quédate así como estás e irás al infierno.

La gran mentira que te cuenta la religión en esta: Tus "malas acciones" te llevarán al infierno y tus "buenas acciones" te llevarán "al cielo". Esa es la menira más asquerosa que ha inventado Satanás.

"Todos somos como gente impura; todos nuestros actos de justicia son como trapos de inmundicia. Todos nos marchitamos como hojas: nuestras iniquidades nos arrastran como el viento" (Isaías 64:6 NVI)

Sabiendo que es imposible que por nuestros propios méritos tengamos acceso al "cielo", Dios mismo ha proporcionado el camino para que lleguemos a Él.

"-Yo soy el camino, la verdad y la vida -le contestó Jesús-. Nadie llega al Padre sino por mi." (Juan 14:6 NVI)
"Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unegénito (es decir, a Jesús), para que todo aquel que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él." (Juan 3:16-17 NVI, paréntesis míos)

Y es el sometimiento a este Jesús lo que nos allana el camino a la eternidad con Dios. Es el creer de verdad en Jesús lo que abre nuestro corazón a la ley de Dios. Asi y todo es sólo y únicamente por la fe (es decir, el creer sin haber visto) en Jesús que nuestra salvación es real. Y esto es un regalo de Dios si contar nuestras "buenas acciones".

"Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras para que nadie se jacte." (Efesios 2:8-9, énfasis añadido)

Y es luego de este sometimiento al señorío de Jesús que Dios, cumpliendo su promesa "estampa" su ley en nuestro corazón.

"Éste es el pacto que después de aquel tiempo haré con el pueblo de Israel -afirma el Señor-: Pondré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo" (Jeremías 31:33-34 NVI)

Jesús mismo prometió vivir en aquellos que le aman.

"Le contestó Jesús: -El que me ama, obedecerá mi palabra, y mi Padre lo amará, y haremos nuestra vivienda en él." (Juan 14:23 NVI)

Y enviarnos su Espíritu para que nos enseñe y nos recuerde a vivir conforme a la ley de Dios.

"Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les hará recordar todo lo que les he dicho." (Juan 14:26 NVI)

Y todas esas obras que antes comentaba ya no son fruto de nuestro esfuerzo religioso por tratar de "juntar puntos para ir al cielo", sino que todo es un regalo gratuito de Dios.

El cumplimiento de la ley se hace entonces innecesario porque todo el mérito es de Jesús, y las buenas acciones ya no son fruto de nuestro esfuerzo, sino del Espíritu de Dios que viene como regalo, como un "timbre" o "sello" sobre nosotros.

"En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas." (Gálatas 5:22-23 NVI)

En resumen: Las buenas obras por sí solas sólo garantizan que una buena persona vaya al infierno. Por otro lado, el sometimiento a Jesús garantiza la vida eterna y nos capacita para las buenas obras.

¿Qué se necesita para ir al infierno? NADA.. QUÉDATE COMO ESTÁS.

¿Qué se necesita para ir al cielo? "Cree en el Señor Jesús; así tú y tu familia serán salvos" (Hechos 16:31 NVI)

No te conformes con lo que lees acá. La santidad bíblica es mucho más que normas de buena vecindad y buen vivir. Si creees en Jesús y quieres saber más, consigue una biblia y podrás leer por ti mismo las maravillosas promesas que Dios tiene para ti. Si no sabes por donde empezar, el evangelio según Juan es un buen comienzo. Está en el Nuevo Testamento. Y si en algo te puedo orientar, estoy a tu servicio.

sábado, 17 de noviembre de 2012

Un mensaje a la juventud

¿Cuál es tu parámetro para saber si eres salvo? ¿Tienes conciencia de lo que la apostasía está haciendo hoy? ¿En qué o quién está puesta tu esperanza?

Un mensaje del predicador estadounidense Paul Washer que no deja indiferente a quien lo vea. Muchas veces la necesidad de llevar el evangelio a todas las personas trae como consecuencia una distorsión en el mensaje que puede tener consecuencias muy tristes.

Te invito a tomar asiento y ver este video. Te aseguro que puede cambiar muchas cosas de tu vida.


viernes, 17 de agosto de 2012

Cuando el pastor se transforma en depredador

Una de las críticas más comunes (y trístemente la con más fundamento) que se hace a la iglesia cristiana en general y evangéica en particular es el común y desproporcionado (en muchos casos) enriquecimiento de pastores y líderes.

Casos no faltan y basta hacer algunas búquedas en la prensa para descubrir que este delito es más común de lo que se imagina.

Llega a ser indignante el ver iglesias donde la pobreza de los feligreses es extrema, careciendo en ocasiones de lo mínimo para subsistir, mientras que el pastor conduce un vehículo del año, 4x4 que sólo el pago de su permiso de circulación es suficiente para alimentar una familia. Da vergüenza.

Trístemente, muchas personas se alejan de Dios o se cierran a toda posibilidad de salvación debido a este comportamiento tan nefasto. Muchos llegan a pensar que la Biblia fue escrita con el propósito de que la “elite” controle a la “plebe”.

¿Que tiene la Biblia que decir de esta clase de pastores?

“Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel; profetiza y diles que yo, su Señor y Dios, he dicho:
¡Ay de ustedes, los pastores de Israel, que sólo cuidan de sí mismos! ¿Acaso no son los pastores los que deben cuidar de los rebaños? Ustedes se comen lo mejor, se visten con la lana, degüellan a las ovejas más engordadas, pero no cuidan de las ovejas. Ustedes no fortalecen a las ovejas débiles, ni curan a las enfermas, no vendan las heridas de las que se quiebran una pata, ni regresan a las descarriadas al redil; tampoco van en busca de las que se pierden, sino que las manejan con dureza y violencia. Y las ovejas andan errantes por falta de pastor; andan dispersas y son fácil presa de todas las fieras del campo. Y así, mis ovejas andan perdidas por todos los montes y por todas las colinas. Andan esparcidas por toda la tierra, sin que nadie las busque ni pregunte por ellas” (Ezequiel 34:2-6 RVC)

Más claro, echarle agua. A Dios, el Señor, no le agrada que le trasquilen su rebaño. Me sorprende que se use justamente la palabra pastores en una época en la que la iglesia no existía.

“Por lo tanto, pastores, oigan la palabra del Señor:
A las ovejas de mi rebaño se las roban, las hacen presa de todas las fieras del campo. Andan sin pastor, y mis pastores no las cuidan ni van en busca de ellas, sino que sólo cuidan de sí mismos. Por lo tanto yo, su Señor y Dios juro, y ustedes, pastores escuchen bien lo que les digo: Yo, su Señor y Dios estoy en contra de ustedes, los pastores, y voy a pedirles cuentas de mis ovejas. Ya no voy a dejarlas al cuidado de ustedes, ni tampoco ustedes van a cuidar sólo de si mismos; yo voy a librarlas de la boca de ustedes, para que no se las sigan comiendo” (Ezequiel 34:7-10 RVC, énfasis añadido)
Estoy seguro que en estas iglesias de pastores acaudalados con feligreses en la miseria jamás se ha leído Ezequiel 34. Si es así, le invito a leer este capítulo completo en su iglesia. ¡Más de alguien se llevará una sorpresa!

Si tu pensabas que la Biblia es un manual de cómo enriquecerse engañando a otros, estás completamente equivocado.

A Dios nadie le miente, y muy pronto estos sinvergüenzas deberán dar cuentas de sus actos.

“¿No he tenido esto en reserva, y lo he sellado en mis archivos? Mía es la venganza; yo pagaré. A su debido tiempo, su pie resbalará. Se apresura su desastre, y el día del juicio se avecina.” (Deuteronimio 32:34-35 NVI)

Entendamos esto: En la iglesia se paga luz, agua, arriendo, útiles de aseo, sueldos, etc. Y en este mundo ese tipo de cosas se hace con dinero. El dinero no crece en los árboles, por lo tanto es necesario el aporte de los asistentes para el mantenimiento del edificio.

Cuando se construyó el Tabernáculo, el Señor instruyó a Moisés que recogiera una ofrenda voluntaria.

"Dile a los hijos de Israel que tomen una ofrenda para mi. La tomarán de todo aquel que de voluntad y de corazón quiera darla." (Éxodo 25:2 RVC, énfasis añadido)

Los israelitas dieron de corazón para la construcción del tabernáculo. Más adelante, la ley establece el diezmo para el sostenimiento de los sacerdotes del templo. Recordemos que muchos sacerdotes se corrompieron y "trasquilaron al pueblo" tal como lo menciona el Señor por medio del profeta Ezequiel.

Hoy vivimos en la Gracia. Somos comprados por medio de la sangre de Jesucristo, y nuestra salvación no depende de las obras. No obstante la iglesia necesita recursos para su funcionamiento, por lo que la ofrenda sigue siendo necesaria (mas no para salvación).

En el libro de los Hechos, leemos que en la iglesia primitiva, se mantenían bienes y fondos en común que eran repartidos equitativamente entre los miembros. Gran parte de los fondos recaudados iban en ayuda de los pobres, mientras que otro tanto se utilizaba para la difusión del evangelio (de hecho, los socialistas se sorprenderían al leer Hechos).

En la segunda carta a los Corintios, el apóstol Pablo instruye sobre esta ayuda para los santos (2 de Corintios 9. Recomiendo leer el capítulo completo).

Muchas iglesias conservan aún este modelo. Sus finanzas son sanas, no hay necesidades entre sus asistentes porque los fondos son correctamente administrados, constantemente están enviando misioneros y evangelizadores. Por lo tanto el problema no está en si se debe entregar
diezmo u ofrenda, sino en cómo se administra.

Lo importante es esto: Dar. No damos por obligación, ni esperando recompensa. Damos por gracia lo que por gracia recibimos. ¿Tenemos trabajo? Es por gracia. ¿Nos va bien en el trabajo? Es por gracia. ¿Tenemos un buen sueldo? Es por gracia. No nos jactemos de lo que hoy tenemos, porque todo pertence al Señor. Somos peregrinos en esta tierra y debemos extender la mano al necesitado tal como Jesús lo hizo mientras estuvo entre nosotros.

Que nadie te engañe, a Dios no se le soborna, nuestra salvación fue comprada con sangre, las bendiciones que tenemos son por gracia.

sábado, 2 de junio de 2012

¿Qué es el evangelio?

¿De que se trata el evangelio?
¿Cuál es el rollo con Jesús?
¿A que viene esto de la Biblia y Dios, cuando parece tan poco lógico?


aqui está.... demasiado bien explicado.





viernes, 20 de abril de 2012

La trampa llamada religión

"¿Necesariamente creer en Dios implica una religión? ¿Por qué Jesús se enfrentaba a los religiosos de su época? ¿Realmente nuestra religiosidad sirve de algo?

Pantanosas aguas en las que he decidido meterme, pero me siento impelido a opinar al respecto de un tema tan delicado ya que de cierto modo, siento que hay muchas personas que tienen algunos conceptos equivocados. Antes de continuar, quiero dejar algunas cosas en claro: lo que escribo aca por ningún motivo es la verdad absoluta, simplemente es mi opinión basada en lo que he aprendido estudiando las escrituras, a las personas y algunas vivencias personales. No pretendo que por ningún motivo que la persona que lea esto se conforme en exclusiva con lo que escribo aca, sino que investigue por sus propios medios y saque sus propias conclusiones. Todo comentario siempre es bienvenido. Y si me he equivocado en algo, con gusto aceptaré correcciones bien fundamentadas.

"Si se mantienen fieles a mis enseñanzas, serán realmente mis discípulos; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres." (Juan 8:32 NVI)

Cuando hablo de Dios, la primera respuesta que suelo obtener es "No me hables de religión". Me han dicho también "eres muy religioso", y en otras ocasiones símplemente me han tratado despectivamente como "fanático religioso". No deja de sorprenderme este error de conceptos ya que existe un abismo de diferencias entre ambos. Dios no es una religión. Dios no usa una camiseta que diga "católico" o "musulmán" o "testigo de jehová" o "evangélico" por decir algo. Dios es completamente libre de cadenas religiosas, Dios es supremo y está por sobre toda obra y creación humana.

Nuestra mente es limitada, no podemos asimilar asi como asi los conceptos que definen a Dios. Del mismo modo que le sería muy difícil entender mecánica cuántica a mi sobrino de 4 años, para una persona común y corriente como tú o como yo es muy difícil entender el concepto de la universalidad de Dios. El simple hecho de tratar de entender que Dios es eterno y ha existido por siempre me vuelve loco y de verdad me resulta muy difícil de entender. No obstante tengo la certeza de que algún día lo entenderé, cuando por fin pueda pasar un bien tiempo conversando con Él mientras caminamos por hermosos paisajes.

En el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española encontramos el siguiente significado para Religión:

"Conjunto de creencias o dogmas acerca de la divinidad, de sentimientos de veneración y temor hacia ella, de normas morales para la conducta individual y social y de prácticas rituales, principalmente la oración y el sacrificio para darle culto." (www.rae.es)

Entendiéndolo en un criterio un poco menos general, puedo decir que la religión es un conjunto de rituales y creencias que el hombre cree necesarios para acercarse a Dios, buscando en cierta forma agradarle o "caerle bien" por las cosas que hace. Cuando las personas comienzan a agruparse en torno a su creencia, se producen algunos fenómenos que es importante tener en cuenta:

  • Comienza a establecerse un concenso común.
  • Comienzan a definirse ciertas reglas.
  • Comienza a marginarse a aquellos que no están de acuerdo con las reglas establecidas.
A medida que pasa el tiempo, se pierde el sentido original de "agradar a Dios" y se genera un sentido de "cumplir las reglas", es decir "agradar al hombre".

¿Por que entonces se utilizan los rituales?

El problema no está en la ritualidad de por si, ya que Dios mismo estableció un sistema de rituales en los tiempos del Antiguo Testamento. Estos rituales son necesarios en la medida de que servían para alimentar nuestra constancia, establecer orden y recordarnos (sobre todo a los que tenemos pésima memoria) de que se trata todo esto. Hay una definición que me gusta mucho, que no está en la Biblia. No obstante la simpleza y la belleza que usa Antoine de Saint-Exupéry es sufiente para comprender el porqué de los rituales:

"—¿Qué es un rito? —inquirió el principito.
—Es también algo demasiado olvidado —dijo el zorro—. Es lo que hace que un día no se parezca a otro día y que una hora sea diferente a otra. Entre los cazadores, por ejemplo, hay un rito. Los jueves bailan con las muchachas del pueblo. Los jueves entonces son días maravillosos en los que puedo ir de paseo hasta la viña. Si los cazadores no bailaran en día fijo, todos los días se parecerían y yo no tendría vacaciones." (Antoine de Saint-Exupéry, "El Principito")

La ritualidad es válida cuando emana del corazón. Cuando se cumple el ritual simplemente por cumplirlo, carece de sentido y se vuelve una práctica repetitiva y sin sentido.

La Biblia en su totalidad habla de lo absurdo de la religión vacía e hipócrita. Leemos en el libro del profeta Isaías:

"¿De qué me sirven sus muchos sacrificios? -dice el Señor-.
Harto estoy de holocaustos de carneros y de la grasa de animales engordados; la sangre de toros, corderos y cabras no me complace.
¿Por qué vienen a presentarse ante mí?
¿Quién les mandó traer animales para que pisotearan mis atrios?
No me sigan trayendo vanas ofrendas; el incienso es para mí una abominación. 
Luna nueva, día de reposo, asambleas convocadas; ¡no soporto que con su adoración me ofendan!
Yo aborrezco sus lunas nuevas y festividades; se me han vuelto una carga que estoy cansado de soportar.
Cuando levantan sus manos, yo aparto de ustedes mis ojos; aunque multipliquen sus oraciones  no las escucharé, pues tienen las manos llenas de sangre.
¡Lávense, límpiense!
¡Aparten de mi vista sus obras malvadas!
¡Dejen de hacer el mal!
¡Busquen la justicia y reprendan al opresor!
¡Aboguen por el huérfano y defiendan a la viuda!" (Isaías 1:11-17 NVI)

Es extraño leer estas líneas, sabiendo que Dios mismo había establecido las fiestas y los rituales. ¿Por qué se habían convertido en una abominación? Porque los israelitas habían olvidado que debían ser un pueblo distinto (santo). Se habían transformado en "uno más del montón", con el agravante de que seguían haciendo ritos. ¿De que sirven los ritos si el corazón no ha cambiado?

Dios mismo se expresa en contra de la religiosidad absurda. De su propia boca exhorta a su pueblo a abandonar la ritualidad sin sentido y preocuparse primero en dar amor. Los rituales establecidos por Dios para su pueblo tenían sentido cuando se aplicaban en un contexto de amor, donde el sacrificio representaba un verdadero arrepentimiento del pecado y las fiestas un verdadero regocijo por ser el pueblo de Dios.

Me interesa fundamentalmente que se entienda este punto: La ritualidad es válida siempre y cuando emane del corazón y se hace con el propósito de entender y expresar el amor de Dios. Cabe destacar que todo este sistema de rituales apuntaba al futuro sacrificio de Cristo, el cual sería el sacrificio definitivo presentado por Dios para la expiación y perdón de todos los pecados presentes y futuros de quienes quieran recibir este beneficio.

Más tarde, cuando Dios se hace presente entre los hombres en Jesucristo, no cesa en su lucha contra la religiosidad humana. Al punto que gran parte de su obra es una ataque frontal contra el establishment religioso de la época. Muchos de los ritos establecidos por Dios habían sido torcidos en tal forma que terminaban siendo una carga pesada para el pueblo en lugar de un momento de regocijo. Un campo de batalla que se repite constantemente en el evangelio es el día sábado, el cual había sido establecido por Dios para el descanso del hombre. Recordemos que en esa época no existían leyes laborales ni días hábiles como hoy, por lo que en general todos los pueblos acostumbraban a trabajar los 7 días de la semana. Dios consideró bueno apartar un día para el descanso del hombre y los animales a fin de poder dedicar un tiempo a su familia y al reposo.

"Acuérdate del sábado, para consagrarlo. Trabaja seis días, y haz en ellos todo lo que tengas que hacer, pero el día séptimo será un día de reposo para honrar al Señor tu Dios. No hagas en ese día ningún trabajo, ni tampoco tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tus animales, ni tampoco los extranjeros que vivan en tus ciudades. Acuérdate de que en seis días hizo el Señor los cielos y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, y que descansó el séptimo día. Por eso el Señor bendijo y consagró el día de reposo." (Éxodo 20:8-11 NVI)

He leído este versículo en varias versiones (RV 1569, RV 1909, RV 1960, RV 1995, RVC, NVI, DHH, TLA, RVG, NTV) y en todas ellas, se llega  a misma conclusión: Honramos a Dios con nuestro reposo. (Esto amerita otro estudio)

No obstante, la religiosidad de la gente había terminado llenando el sábado de normas para definir lo que se consideraba 'descanso' de lo que se consideraba 'trabajo' que en tiempos de Jesús resultaba extremadamente complejo y agotador cumplir con todos los "requisitos" de descanso. Así, algo tan simple y grato como un día de descanso se había convertido en una carga para el pueblo:

"Por aquel tiempo pasaba Jesús por los sembrados en sábado.
Sus discípulos tenían hambre, así que comenzaron a arrancar algunas espigas de trigo y comérselas. Al ver  esto, los fariseos le dijeron:
- ¡Mira! tus discípulos están haciendo lo que está prohibido en sábado.
Él les contestó:
- ¿No han leído lo que hizo David en aquella ocasión en que él y sus compañeros tuvieron hambre? Entró en la casa de Dios, y él y sus compañeros comieron los panes consagrados a Dios, lo que no se les permitía a ellos sino sólo a los sacerdotes. ¿O no han leído en la ley que los sacerdotes en el templo profanan el sábado sin incurrir en culpa? Pues yo les digo que aquí está uno más grade que el templo (hablando de sí mismo). Si ustedes supieran lo que significa: "Lo que pido de ustedes es misericordia y no sacrificios", no condenarían a los que no son culpables. Sepan que el Hijo del hombre es Señor del sábado." (Mateo 12:1-8 NVI, paréntesis míos).

¡Qué muestra más grande de sentido comun!. Con esta simple lección, Jesús mismo echa por tierra todo fanatismo religioso humano, demostrando que primero está el amor y la misericordia antes que el ritualismo. Toda la biblia está llena de este sentido común, dejando en claro que Dios no quiere que sus hijos sean fanáticos descerebrados que son capaces de humillar y herir a los demás con tal de cumplir la ritualidad.

"¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!
Les cierran a los demás el reino de los cielos, y ni entran ustedes ni dejan entrar a los que intentan hacerlo.
¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! 
Recorren tierra y mar para ganar un solo adepto, y cuando lo han logrado lo hacen dos veces más merecedor del infierno que ustedes."  (Mateo 23: 13-15 NVI)

La religiosidad es peligrosa, Dios siempre hace un llamado al sentido común, poniendo el amor y la misericordia sobre todas las cosas. Quien actúa fanáticamente o bien nunca ha leído, o nunca ha comprendido la biblia.

"Así está escrito: 'Por causa de ustedes se blasfema el nombre de Dios entre los gentiles.'"  (Romanos 2:24 NVI)
"Habrá tanta maldad que el amor de muchos se enfriará, pero el que se mantenga firme hasta el fin será salvo."  (Mateo 24:12-13 NVI)

No creo necesarias mas pruebas para demostrar que ante todas las cosas, amar y servir a Dios no es una religión. Es algo que va mucho más allá de lo que pueda escribir en estas líneas. Es una relación que se renueva y nos sorprende cada día, donde Dios trata con cada uno de forma diferente y donde las cosas se hacen por amor, no por obligación.

"Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada.
Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso.
El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta."  (1 Corintios 13:1-7 NVI)

Al final del día todo trata de amor:

"Si alguien se cree religioso pero no le pone freno a su lengua, se engaña a si mismo, y su religión no sirve para nada. La religión pura y sin mancha delante de Dios nuestro padre es ésta: atender a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y conservarse limpio de la corrupción del mundo."  (Santiago 1: 26-27 NVI)

Acá dejo una excelente prédica de Mark Driscoll que deja muy clara la diferencia entre seguir una religión y seguir a Jesús. Es algo que recomiendo encarecidamente ver:

sábado, 24 de marzo de 2012

¿Por qué no hay avivamiento?

En 1961 Jack Chick publicó la versión original de este cómic. Las mismas preguntas son válidas para hoy. Lamentablemente las mismas respuestas también son válidas para hoy. 
He escuchado mucho la palabra "Avivamiento", pero mientras sigamos orando por "Televisores y automóviles sobrenaturales" jamás veremos al verdadero Dios sobrenatural.
¿Con qué cara podemos pedir a nuestros amigos no cristianos que se arrepientan si nosotros no somos capaces de hacerlo?
¿Con qué derecho invitamos a las personas a la iglesia si a duras penas asistimos 1 día a la semana?
Tenemos mucho que reflexionar, mucho que orar. Necesitamos un cambio HOY.