Mostrando entradas con la etiqueta Luz. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Luz. Mostrar todas las entradas

sábado, 26 de octubre de 2013

¿Por que no celebraremos Halloween?

NOTA: Este artículo es un material preparado para el grupo de pre adolescentes de la escuela dominical donde sirvo. Puede ser utilizado libremente mecionando el lugar de origen.

"Cuando uno tiene claro quién es y a dónde va.. entonces sabe qué debe y qué no debe hacer."

Antes de que existiera nuestro universo, ya existía Dios; y Jesús estaba con Él. Jesús es el Hijo de Dios, por lo tanto es Dios. Por medio de Jesús fue creado el universo, las galaxias, la tierra y todo lo que hay en ella.

"En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios y el Verbo era Dios. 
Él estaba con Dios en el principio. Por medio de él todas las cosas fueron creadas; sin él, nada de lo creado llegó a existir. 
En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad. Esta luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no han podido extinguirla" (Juan 1:1-5 NVI)

Luego, la humanidad se rebeló; entro el pecado y la muerte, de modo que quedamos completamente alejados de Dios. Pasamos de la luz a la oscuridad.

"Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y por medio del pecado entró la muerte; fue así como la muerte pasó a toda la humanidad, porque todos pecaron." (Romanos 5:12 NVI)
"...pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios..." (Romanos 3:23 NVI) 

No obstante, Dios nos ama tanto, que envió a su Hijo (a sí mismo) a este mundo; para enseñarnos como vivir, para pagar nuestros pecados y para que ya no estemos privados de la gloria de Dios, es decir; para que volvamos a vivir en la luz.

“Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al Mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.” (Juan 3:16-17 NVI) 
Aún así; hay personas que han rechazado a Jesús. Estas personas prefieren la oscuridad del pecado y la muerte en lugar de la luz de Dios, y por lo tanto se han condenado a sí mismas.

"Ésta es la causa de la condenación: que la luz vino al mundo, pero la humanidad prefirió las tinieblas a la luz, porque sus hechos eran perversos." (Juan 3:19 NVI)

Pero a los que han creído en Jesús, se les ha dado una nueva naturaleza: La de ser hijos de Dios. Por lo tanto, si creemos en Jesús, si nos hemos sometido a Él, ahora ya no somos hijos de la oscuridad y de la muerte, sino hijos de Luz.

"Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios." (Juan 1:12 NVI)

Halloween es una fiesta que celebra la oscuridad. Su carácter gira en torno a los hechos de la oscuridad y lo que ella representa: la muerte.

Un grupo de hijos de luz que celebran una fiesta de oscuridad es un absurdo tan risible e idiota como un grupo de veganos que se juntan a celebrar una parrillada de lomo vetado o un grupo de abstemios que celebran la oktoberfest.

"Pues todo el que hace lo malo aborrece la luz, y no se acerca a ella por temor a que sus obras queden al descubierto. En cambio, el que practica la verdad se acerca a la luz, para que se vea claramente que ha hecho sus obras en obediencia a Dios." (Juan 3:20-21 NVI)

También debemos recordar que Jesús es vida.

Cuando la humanidad se rebeló contra Dios, pasó de la vida eterna a la muerte eterna. Cuando Dios nos mira, nos ve como si estuviéramos muertos, de modo que es imposible que podamos siquiera coversar con Él. Pero nos ama tanto que quiso darnos vida nuevamente para que no sólo podamos conversar con Él, sino que pasar la eternidad en completo gozo y felicidad.

"Porque la voluntad de mi padre es que todo el que reconozca al Hijo y crea en él, tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final." (Juan 6:40 NVI)

Halloween es una fiesta que celebra la muerte. Todo se trata de fantasmas, calaveras, cementerios, hoces, zombies, sangre, etc. Son cosas completamente relacionadas con la muerte. Muchas personas se disfrazan para simular ser muertos que caminan sin saber, irónicamente, que así es como los ve Dios.

Nosotros en cambio, somos hijos de vida. Hemos sido resucitados junto a Jesús, para que Dios nos vea como hijos que viven, no como muertos que caminan. Celebrar una fiesta de muerte es absurdo para quien vive. Nuestra fiesta debe ser cada día.. porque todos los días vivimos para Dios.

"No formen yunta con los incrédulos. ¿Qué tienen en común la justicia y la maldad? ¿O qué comunión puede tener la luz con la oscuridad? ¿Qué armonía tiene Cristo con el diablo? ¿Qué tiene en común un creyente con un incrédulo? ¿En qué concuerdan el templo de Dios y los ídolos? Porque nosotros somos templo del Dios viviente. Como él ha dicho: 'Viviré con ellos y caminaré con ellos. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo'" (2 Corintios 6:14-16 NVI)



Sabemos que Dios tiene un enemigo: Satanás.

Sabemos que Satanás ha sido derrotado por Jesús, y que pronto será arrojado al infierno. Mientras tanto, Satanás trata de engañar a cuantos puede; incluso a los hijos de Dios de ser posible; para que así no sea el único arrojado al lago de fuego y azufre que le espera, sino que pueda llevarse a la mayor cantidad de personas con él.

Una de las principales estrategias de Satanás es disfrazar lo malo de bueno. Su modus operandi es éste: Hace parecer lo aborrecible y malvado como si fuera algo espectacular, divertido y bueno. De modo que muchas personas queriendo hacer algo divertido y bueno terminan haciendo cosas asquerosas que los alejan de Dios y sólo traen condenación sobre sí mismas.

"El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia." (Juan 10:10 NVI)

¿Quién de nosotros comería excremento? Si nos sirvieran un plato con excremento lo detectaríamos de inmediato por el olor y lo rechazaríamos con una expresión de asco.

Buscamos alimentos bajos en calorías, bajos en sodio, sin grasas trans ni preservantes químicos. Huímos de la comida chatarra y de todo lo que perjudica nuestro cuerpo. . . . ¿y qué hay de nuestra alma? ¿nos preocupamos de lo que estamos ingiriendo para alimentar nuestra alma?

Halloween es como un plato de excremento, condimentado con especias y salsas para disimular su olor y su aspecto, pero sigue siendo excremento. Y millones de personas se tragan ese excremento y piden más. Hacen una mueca de asco ante la comida chatarra, pero ingieren ese excremento llamado Halloween a grandes bocandas.

Todas las cosas promovidas por Halloween: la brujería, la hechicería, el espiritismo, el culto a la muerte, la extorsión (trato o truco), la oscuridad, son llamadas abominaciones. Celebrar esas cosas es como meter la cabeza en un basural y comenzar a comer lo que se encuentra ahí.

Halloween es la celebración de la enemistad con Dios, es celebrar y gozarse con todo lo que Dios aborrece. Un hijo de Dios no puede celebrar lo que Dios aborrece. Es ilógico, absurdo y contradictorio.




Nuestra fe es una fe práctica, que se demuestra mediante acciones. Si nuestras acciones son de muerte y oscuridad, entonces no tenemos fe en Dios. Si realmente tenemos nuestra fe en Dios, lo demostramos.

"Pues bien, muéstrame tu fe sin las obras y yo te mostraré la fe por mis obras." (Santiago 2:18 NVI)

Tenemos todo el año para comer dulces. Podemos disfrazarnos la veces que queramos. Podemos celebrar la vida cuantas veces queramos. Podemos compartir y reirnos cuanto queramos. . . ¿por qué celebrar una fiesta de muerte? ¿por qué comer excremento con ketchup?

martes, 20 de noviembre de 2012

¿Qué significa ser santo?

¿Qué significa ser santo?

Cuando escuchamos la palabra santo, lo primero que se nos viene a la cabeza es la imágen de un tipo parado arriba de una nube, con una túnica (blanca o celeste), un arpa, alas y una aureola dorada arriba de la cabeza. O bien puede tratarse de alguien que está “en el cielo” y que por haber sido muy muy muy bueno o muy muy muy católico se le han dado ciertos atributos divinos para que la gente le “rece” y pida favores.

Nada más alejado de la realidad.

El concepto de santidad bíblico se establece en el Antiguo Testamento, a fin de que el pueblo israelita sea un pueblo completamente diferente de lo que había en el momento.

Entendamos esto: en esa época, si querías comer un bistec no ibas al supermercado o la carnicería, sino que tomabas un cuchillo afilado e ibas a buscar un ternero gordo. Los problemas entre vecinos solían resolverse con una espada y si un país estaba escaso de algún recurso simplemente invadía el país que lo tenía. (parece que las cosas no han cambiado mucho).

El llamado de Dios a su pueblo, es ser apartado, no dejándose llevar por las costumbres de los que les rodean.

Podemos parafrasearlo de este modo: “No hagan lo mismas estupideces que hacen los demás, ustedes deben ser diferentes”. Ahora bien, entendamos que quiere decirnos Dios con ser diferentes.

“El SEÑOR ordenó a Moisés que hablara con toda la asamblea de los israleitas y les dijera: 'Sean santos, porque yo, el SEÑOR su Dios, soy santo'.
Respeten todos ustedes a su madre y a su padre, y observen mis sábados. Yo Soy el SEÑOR su Dios.
No se vuelvan ustedes a los ídolos inútiles, ni se hagan dioses de metal fundido. Yo Soy el SEÑOR su Dios.” (Levítico 19:1-4)

También nos llama a ser bondadosos:

“Cuando llegue el tiempo de la cosecha, no sieguen hasta el último rincón de sus campos ni recojan todas las espigas que allí queden.
No rebusquen hasta el último racimo de sus viñas, ni recojan las uvas que se hayan caído. Déjenlas para los pobres y los extranjeros. Yo Soy el SEÑOR su Dios.” (Levítico 19:9-10)

A ser honestos:

“No roben.
No mientan.
No engañen a su prójimo.
No juren en mi nombre sólo por jurar, ni profanen el nombre de Dios. Yo soy el SEÑOR.” (Levítico 19:11-12)

A ser justos:

“No explotes a tu prójimo, ni lo despojes de nada.
No retengas el salario de tu jornalero hasta el día siguiente.
No maldigas al sordo, ni le pongas tropiezo al ciego, sino teme a Dios. Yo soy el SEÑOR.
No perviertas la justicia, ni te muestres parcial en favor del pobre o del rico, sino juzga a todos con justicia.” (Levítico 19:13-15)

A ser íntegros:

“No andes difundiendo calumnias entre tu pueblo, ni expongas la vida de tu prójimo con testimonios falsos. Yo soy el SEÑOR
No alimentes odios secretos contra tu hermano, sino reprende con franqueza a tu prójimo para que no sufras las consecuencias de su pecado.
No seas vengativo con tu prójimo, ni le guardes rencor. Ama a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el SEÑOR” (Levítico 19:16-18)

A ser respetuosos y amables:

“Ponte de pie en presencia de los mayores.
Respeta a los ancianos.
Teme a tu Dios. Yo soy el SEÑOR.
Cuando algún extranjero se establezca en el país de ustedes, no lo traten mal. Al contrario, trátenlo como si fuera uno de ustedes. Ámenlo como a ustedes mismos, porque también ustedes fueron extranjeros en Egipto. Yo soy el SEÑOR y Dios de Israel.
No cometan injusticias falseando las medidas de longitud, de peso y de capacidad. Usen balanzas, pesas y medidas justas. Yo soy el SEÑOR su Dios, que los saqúe de Egipto.” (Levítico 19:32-37)

La santidad bíblica es simple y práctica. ¡Son leyes del buen vivir y buena vecindad!¡Cuánta falta le hace a este mundo!

Aquellos que se quejan alegando que la Biblia y las leyes de Dios están obsoletas y “pasadas de moda”, necesitan leer con mucha detención los versículos de más arriba. Yo pregunto con sinceridad... ¿cómo funcionaría esta sociedad si en verdad se aplicaran estos principios bíblicos? ¿Se imaginan un político con esta actitud? ¿o un empresario? Acá tenemos principios simples que nó sólo benefician al individuo, sino a la sociedad entera.

Recordemos que estas leyes fueron dadas en un contexto histórico y social donde se sacrificaban a los niños, y la carne se conseguía cortándola directamente de la vaca. Aún así su vigencia es plena y su aplicación trae grandes beneficios.

Ahora entedemos que la santidad no es un “estado” que se gana por méritos, ni tampoco una especie de “ascenso” religioso; sino que es la aplicación práctica de los mandatos de Dios en nuestro diario vivir, no sólo para nuestro beneficio, sino para toda la sociedad.

Y aunque la santidad en sí misma no trae como consecuencia la salvación, si debe ser una característica de quien ha puesto su fe en Jesús.

“La religión pura y sin mancha delante de Dios nuestro Padre es ésta: atender a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y conservarse limpio de la corrupción del mundo.” (Santiago 1:27)

¿Hay algo de malo en esta actitud? ¿Hay algo condenable en la santidad? ¿Hay un motivo real y sincero por el que la humanidad deba rechazar estas leyes? ¿Hay acaso alguna alternativa de buen vivr? ¿Existe otra guía para tener una sociedad sana y pacífica?

Una última reflexión:

“Las obras de la naturaleza pecaminosa se conocen bien: inmoralidad sexual, impureza y libertinaje; idolatría y brujería; odio, discordia, celos, arrebatos de ira, rivalidades disenciones, sectarismos y envidia; borracheras, orgías, y otras cosas parecidas...
En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas.” (Gálatas 5:19-21a y 22-23)


...continúa


* Todas las citas bíblicas son tomadas de la Nueva Versión Internacional. Énfasis añadido.

lunes, 22 de octubre de 2012

El reflejo que deslumbra

Muchos jóvenes hoy se preguntan ¿con quien estaré? ¿con quién me casaré?... y quizá la más repetida de todas las preguntas: ¿por qué estoy sólo?
Nadie duda que el hombre fue creado para estar con una mujer:

“Luego Dios el SEÑOR dijo: 'No es bueno que el hombre esté sólo. Voy a hacerle una ayuda adecuada” (Gen 2:18 NVI)

Desde el comienzo Dios estableció que el hombre debe estar acompañado. A tal punto que más adelante se hace un énfasis especial:

“El Espíritu dice claramente que, en los últimos tiempos, algunos abandonarán la fe para seguir inspiraciones engañosas y doctrinas diabólicas. Tales eseñanzas provienen de embusteros hipócritas, que tienen la conciencia encallecida. Prohíben el matrimonio y no permiten comer ciertos alimentos que Dios ha creado para que los creyentes, conocedores de la verdad, coman con acción de gracias.” (1 Tim 4:1-3 NVI)

Primero que todo, debemos entender que Dios no tiene preparada una vida de soledad para ti, sino que claramente afirma que en su plan está incluida una ayuda adecuada para ti. No obstante:

“Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo” (Ecc 3:1 NVI)

No he visto nada más triste que un hombre luchando con sus propias fuerzas. Gastando sus propias energías en conquistar a una chica que quizá ni siquiera sea para él.

Hace un par de años atrás tuve a mi moto con un problema serio. Estuvo varios meses en el taller mecánico sin que nadie pudiera detectar la falla. Constantemente acudía al taller a consultar por el estado de mi máquina, y no dejó de llamar mi atención una hermosa moto deportiva roja que estaba estacionada. Cada vez que iba al taller parecía estar un poco más cubierta de polvo que la vez anterior y así cada día parecía más abandonada. Como ya tenía algo de confianza con el encargado del taller, di rienda suelta a mi curiosidad y le pregunté . . .¿que onda con esa moto... la regalan?

Me contó que esa moto era de un cliente que se encontraba en un litigio legal con la empresa. Resulta que había fallado repetidas veces debido a que el cliente la estaba utilizando para corren en carretera. Ahora bien, pese a que la moto tenía toda la apariencia de una superdeportiva, en realidad era una moto de calle común y corriente con un lindo carenado. No era adecuada para el nivel de exigencia que el cliente quería, y por eso fallaba. El cliente estaba disconforme y quería devolverla. El encargado del taller me contó que el mismo le había vendido la moto tiempo atrás, pero que le había recomendado otro modelo diferente que si era una deportiva real y no una moto de calle carenada. No obstante el cliente se sentía atraído por la estética de la china disfrazada de deportiva y no evaluó las demás caractrísticas. Había comprado una ilusión y cuando llegó la hora de la prueba todo aquello que no evaluó significó un tropiezo y un motivo de decepción.

¡Cuántos matrimonios han fracasado por un exceso de espectativas! Hombres que sólo se basan en el atractivo sexual. Mujeres que sólo se basan en un estado emocional. Llega el stress, el momento de tensión y todo se desploma. Del mismo modo que el pequeño motor de la moto china no era adecuado para la exigencia de la carretera, muchas veces las parejas no son adecuadas para nuestra carretera de la vida. ¿Esto las hace malas? ¡Claro que no! Las personas son diferentes y tienen necesidades diferentes. Si esta persona hubiera escuchado el consejo del vendedor y se hubiera comprado la máquina adecuada para la exigencia que le iba a dar no hubiera tenido problemas. Del mismo modo que una superdeportiva puede llegar incluso a ser peligrosa (y cara por lo demás) para el uso en calle, una moto de calle puede no ser adecuada para carretera. ¡Por eso hay tantos modelos!

Todos los hombres nos hemos dejado llevar por un rostro bonito. Si escribo esto es porque me equivoqué lo suficiente como para detectar el patrón sin que nadie me lo dijera.

Como hombres, necesitamos compañía. Se que tenemos mucho que entregar y se que la búsqueda es sincera y bien intencionada. Como cristianos queremos amar y entregar lo mejor que tenemos, pero debemos ser cuidadosos en dónde estan siendo invertidas nuestras energías.

Cuantas veces tratamos de agradar, de seducir, de encantar. Cuantos manuales de “Como atraer a las mujeres” leí, qué no intenté, qué no puse en práctica. Pero nada de eso me valía, porque estaba invirtiendo mis energías en el esfuerzo equivocado.

“¿Quién de ustedes, por mucho que se preocupe, puede añadir una sola hora al curso de su vida?” (Mat 6:27 NVI)

Cuántas veces he visto (y he protagonizado) escenas como ésta:
  • Estoy yendo al gimnasio, me duelen los brazos...
  • Me compré un auto.. ¿te gustaria ir a la playa?
  • Te invito a comer, yo pago..
  • Estos lentes me costaron super caros... pero se ven bien..
  • Me gustan esas canciones románticas...
  • ¿Te gusta Arjona? Yo me se algunas en guitarra...
Ufff... ¡que patético! Muchas veces los hombres nos hacemos los lindos, los amables, los sinceros, los caballeros ¡solo para ganar el favor de una dama! Y lamentablemente el único favor que se busca es el favor sexual. ¡Por favor! Un hombre siempre debe ser atento y amable con toda mujer, no sólo con la que se quiere algo. ¿Por que crees que las mujeres dicen: “Ya no quedan caballeros”? Porque los hombres se conducen con caballerosidad sólo cuando buscan un encuentro sexual o, en el mejor de los casos, una relación estable.

Es una actitud cínica, falsa, hipócrita. Una máscara que no puede ser sostenida por mucho tiempo. Tarde o temprano la verdad sale a flote. Por eso las relaciones breves. Por eso los matrimonios fracasados.

Señores: Somos cristianos: No libramos batallas como lo hace el mundo. Las armas que utilizamos no son del mundo, sino que tienen el poder divino para derribar fortalezas. No necesitamos trucos baratos de seducción para discotecas. Si queremos ganar la guerra del amor, debemos entrenarnos en nuestras armas espirituales.

¿Que debemos hacer entonces? Rendirnos. Bajar las armas terrenales... ¡No hay enemigos frente a ti!

“Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas” (Mat 6:33 NVI)

Dios nos ha hecho especiales. No debemos falsear nada en nosotros para tratar de brillar. Más bien todo lo contrario. Un artesano que trabaja una piedra preciosa no le agrega cosas: la pule, le quita la capa opaca para sacar a relucir lo brilante. Es ese brillo interior único el que le da atractivo a una piedra preciosa. Si queremos brillar y atraer, debemos dejarnos pulir por el artesano. Debemos permitir que nuestra capa exterior sea removida para que el brillo de nuestro interior refleje la luz en matices de hermosos colores.

“El pectoral para impartir justicia lo bordarás artísticamente con oro, púrpura, carmesí, escarlata y lino fino, como hiciste con el efod. Será doble y cuadrado, de veinte centímetros de largo por veinte de ancho. Engarzarás en él cuatro hileras de piedras preciosas. En la primera pondrás un rubí, un crisólito y una esmeralda; en la segunda, una turquesa, un zafiro y un jade; en la tercera, un jacinto, un ágata y una amatista, y en la cuarta, un topacio, un ónice y un jaspe. Engárzalas en filigrana de oro. Deben ser doce piedras, una por cada uno de los doce hijos de Israel. Cada una de las piedras llevará grabada como un sello el nombre de una de las doce trubus” (Ex 28:15-21 NVI)

Cada una de estas piedras es única y presenta características propias: Color, textura, peso, dureza, brillo, etc. No obstante cada una de estas piedras es preciosa y de gran valor.

El color en particular es una característica muy interesante: En base a su composición química una piedra refleja cierto rango de colores. Este rango de colores reflejado por la piedra es lo que apreciamos con la vista y es precisamente aquello lo que primeramente llama nuestra atención.

Difícil sería distinguir dos piedras preciosas en un lugar oscuro. Quizá mediante el tacto, pero deberíamos ser expertos. No obstante, a la luz es mucho más simple ya que el color y el brillo de una piedra nos permite identificarla fácilmente.

Hay diferentes gustos. Hay personas que prefieren los topacios y otras personas que prefieren los zafiros. Hay personas que prefieren un brillo extremo y otras que prefieren un acabado mate. Hay personas que prefieren los colores cálidos y otras que prefieren los colores fríos. Pero cada color es el reflejo de la misma luz. No importa que tan diferente sea un topacio de un jacinto. No importa la diferencia de colores de un rubí y una esmeralda. Ambos reflejan la misma luz y son sus propias características internas las que harán que reflejen ciertos matices de luz sobre otros.

Del mismo modo ocurre con nosotros. Cada uno de nosotros es diferente en ciertas características, pero todos reflejamos la misma luz: Cristo. Algunos reflejarán especialmente su sabiduría, otros su justicia, otros su paz, otros su amor, otros su sencillez, otros su humildad, otros su liderazgo, otros su autoridad... Cada persona, como una piedra preciosa, refleja diferentes espectros de la misma luz, según su naturaleza.

“No nos atrevemos a igualarnos ni a compararnos con algunos que tanto se recomiendan a si mismos. Al medirse con su propia medida y compararse unos con otros no saben lo que hacen. Nosotros, por nuestra parte, no vamos a jactarnos más de lo debido. Nos limitaremos al campo que Dios nos ha asignado según su medida, en la cual también ustedes están incluidos.” (2 Cor 10:12-13)

Cada uno de nosotros es diferente y especial. Nada obtenemos con compararnos con otros, ni con querer ser el reflejo de otros. El único hombre perfecto es Jesús, y sólo con Él debemos compararnos. ¿Que obtenemos al vendernos como mercancía? Llenarnos de adornos que con el tiempo se ensucian y decoloran. Cuando reflejamos la luz de Cristo, nuestra belleza brilla por si misma, natural y sincera Y atrae...y atrae a la persona correcta.

Si reconocemos que luchamos con nuestras fuerzas, ha llegado el momento de arrepentirse, si en este punto notamos que en realidad corremos tras el viento, ha llegado la hora de sentarse.

Recuerdo mi último gran fracaso en materia amorosa: Había agotado todos mis recursos y estrategias. Había estudiado cuidadosamente cada uno de mis movimientos. Fui agradable, sincero, generoso, divertido, comprometido... di lo mejor de mi. Me esforcé sinceramente buscando ser el mejor y dar lo mejor, pero no había escogido bien. Sólo evalué un par de aspectos superficiales: la belleza, los gustos, la personalidad... ¡como podría evaluar el corazón de una persona! … ¡eso es imposible para uno! Del mismo modo que ese hombre que compró la moto equivocada, no fui capaz de evaluar el todo, por lo que esta persona comenzó a fallar en las exigencias de mi vida. Así yo también comencé a fracasar ya que no podía estar a la altura de sus espectativas. No resultó. Ella se defraudó de mi, yo me defraudé de ella.

No había sabido escoger.. ¿quien puede?... solo algunos pocos. No dudo que muchas personas escogen por su cuenta y escogen bien... Felices ellos! Pero no era mi caso. Quizá tampoco el tuyo.

Con el corazón destrozado llegué a los pies de Jesús. Comprendí que con mi limitada visión era poco lo que podía hacer. Así que me rendí y dejé el asunto en sus manos. Con una sinceridad asombrosa para mi, dejé de lado la búsqueda de la pareja y decidí buscar el reino de Dios y su justicia: Comencé no sólo a leer la biblia sino también a aplicarla en mi vida, a aprender de otros y a enseñar, a predicar el evangelio y a servir. Olvidé el asunto y comencé a enfocarme en perdonar, en dar y sobre todo en sentarme a los pies de Cristo y aprender.

Dios me enseñó a tratar a las mujeres. Me dio un grupo de amigas de verdad, como nunca lo había tenido en mi vida y tuve que aprender a mirar a una mujer con pureza, sin connotaciones sexuales. Tuve que aprender a escuchar a una mujer, a callar, aprendí demasiado... Detalles tan sutiles, pero sobre todo aprendí que la mujer no es sólo una pareja sexual, es la ayuda adecuada que todo hombre necesita a su lado. Sólo después de aprender eso (y gracias a Dios aprendí rápido) conocí a mi esposa en el momento y lugar que menos imaginé. Y es perfecta. Es tan adecuada para mí, que me sorprendo al descubrir que ella tiene cosas que ni siquiera sabía que yo necesitaba. La amo profundamente, la respeto, la cuido, la protejo. Aprendo de ella y trato de enseñarle lo que se. Reimos juntos y podemos estar horas sin hablar sabiendo exactamente lo que el otro piensa. Tenemos toda una vida para estar juntos y sabemos que mientras reflejemos la luz de Cristo en nosotros, tal cual somos, siempre nos sentiremos atraídos uno al otro. En verdad no tuve que hacer nada para que ella se fijara en mi (ella puede dar Fe de eso), sólo fui quien soy, sólo reflejé a Cristo con lo que Él hizo en mi vida.

Es hora de dejar los trucos baratos de discoteca. No son necesarios. Deja de reflejar a ese cantante, deja de reflejar a ese futbolista, deja de reflejar a ese actor, deja de reflejarte a ti mismo. Refleja la luz de Cristo y tu brillo deslumbrará.