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martes, 24 de diciembre de 2013

¿Para qué nació Jesús?

“Porque ni aún el Hijo del Hombre vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos” (Marcos 10:45 NVI)

Cuando Dios creó el mundo, todo estaba en armonía, tanto entre los seres creados como entre el hombre y su creador.

El pecado de Adán tornó a la humanidad entera en abierta rebelión contra Dios, e introdujo la muerte y la destrucción al universo. Cuesta entender cómo una acción tan simple como el comer de un fruto tuviera tantas consecuencias; pero no debe sorprendernos que hasta el día de hoy, los delincuentes se justifiquen a sí mismos en base a lo “simple” de sus acciones. El problema de fondo es que simplemente no sabemos medir las consecuencias de nuestros actos.

Entendiendo esto, podemos ver que el estado actual de las cosas es imposible de solucionar. En realidad sabemos que no existe ni doctrina, ni filosofía, ni gobierno ni autoridad que pueda restituir el mundo a su estado original. Por más que nos esforcemos en poner en práctica las más hermosas utopías, el resultado final siempre será el mismo: corrupción, abusos, muertes, etc.

Nadie mejor que Dios comprende este hecho; y fue por eso que Él mismo decidió proporcionar la solución a tan tremendo disparate causado por el hombre, fue en Edén mismo que Dios le dijo a Satanás:

“Pondré enemistad entre tu y la mujer, y entre tu simiente y la de ella; su simiente te aplastará la cabeza, pero tu le morderás el talón.” (Génesis 3:15 NVI)

Dios dijo que en algún momento futuro (para aquel entonces), nacería alguien de la mujer que derrotaría a Satanás aplastándole la cabeza, aún cuando recibiría un daño en el proceso.

Cuando leemos la Biblia y estudiamos la historia del mundo, nos damos cuenta que desde entonces la historia humana ha estado llena de guerras, muertes, plagas, traiciones, abusos, insensatez y tragedias.

Este estado de cosas es patente, y no hace falta ser un genio o un teólogo para darse cuenta que este mundo necesita arreglo, la Biblia lo expresa en estos simples términos:

“Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto.” (Romanos 8:22 NVI)

Dios prometió que arreglaría esto. Pero no sería una reparación simple.

Cuando la humanidad estaba en su infancia necesitó reglas estrictas a fin de tener un camino que le mantuviera viva; luego en un momento clave de la historia; el salvador prometido en el Edén vino a este mundo. El profeta Isaías, que vivió casi mil años antes de Jesús, lo describió de una forma magistral, como si hubiera visto el nacimiento con sus propios ojos:

“Porque nos ha nacido un niño, se nos ha concedido un hijo; la soberanía reposará sobre sus hombros, y se le darán estos nombres: Consejero admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz.” (Isaías 9:6 NVI)

Este hombre, “simiente de mujer” sería no sólo quien vencería a Satanás aplastándole la cabeza, sino que sería capaz de volver a poner el orden en el universo y gobernaría la tierra con justicia y paz.

“Él juzgará entre las naciones y será árbitro de muchos pueblos. Convertirán sus espadas en arados y sus lanzas en hoces. No levantará espada nación contra nación, y nunca más se adiestrarán para la guerra.” (Isaías 2:4 NVI)

“El lobo vivirá con el cordero, el leopardo andará con el cabrito, y juntos andarán el ternero y el cachorro de león, y un niño pequeño los guiará. La vaca pastará con la osa, sus crías se echarán juntas, y el león comerá paja como el buey. Jugará el niño de pecho junto a la cueva de la cobra, y el recién destetado meterá la mano en el nido de la víbora. No harán ningún estrago en todo mi monte santo, porque rebosará la tierra con el conocimiento del SEÑOR como rebosa el mar con sus aguas.” (Isaías 11:6-9 NVI)

Esta tarea no sería un paseo por el campo. El enviado de Dios nació en un hogar pobre y debió escapar a muy temprana a edad porque querían asesinarlo. Creció como cualquiera de nosotros. Quizá se enfermó cuando niño, quizá tuvo fiebre, quizá pasó frío, fue vulnerable y frágil, se vio sometido a tentaciones y quizá cometió alguna travesura.

El enviado de Dios, creció como un hombre, y vivió una vida ejemplar. Nos dio las enseñanzas más sensatas que jamás podríamos haber recibido, y fue el más generoso de todos ya que teniendo un poder impresionante, nunca lo usó en favor propio. En resumen, vivió una vida perfecta ante los ojos de Dios, la vida que ni tú ni yo jamás podremos vivir y, una vez llegado el tiempo, presentó esa vida como sacrificio para que su sangre fuera derramada en lugar de la nuestra; a fin de cumplir la condena que Dios, como parte injuriada en este juicio celestial, demandaba de nuestra parte.

Jesús vino a vencer a Satanás, a deshacer la obra de destrucción que el hombre comenzó, a enseñarnos normas básicas de vida para tener paz y civilización, a sanar, a amar, y encima de todo esto a reconciliarnos con Dios.

“El Espíritu del SEÑOR omnipotente está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar las buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a sanar los corazones heridos, a proclamar la liberación de los cautivos y libertad a los prisioneros, a pregonar el año del favor del SEÑOR y el día de la venganza de nuestro Dios, a consolar a todos los que están de duelo, y a confortar a los dolientes de Sión.” (Isaías 61:1-3 NVI)
“Todo esto proviene de Dios, quien por medio de Cristo nos reconcilió consigo mismo y nos dio el ministerio de la reconciliación: esto es, que en Cristo, Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo, no tomándole en cuenta sus pecados y encargándonos a nosotros el mensaje de la reconciliación.” (2 Corintios 5:19 NVI)

Jesús vino a darnos las respuestas finales, a darnos la paz que tanto anhelamos, a reconciliarnos con Dios, a prepararnos un hogar eterno.

En realidad, sabemos de sobra que Jesús no nació un 25 de diciembre, y sabemos que no hay árboles adornados ni viejos de rojo de por medio. Pero... ¿que importa?

Lo que importa es esto: Jesús puede nacer hoy en tu corazón, si así lo quieres. Espero de todo corazón que puedas comprender que sin Jesús no hay reconciliación con Dios, y por lo tanto no hay paz.

Hoy es el día de tu salvación, hoy es el día en que puedes decir: “Jesús, quiero obedecerte. Dios, perdóname porque estoy en rebelión contra ti”. Eso es en realidad lo único que Dios espera de nosotros. ¿qué te lo impide?

Feliz Navidad!

jueves, 5 de diciembre de 2013

La última oportunidad

NOTA: Esta es una obra de teatro que escribí hace un par de años para el grupo de jóvenes. La dejo a libre disposición para el que quiera presentarla. Puede ser modificada y/o adaptada a gusto. La obra utiliza algunos modismos chilenos que deben ser adaptados a otros países.

La Ultima oportunidad

Obra evangelística que nos muestra que: Todos tenemos al menos una oportunidad de recibir el evangelio en la vida, Jesús no quiere que la gente se pierda, sino que tenga vida eterna, que nadie sabe cuando puede morir, Y que aún si en el último minuto de tu vida aceptas a Cristo, eres salvo.


Personajes:
  • Evangelista (Mujer)
  • Victima (Hombre)
  • Ladron (Hombre)
  • Demonio
  • Jesus

La evangelista esta de pie, como esperando una micro (autobús). En eso llega la ‘victima’ y le pide un cigarrillo.

Victima: Hola... ¿tienes un cigarro?

Evangelista: No... no fumo.

Victima: Ya ….. ¿la dura? (¿en serio?) . . . . y  ¿por que?

Evangelista: Porque eso mata. Mi cuerpo es un templo de Jesús y no estoy ni ahi (no me interesa) con destruirlo.

Victima: (con cara de ‘¿que rayos?’) Yaaaaaaaaa...

Evangelista: Asi es. Eso que haces te esta destruyendo. Jesús murio por mi para que sea libre de todas esos vicios que me destruyen y me dejan sin plata (dinero).

Victima: Pero si yo lo tengo controlado... Además lo dejo cuando quiero.

Evangelista: ¿Estas seguro?

Victima: (Piensa un rato)... bueno.. por ultimo igual puedo ir a una clinica si quiero dejarlo. Además es mi vida y yo hago lo que quiero.

Evangelista: ¿Y no te das cuenta que te estas matando? Tan poco te importa tu vida.

Victima: Ya pero si no es pa (para) tanto po (pues).. si son un par de puchitos (cigarritos) nomas (nada más).

Evangelista: Si.. y un par de copetitos (tragos) nomas (nada más) y asi.. tanto va el cantaro al agua que termina por romperse.

Victima: Ya.... y segun tu.. que hay que hacer.

Evangelista: Fácil po (pues)! Entregale tu vida a Jesús. El murió para pagar el precio de todas tus maldades y resucitó para que seas libre de todos los vicios.

Victima: Jajajajajja.. ya que onda? (que significa eso?)

Evangelista: Mira. TODOS estamos condenados al infierno. Tu y yo meremos la muerte porque no queremos obedecer a Dios. Pero Dios mismo vino a la tierra como Jesús y murio en lugar de nosotros.

Victima: Ya .. ¿y?

Evangelista: Todo el que CREE en el tiene derecho a ser perdonado. Dios los adopta como hijos suyos y los perdona. Sólo basta que creas y pidas perdón.

Victima: ¿Y si no?

Evangelista: Lamentablemente se irán al infierno, ya que es lo justo.

Victima: ¿Pero no se supone que Dios es amor? aer (a ver)...¿como me va a mandar al infierno?

Evangelista: Porque además de ser amor, Dios es JUSTICIA. Está mas que dispuesto a perdonar a los que se arrepienten, pero los que son orgullosos y lo rechazan tienen lo que buscan. Es lo justo ¿no?

Victima: Será po (pues)... linda historia, pero lástima que sean solo para meter miedo a la gente supersticiosa. Yo no me creo esas cosas po (pues), si estamos en pleno siglo XXI.

Evangelista: Okey. Dicen que el que avisa no traiciona. Mira ahi viene mi micro (autobús), me tengo que ir. ¡Pero piensalo! ¡Tómate el beneficio de la duda!

La evangelista se sube a su micro y se va (quiza tenga que hacer como que corre para alcanzarla o algo asi). La víctima sigue caminando.

Ladrón: Manito (Hermanito)... tiene un cigarrito.

Victima: No compadre.. no pasa (no tengo).

Ladrón: ¿Como que no tení (tienes) un cigarro?

Victima: No po (pues) viejo, si no tengo po (pues).

El ladrón se le acerca y le da una puñalada en el estómago. La víctima cae de rodillas, con un brazo afirmándose y el otro en el estómago. Pone cara de sufrir. El ladrón sale corriendo. La víctima se acuesta de costado en el suelo mirando hacia el público con una gran mueca de dolor.

La víctima agoniza, quejándose. En eso aparece el demonio. La víctima no escucha al demonio.

Demonio: Siiiiiiiii... otro más para mi colección. Yes!

Demonio: Y pensar que por poco se salva... jajajajjaja... El viejo truco de los tiempos modernos... Me ha funcionado desde la más remota antigüedad... jajajajajajajajajajajajajajajajaja 

Demonio: Ya muérete!!!

Victima: Oh... ayudenme!

Demonio: Muérete!!! seremos arrojados juntos al lago de fuego... así que muérete luego... mira que tengo una abuelita y un cogotero (ladrón, asaltante) que ir a buscar.

Victima: Ella dijo que Jesús...

Demonio: ¡No! ¡Nada! de Jesus!!! muérete!! . . . . oooo.. el gallo (tipo) duro!!! 

Victima: Jesús... perdóname... fui un estúpido.. perdóname... no quiero morir.. Jesús....

Demonio: Nooooooooooooo  cállate!!!!!

Víctima: Jesús... perdóname...

La victima muere...  el demonio mira con cara de espanto al público y la boca abierta...

Demonio: (con una voz chillona, como hablando para adentro). . . .  lo hizo....

Entra Jesús al escenario... el demonio lo mira y se aleja un par de metros con cara de espanto....

Jesús: (Mirando al demonio) ¡Fuera de aqui! (voz de autoridad, muy serio)

El demonio sale corriendo...Jesús se acerca al cuerpo de la víctima.

Jesús: Tú... levántate. (con voz de autoridad)

La víctima se para de un salto y mira para todos lados. Con cara de espanto mira para todos lados... mira a Jesús... se queda unos segundos atónitos.. lo mira y corre hacia Él y lo abraza

Víctima: Gracias Jesús!!!

Jesús: Porque creíste sin ver... Eres bienvenido en mi reino. (con una voz suave)

Víctima: Tuve tanta suerte!!

Jesús: No es suerte hijo mío. Sabía que hoy ibas a morir. Por eso envié a mi sierva a tu encuentro.

Víctima: ¿Y por que?

Jesús: Porque te amo, siempre te amé y siempre quise que pasaras toda la eternidad conmigo.

Víctima: Pero si yo no tenía nada ... y nunca creí en tí.

Jesús: ¿Y eso cambia las cosas?

Víctima: ¿Me amabas porque sí?

Jesús: Te AMO porque yo te creé. Ahora esatarás feliz por siempre. Nunca más sufrirás ni tendras tristeza.

Víctima: Gracias Jesús... que terrible si ella no hubiera estado ahí.

Jesús: Yo quiero que todos se salven, por eso siempre les doy una oportunidad. A veces doy muchas oportunidades. Porque quiero que nadie se pierda, sino que todos tengan vida eterna. Ven, vamos a mi reino. Tenemos toda la eternidad para conversar en paz. Nunca más tendrás miedo, ni pena, ni dolor... siempre estaré contigo.

Ambos se van caminando felices... fin de la obra


lunes, 22 de abril de 2013

¿Es verdad que sólo podemos congregarnos el sábado?

“Hay quien considera que un día tiene más importancia que otro, pero hay quien considera iguales todos los días. Cada uno debe estar firme en sus propias opiniones. El que le da importancia especial a cierto día, lo hace para el Señor. El que come de todo, come para el Señor y lo demuestra dándole gracias a Dios; y el que no come, para el Señor se abstiene, y también da gracias a Dios.” (Romanos 14:5-6 NVI)
Tal como dice Pablo en su carta a los cristianos de Roma, hay personas que dan más importancia a unos días que a otros. Hay personas que dan especial importancia al día Sábado, reservándolo como día de culto (es decir el día en que “se va a la iglesia”).

No hay nada de malo en eso. Hay iglesias que también hacen culto a mediado de semana, ya sea día miércoles o jueves, algunas también tienen culto el día viernes, lo que es muy bueno ya que hay personas que trabajan los fines de semana y así pueden asistir al culto.

Lo triste, es que hay personas e instituciones religiosas completas que consideran que el sábado es el único día válido para el culto, calificando a las personas que celebran el culto otro día como “apóstatas”, “paganos”, “perdidos”, “condenados al infierno”, etc...

Hay una característica común de estos grupos que llama mi atención y considero que debe ser examinada con sumo cuidado. Ellos dicen: “si no adoras el día sábado, no eres salvo”. ¡Cuidado!

Ésta es una declaración sumamente delicada. Uno puede aceptar que celebren el culto tal o cual día, porque lo hacen para Dios, y eso está bien. Pero declarar abiertamente que la salvación de una persona está sujeta a celebrar el culto tal o cual día no está para nada bien.

La decisión de celebrar el culto el día sábado se basa en dos premisas principales:

1. Dios apartó el séptimo día para sí (sábado) y luego estableció en la Ley que ese día debía ser guardado:

“Al llegar el séptimo día, Dios descansó porque había terminado la obra que había emprendido. Dios bendijo el séptimo día, y lo santificó, porque en ese día descansó de su obra creadora.” (Génesis 2:2-3 NVI)
“Acuérdate del sábado, para consagrarlo. Trabaja seis días, y haz en ellos todo lo que tengas que hacer, pero el día séptimo será un día de reposo para honrar al SEÑOR tu Dios. No hagas en ese día ningún trabajo, ni tampoco tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tus animales, ni tampoco los extranjeros que vivan en tus ciudades. Acuérdate de que en seis días hizo el SEÑOR los cielos y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, y que descansó el séptimo día. Por eso el SEÑOR bendijo y consagró el día de reposo.” (Éxodo 20:8-11 NVI)
2. Jesús se reunía en la sinagoga el día sábado a enseñar y predicar:

 “(Jesús) Fue a Nazaret, donde se había criado, y un sábado entró a la sinagoga, como era su costumbre.” (Lucas 4:16a NVI, paréntesis agregado)
“Jesús pasó a Capernaúm, un pueblo de Galilea, y el día sábado enseñaba a la gente.” (Lucas 4:31 NVI) 
“Otro sábado (Jesús) entró en la sinagoga y comenzó a enseñar.” (Lucas 6:6 NVI, paréntesis agregado) 
El razonamiento es más o menos así: “Los diez mandamientos dicen que debo guardar el sábado. Jesús predicaba los sábados. Por lo tanto debemos celebrar el culto el sábado.” 

No hay problema alguno en ese razonamiento, según Romanos 14. Creo que es una buena forma de honrar a Dios y de recordar a Jesús. No obstante hay un problema adicional y es el siguiente.


Las personas (y/o religiones) que practican el razonamiento anteriormente mencionado también dicen: “Si no celebras el culto el sábado, no estas guardando el sábado, por lo tanto has quebrantado la ley e irás al infierno”


Y esa es una declaración: falsa, mal informada, peligrosa y esclavizante.

Falsa: El guardar la ley no nos hace salvos. Es la fe en Jesucristo la que nos hace salvos:

“Nosotros somos judíos de nacimiento y no pecadores paganos. Sin embargo, al reconocer que nadie es justificado por las obras que demanda la ley sino por la fe en Jesucristo, también nosotros hemos puesto nuestra fe en Cristo Jesús, para ser justificados por la fe en él y no por las obras de la ley; porque por éstas nadie será justificado.” (Gálatas 2:15-16 NVI)
“No desecho la gracia de Dios. Si la justicia se obtuviera mediante la ley, Cristo habría muerto en vano.” (Gálatas 2:21 NVI)
“Porque sostenemos que todos somos justificados por la fe, y no por las obras que la ley exige.” (Romanos 3:28 NVI) 
“Ésta es la palabra de fe que predicamos: que si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo.” (Romanos 10:9 NVI) 
Mal informada: En el quinto mandamiento, Dios estableció que el sábado sería un día de reposo para honrar al Señor y para recordar que en seis días había creado los cielos y la tierra. En ninguna parte dice que sería un “día de reunión” ni un día de culto. El sábado se establece como un día de reposo.

Tú puedes decir, "pero Jesús iba a la sinagoga el día sábado". Pero si buscas en el Antiguo Testamento la palabra “sinagoga” ¡no la encontrarás!. Las sinagogas sólo son mencionadas en el Nuevo Testamento.

Las sinagogas hicieron su aparición durante el cautiverio en Babilonia (muchos, muchos años después de que Dios entregó la Ley a Moisés) debido principalmente a la necesidad de un centro de instrucción y culto (el Templo estaba en ruinas). Luego del retorno de la cautividad, las sinagogas siguieron manteniendo su papel como centros para la instrucción.

La reunión en la sinagoga se estableció como una tradición humana, que sentó las bases de la futura Iglesia, pero nunca fue ordenada por Dios, menos aún el día sábado. No hay problema alguno en que exista esta tradición, el problema esta cuando a la tradición se le da el mismo peso que la Ley.

“Él les contestó:
-Tenía razón Isaías cuando profetizó acerca de ustedes, hipócritas, según está escrito:
'Este pueblo me honra de labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me adoran; sus enseñanzas no son más que reglas humanas.'
Ustedes han desechado los mandamientos divinos y se aferran a las tradiciones humanas.” (Marcos 7:6-8 NVI)
“Cuídense de que nadie los cautive con la vana y engañosa filosofía que sigue tradiciones humanas, la que va de acuerdo con los principios de este mundo y no conforme a Cristo.” (Colosenses 2:8 NVI)
Jesús no tuvo problemas con la tradición de asistir a la sinagoga el día sábado, lo que nos demuestra que no hay nada de malo en esta tradición, pero si enfrentó de lleno a los fariseos que daban a esta tradición el mismo peso que a la Ley.

Peligrosa: Muchas personas creen con toda sinceridad que “obedeciendo los mandamientos” serán salvos. Muchas personas creen que están justificadas delante de Dios por el hecho de celebrar el culto el día sábado. Muchas personas no logran dimensionar el sacrificio de Cristo y creen que se necesita algo más.

Nada de lo que hagamos puede perfeccionar el sacrifico de Cristo. Es imposible, porque Jesús se presentó como sacrificio perfecto. No podemos mejorar la perfección. Los cristianos de Galacia intentaron hacerlo y mira lo que les dijo Pablo:

“¡Gálatas torpes! ¿Quién los ha hechizado a ustedes, ante quienes Jesucristo crucificado ha sido presentado tan claramente? Sólo quiero que me respondan a esto: ¿Recibieron el Espíritu por las obras que demanda la ley, o por la fe con que aceptaron el mensaje? ¿Tan torpes son? Después de haber comenzado con el Espíritu, ¿pretenden ahora perfeccionarse con esfuerzos humanos? ¿Tanto sufrir para nada?¡Si es que de veras fue para nada!” (Gálatas 3:1-4 NVI)

Al creer que las obras de la ley nos justifican delante de Dios, estamos despreciando a Cristo, estamos haciendo a un lado la sangre ofrecida en la cruz y estamos declarando con nuestra actitud que podemos ser salvos sólo con nuestras obras.

“Todos los que viven por las obras de la ley están bajo maldición, porque está escrito: <<Maldito sea quien no practique fielmente todo lo que está escrito en el libro de la ley>>. Ahora bien, es evidente que por la ley nadie es justificado delante de Dios, porque <<el justo vivirá por la fe>>” (Gálatas 3:10-11 NVI)

Mi pregunta es esta: ¿estás despreciando a Cristo? ¿crees que su sacrificio no fue suficiente? ¿crees que tus acciones serán las que completen la obra de Cristo?

“El que se niega a honrar al Hijo no honra al Padre que lo envió.” (Juan 5:23b NVI) 

Esclavizante: Hay personas que han perdido el trabajo por asistir al culto el sábado. Hay personas que han dejado de lado a familiares por asistir al culto el sábado. Hay personas que no pueden tomarse vacaciones para no dejar de aisistir al culto el sábado.

¡Y no están honrando a Dios! ¡No están amando más a Jesús que a su trabajo y/o familiares! ¡Están despreciando la sangre de Cristo! Al creer que están agradando a Dios por el hecho de cumplir con el culto del sábado le están gritando en la cara a Jesús: “¡Tu sacrificio no fue suficiente!”

¡Eso se llama esclavitud! Obligar a una persona a cumplir con cierto rito bajo pena de “ir al infierno” es esclavizante y humillante. Jesús compró nuestra libertad con su sangre. Ese es el centro del Evangelio.

“Dios nos dio vida en unión con Cristo, al perdonarnos todos los pecados y anular la deuda que teníamos pendientes por los requisitos de la ley. Él anuló esa deuda que nos era adversa, clavándola en la cruz. Desarmó a los poderes y a las potestades, y por medio de Cristo los humilló en público al exhibirlos en su desfile triunfal.
Así que nadie los juzgue a ustedes, por lo que comen o beben, o con respecto a los días de fiesta religiosa, de luna nueva o de reposo. Todo esto es una sombra de las cosas que están por venir; la realidad se halla en Cristo. No dejen que les prive de esa realidad ninguno de esos que se afanan en fingir humildad y adoración de ángeles.” (Colosenses 2:13b-18a NVI)

Conclusión

En tiempos de Jesús, los fariseos tenían el mismo modus operandi. Vivían atentos al cumplimiento de una serie de requisitos que ellos mismos se habían inventado con respecto a la adoración a Dios. Jesús les dijo:

“¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Recorren tierra y mar para ganar un sólo adepto, y cuando lo han logrado lo hacen dos veces más merecedor del infierno que ustedes.” (Mateo 23:15 NVI)
“¡Serpientes! ¡Camada de víboras! ¿Cómo escaparán ustedes de la condenación del infierno? (Mateo 23:33 NVI) 
Este es el típico proceder de los religiosos que desprecian la sangre de Cristo. Como no les parece sufiente lo que Jesús hizo en la cruz por ellos, insisten en agregarle algo más: "Ven sólo a nuestra iglesia", "Vístete sólo de tal forma", "No debes comer tal cosa", "Debes guardar el sábado", "Debes diezmar", "Sólo puedes leer lo que te digamos" . . . etc.. etc.. etc... 


Nada de lo que hagamos puede ser añadido a la obra de Cristo. Nada de lo que hagamos mejorará el sacrificio de Cristo. Ninguna de nuestras tradiciones puede perfeccionar lo que Dios ha hecho por nosotros. Jamás podremos comprar a Dios con nuestros actos ni con nuestra mal llamada “santidad”. Si despreciamos la Cruz de Cristo, no tenemos más que hacer. Si piensas que tus obras son imprescindibles para ser salvo, piensa esto: ¿para qué murió Jesús?

Recomiendo leer: Mateo 22, Isaías 1, Lucas (completo), Romanos (completo), Gálatas (completo), Colosenses (completo).

viernes, 29 de marzo de 2013

El sufrimiento y gloria de Cristo

"Miren, mi siervo triunfará; será exaltado, levantado y muy enaltecido.
 Muchos se asombraron de él, pues tenía desfigurado el semblante; ¡nada de humano tenía su aspecto! Del mismo modo muchas naciones se asombrarán , y en su presencia enmudecerán los reyes, porque verán lo que no se les había anunciado, y entenderán lo que no habían oído.
 ¿Quién ha creído nuestro mensaje y a quién se le ha revelado el poder del SEÑOR?
 Creció en su presencia como vástago tierno, como raíz de tierra seca. No había en él belleza ni majestad alguna; su aspecto no era atractivo y nada en su apariencia lo hacía deseable.
 Despreciado y rechazado por los hombres, varón de dolores, hecho para el sufrimiento. Todos evitaban mirarlo; fue despreciado, y no lo estimamos.
 Ciertamente él cargó con nuestras enfermedades y soportó nuestros dolores, pero nosotros lo consideramos herido, golpeado por Dios y humillado. Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados. 
 Todos andábamos perdidos, como ovejas; cada uno seguía su propio camino, pero el SEÑOR hizo recaer sobre él la iniquidad de todos nosotros. Maltratado y humillado, ni siquiera abrió su boca; como cordero, fue llevado al matadero; como oveja, enmudeció ante su trasquilador; y ni siquiera abrió su boca. 
Después de aprehenderlo y juzgarlo, nadie se preocupó de su descendencia. Fue arrancado de la tierra de los vivientes, y golpeado por la transgresión de mi pueblo.
 Se le asignó un sepulcro con los malvados, y murió entre los malhechores, aunque nunca cometió violencia alguna, ni hubo engaño en su boca.
 Pero el SEÑOR quiso quebrantarlo y hacerlo sufrir, y como él ofreció su vida en expiación, verá su descendencia y prolongará sus días, y llevará a cabo la voluntad del SEÑOR.
 Después de su sufrimiento, verá la luz y quedará satisfecho; por su conocimiento mi siervo justo justificará a muchos, y cargará con las iniquidades de ellos. Por lo tanto, le daré un puesto entre los grandes, y repartirá el botín con los fuertes, porque derramó su vida hasta la muerte, y fue contado entre los transgresores. Cargó con el pecado de muchos, e intercedió por los pecadores." (Isaías 52:13 - 53:12 NVI)

 "- Cuando todavía estaba yo con ustedes, les decía que tenía que cumplirse todo lo que está escrito acerca de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos.
Entonces les abrió el entendimiento para que comprendieran las Escrituras.
 - Esto es lo que está escrito - les explicó -: que el Cristo padecería y resucitará al tercer día, y en su nombre se predicarán el arrepentimiento y el perdón de pecados a todas las naciones, comenzando por Jerusalén. Ustedes son testigos de estas cosas. Ahora voy a enviarles lo que ha prometido mi Padre; pero ustedes quédense en la ciudad hasta que sean revestidos con poder de lo alto." (Lucas 24:44-49 NVI)
 
"Luego vi el cielo abierto, y apareció un caballo blanco. Su jinete se llama Fiel y Verdadero. Con justicia dicta sentencia y hace la guerra. Sus ojos resplandecen como llamas de fuego, y muchas diademas ciñen su cabeza. Lleva escrito un nombre que nadie conoce sino sólo él. Está vestido de un manto teñido en sangre, y su nombre es <<el Verbo de Dios>>. Lo siguen los ejércitos del cielo, montados en caballos blancos y vestidos de lino fino, blanco y limpio. De su boca sale una espada afilada, con la que herirá a las naciones. <<Las gobernará con puño de hierro.>> Él mismo exprime las uvas del lagar del furor del castigo que viene de Dios Todopoderoso. En su manto y sobre el muslo lleva escrito este nombre:
REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES" (Apocalipsis 19:11-16 NVI) 
 

martes, 27 de noviembre de 2012

Cuando la santidad no es suficiente

En un post anterior escribí acerca de la definición bíblica de santidad (precisamente según Levítico) y su aplicación práctica tanto como un principio de "buen vivir" como de "buena vecindad".

Pero entendamos esto: La santidad por si sola poco y nada mejora nuestra condición de rebeldes contra Dios. Nuestra santidad y buenas obras en nada nos justifican.

"Todos somos como gente impura; todos nuestros actos de justicia son como trapos de inmundicia. Todos nos marchitamos como hojas: nuestras iniquidades nos arrastran como el viento" (Isaías 64:6 NVI)

Entendámoslo de esta forma: Somos seres pecadores. No es que nacemos puros y poco a poco nos vamos desviando, sino que nacemos completamente apartados de Dios y con una clara predisposición a pecar.

"Pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios" (Romanos 3:23 NVI)

Lo voy a hacer más simple de entender aún: ¿que se necesita para ir al infierno? Nada. Quédate así como estás e irás al infierno.

La gran mentira que te cuenta la religión en esta: Tus "malas acciones" te llevarán al infierno y tus "buenas acciones" te llevarán "al cielo". Esa es la menira más asquerosa que ha inventado Satanás.

"Todos somos como gente impura; todos nuestros actos de justicia son como trapos de inmundicia. Todos nos marchitamos como hojas: nuestras iniquidades nos arrastran como el viento" (Isaías 64:6 NVI)

Sabiendo que es imposible que por nuestros propios méritos tengamos acceso al "cielo", Dios mismo ha proporcionado el camino para que lleguemos a Él.

"-Yo soy el camino, la verdad y la vida -le contestó Jesús-. Nadie llega al Padre sino por mi." (Juan 14:6 NVI)
"Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unegénito (es decir, a Jesús), para que todo aquel que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él." (Juan 3:16-17 NVI, paréntesis míos)

Y es el sometimiento a este Jesús lo que nos allana el camino a la eternidad con Dios. Es el creer de verdad en Jesús lo que abre nuestro corazón a la ley de Dios. Asi y todo es sólo y únicamente por la fe (es decir, el creer sin haber visto) en Jesús que nuestra salvación es real. Y esto es un regalo de Dios si contar nuestras "buenas acciones".

"Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras para que nadie se jacte." (Efesios 2:8-9, énfasis añadido)

Y es luego de este sometimiento al señorío de Jesús que Dios, cumpliendo su promesa "estampa" su ley en nuestro corazón.

"Éste es el pacto que después de aquel tiempo haré con el pueblo de Israel -afirma el Señor-: Pondré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo" (Jeremías 31:33-34 NVI)

Jesús mismo prometió vivir en aquellos que le aman.

"Le contestó Jesús: -El que me ama, obedecerá mi palabra, y mi Padre lo amará, y haremos nuestra vivienda en él." (Juan 14:23 NVI)

Y enviarnos su Espíritu para que nos enseñe y nos recuerde a vivir conforme a la ley de Dios.

"Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les hará recordar todo lo que les he dicho." (Juan 14:26 NVI)

Y todas esas obras que antes comentaba ya no son fruto de nuestro esfuerzo religioso por tratar de "juntar puntos para ir al cielo", sino que todo es un regalo gratuito de Dios.

El cumplimiento de la ley se hace entonces innecesario porque todo el mérito es de Jesús, y las buenas acciones ya no son fruto de nuestro esfuerzo, sino del Espíritu de Dios que viene como regalo, como un "timbre" o "sello" sobre nosotros.

"En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas." (Gálatas 5:22-23 NVI)

En resumen: Las buenas obras por sí solas sólo garantizan que una buena persona vaya al infierno. Por otro lado, el sometimiento a Jesús garantiza la vida eterna y nos capacita para las buenas obras.

¿Qué se necesita para ir al infierno? NADA.. QUÉDATE COMO ESTÁS.

¿Qué se necesita para ir al cielo? "Cree en el Señor Jesús; así tú y tu familia serán salvos" (Hechos 16:31 NVI)

No te conformes con lo que lees acá. La santidad bíblica es mucho más que normas de buena vecindad y buen vivir. Si creees en Jesús y quieres saber más, consigue una biblia y podrás leer por ti mismo las maravillosas promesas que Dios tiene para ti. Si no sabes por donde empezar, el evangelio según Juan es un buen comienzo. Está en el Nuevo Testamento. Y si en algo te puedo orientar, estoy a tu servicio.

sábado, 17 de noviembre de 2012

Un mensaje a la juventud

¿Cuál es tu parámetro para saber si eres salvo? ¿Tienes conciencia de lo que la apostasía está haciendo hoy? ¿En qué o quién está puesta tu esperanza?

Un mensaje del predicador estadounidense Paul Washer que no deja indiferente a quien lo vea. Muchas veces la necesidad de llevar el evangelio a todas las personas trae como consecuencia una distorsión en el mensaje que puede tener consecuencias muy tristes.

Te invito a tomar asiento y ver este video. Te aseguro que puede cambiar muchas cosas de tu vida.


sábado, 2 de junio de 2012

¿Qué es el evangelio?

¿De que se trata el evangelio?
¿Cuál es el rollo con Jesús?
¿A que viene esto de la Biblia y Dios, cuando parece tan poco lógico?


aqui está.... demasiado bien explicado.