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jueves, 3 de octubre de 2013

El pecado: Un virus que se coló en la creación

NOTA: Este artículo es parte de un material de estudio para el grupo de pre adolescentes de la escuela dominical donde sirvo. Puede ser utilizado libremente mecionando el lugar de origen.


Mientras la evolución se esfuerza por explicar la diversidad de la vida en términos de mutaciones aleatorias y selección natural; cuando trata de utilizarse para explicar el comportamiento del ser humano muestra debilidades que de por si debieran ser suficientes para descartarla como una teoría válida.

El lenguaje evolutivo está lleno de términos ambiguos e imprecisos. Tomemos un ejemplo de wikipedia:
“La presencia de la regeneración en múltiples phyla animales así como la amplia presencia de la capacidad de regenerar el cuerpo completo en los linajes de metazoa basales, en varios phyla de lophotrochozoos y de deuterostomados nos llevan a pensar que el ancestro de los metazoos tenía una amplia capacidad de regeneración.1 La distribución filogenética de la regeneración también indica que esta capacidad se restringió y/o perdió en repetidos eventos. Existen varias hipótesis sobre el mantenimiento de la regeneración, la hipótesis adaptativa, la pleiotropía y la inercia filogenética.”  (fuente original)

Este lenguaje ambiguo es más característico de una doctrina filosófica que de una doctrina científica. No obstante, la teoría de la evolución de las especies por selección natural es aceptada y enseñada como una doctrina completamente científica, aún cuando su naturaleza no lo sea.

La ambigüedad característica de la evolución es utilizada astutamente para explicar características contradictorias en la naturaleza humana:

  • El ser humano es monógamo y fiel, de modo que el bebé cuenta con ambos progenitores para su cuidado y alimentación. Este rasgo surge en algún momento hace millones de años. Evolutivamente es ventajoso ya que asegura la conservación de la especie.
  • Los psicólogos evolucionistas aseguran que la promiscuidad es heredada de los antepasados cazadores-recolectores. La promiscuidad en el hombre aumenta la probabilidad de tener hijos, y por lo tanto, la aptitud evolutiva. La promiscuidad femenina es ventajosa porque las mujeres eligen a los padres para que sus hijos tengan los mejores genes.

Explicaciones similares se utilizan para explicar otros rasgos de la personalidad humana:

  • Generosidad y Egoísmo
  • Honestidad y Mentira
  • El cuidado al bebé y el aborto
  • La heterosexualidad y la homosexualidad.
  • Etc.

Cada una de estas características contradictorias son explicadas por la evolución como ventajosas para la “supervivencia del más apto”. Así, con tal de mantener la teoría viva; la evolución nos vuelve fieles a nuestra pareja como promiscuos y desinteresados por nuestros hijos. ¿extraño, no?

Si vemos las noticias, podemos llegar a pensar que una gran parte de la humanidad se ha vuelto loca. ¿Que ocurre? ¿Que nos lleva a tanta destrucción?

Un animal mata cuando tiene hambre. Quizá existan algunas excepciones. Pero un animal no destruye su entorno, ni contamina su ambiente, ni mata a sus semejantes por que si. Hay algo extraño en el comportamiento humano que no se explica simplemente con la teoría de la supervivencia del más fuerte.

Una madre que asesina a su bebé antes de nacer no es evolutivamente apta. Un hombre que insiste en intentar reproducirse con otro hombre no es evolutivamente apto. Un padre que abandona a su mujer y a sus hijos no es evolutivamente apto. Un hombre que asesina niños ajenos podría ser considerado “evolutivamente apto”, pero uno que asesina a sus propios hijos no. ¿que anda mal?

Cuando estudiamos a los seres vivos, nos damos cuenta que nuestras células se regeneran constantemente según su naturaleza. En teoría, debiésemos ser eternos ya que nuestro organismo (y el de plantas y animales) es capaz de auto-repararse y auto-construirse en base a las materias primas que se encuentran en la naturaleza.

¿Por que morimos?

Sabemos que hay un desgaste que provoca el envejecimiento. De hecho, en el extremo de nuestros cromosomas existen los llamados telómeros que actúan como un temporizador de la vida de la célula. Sabemos también de los radicales libres, la oxidación y una serie de factores que intervienen en el envejecimiento.

Sabemos más o menos cómo envejecemos, pero no sabemos por qué envejecemos. Pareciera como si viniésemos con una fecha de vencimiento que fue programada en nuestro ADN.

El ser humano posee un ansia de destrucción que no puede ser explicado en términos de azar y selección natural.

  • Destrucción del entorno
  • Destrucción de la naturaleza
  • Destrucción de sus congéneres
  • Destrucción de si mismo.
  • Al mismo tiempo que existe un impulso a la edificación, belleza y pacificación.

Y ese viejo e ignorado libro llamado la Biblia nos explica algunas cosas en términos simples, suficientes para entender la errática conducta humana.

  • La Biblia nos enseña que fuimos creados a imagen y semejanza de Dios, lo que explica nuestra creatividad, honestidad, altruismo, solidaridad, amor, apreciación por la belleza, ideales de justicia, etc.

“De hecho, cuando los gentiles, que no tienen la ley, cumplen por naturaleza lo que la ley exige, ellos son ley para sí mismos, aunque no tengan la ley. Estos muestran que llevan escrito en el corazón lo que la ley exige, como lo atestigua su conciencia, pues su propios pensamientos algunas veces los acusan y otras veces los excusan” (Romanos 2:14-15 NVI)

  • La Biblia nos enseña que algo entró a este mundo y alteró el orden de lo creado, trayendo muerte y destrucción a la creación de Dios.

“Dios el SEÑOR tomó al hombre y lo puso en el jardín del Edén para que lo cultivara y lo cuidara, y le dio este mandamiento: 'Puedes comer de todos los árboles del jardín, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no deberás comer. El día que de él comas, ciertamente morirás.'” (Génesis 2:15-17 NVI)

“Por medio de un sólo hombre el pecado entró al mundo, y por medio del pecado entró la muerte; fue así como la muerte pasó a toda la humanidad, porque todos pecaron.” (Romanos 5:12 NVI)

  • La Biblia nos enseña que tenemos una fecha de vencimiento.

“Pero el SEÑOR dijo: 'Mi espíritu no permanecerá en el ser humano para siempre, porque no es más que un simple mortal; por eso vivirá solamente ciento veinte años'” (Génesis 6:3 NVI)

(Sabemos que hay personas que viven 80 años, otras 100 años. La persona más longeva vivió 122 años y 164 días. . . ¿interesante, no?)

  • La Biblia reconoce y menciona un factor cultural que determina nuestra conducta y la coloca por encima de la naturaleza destructiva.

“Por tanto nadie será justificado en presencia de Dios por hacer la obras que exige la ley; más bien, mediante la ley cobramos conciencia del pecado (Romanos 3:20 NVI)

“No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente” (Romanos 12:2 NVI)


  • La Biblia nos enseña que la naturaleza del hombre caído conduce a conductas auto destructivas y a la muerte.

“Se han llenado de toda clase de maldad, perversidad, avaricia y depravación. Están repletos de envidia, homicidios, disensiones, engaño y malicia. Son chismosos, calumniadores, enemigos de Dios, insolentes, soberbios y arrogantes; se ingenian maldades; se rebelan contra sus padres; son insensatos, desleales, insensibles, despiadados. Saben bien que, según el justo decreto de Dios, quienes practican tales cosas merecen la muerte; sin embargo, no sólo siguen practicándolas sino que incluso aprueban a quienes la practican.” (Romanos 1:29-31 NVI)

“Porque la paga del pecado es muerte, mientras que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor” (Romanos 6:23 NVI)

  • Cuando vemos a un joven aspirando humo tóxico y cancerígeno de un cigarro porque es “genial”.
  • Cuando vemos a un hombre asesinando a otro hombre para quitarle su sueldo.
  • Cuando vemos que niños mueren de hambre en un país, mientras en otro país los niños sufren de obesidad.
  • Cuando vemos a un dictador asesinando ya se de hambre o de balazos a su pueblo.
  • Cuando vemos a un hipócrita Barack Obama amenazando con guerra por 1500 gaseados, en pro de los derechos humanos; pero haciendo la vista gorda a 100.000 muertos por armas convencionales y por 300.000 abortados al año.
  • Cuando vemos a los accionistas de La Polar robando a sus clientes por medio de la usura.
  • Cuando vemos a una familia Luksic asquerosamente rica mientras sus trabajadores ganan sueldos miserables.
  • Cuando vemos a nuestras autoridades aceptando sobornos de empresarios.
  • Cuando vemos a senadores y diputados quebrantando las leyes que ellos mismos aprobaron.
  • Cuando vemos a los defensores de las ballenas marchando para asesinar a criaturas inocentes en el vientre de sus madres.
  • Cuando vemos a las empresas destruyendo el ambiente para no afectar sus utilidades.
  • Cuando vemos a supuestos “hombres de Dios” abusando de niños y/o robando a los fieles.

… entendemos que hay algo extraño en este mundo, como si un virus hubiera infectado el chip del ser humano y lo hubiese enloquecido al punto de no encontrar explicación lógica a la conducta errática y auto destructiva del hombre.

Eso... amigos míos, tiene un nombre. No es azar, ni necesidad, ni selección natural... se llama pecado.
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Actividades

1.- La destrucción de la obra de Dios.

  • Entregar a cada joven un poco de masa plasticina.
  • Pedirles que hagan alguna figura. No más de 5 minutos.
  • Luego pedir que la regalen a su compañero del lado.
  • Pedir que destruyan la obra de su compañero.
  • Tomar en cuenta las reacciones de quienes hicieron algo. Sobre todo las niñas.
  • Reflexión: Estamos destruyendo la creación de Dios. ¿como piensas que Dios se siente respecto a esto?
  • Reflexión: El regalo más precioso que Dios nos ha dado es nuestro cuerpo. No debemos destruirlo. El alcohol, las drogas, el sexo desenfrenado, la mala alimentación, el ir a exceso de velocidad... etc. Son acciones auto destructivas.

2.- La contaminación del pecado.

  • Llenar un recipiente grande y transparente con agua limpia (medio litro es suficiente).
  • Explicar que la creación en su origen era pura como el agua del recipiente.
  • Poner una gota de azul de metileno en el recipiente, explicando que el pecado entró al mundo.
  • Preguntar ¿sigue pura el agua?
  • Reflexión: Bastó un solo pecado (la desobediencia de Adán) para contaminar toda la creación.
  • Poner un poco más de azul de metileno en el agua. Mencionar un pecado por cada gota (mentir, robar, desobedecer, etc).
  • Agitar el líquido hasta que quede completamente oscuro.
  • Reflexión: Así somos nostros. Totalmente contaminados por el pecado.


NOTA: Si la situación lo amerita es un buen momento para introducir de forma simple el plan de salvación de Dios: Nuestro vaso de agua contaminada debemos entregárselo a Dios. ¿que hará Él? ¿que merecemos por nuestro pecados hechos a conciencia?... El plan de salvación es simple: Jesús se bebió el vaso de agua contaminada y en su lugar ofreció un vaso de agua pura a Dios. Dios lo acepta gustoso, como si fuera nuestro.

NOTA 2: No olvidar el principio de justicia de Dios. Aunque nos ama, es justo y no puede dejar su nuestro pecado sin castigo; va en contra de la ley que Él mismo estableció (Dios no es un diputado o senador). Por eso alguien debe pagar “los platos rotos”: Jesús.

lunes, 21 de enero de 2013

¿Puede un homosexual ir al cielo?

Ésta es una de esas preguntas capciosas que irritan a algunos y sonrojan a otros para terminar generando acaloradas discusiones que traen mucho ruido y pocas nueces.

No podemos dar respuesta a esta pregunta sin ir a la Biblia. Podemos tener muchas opiniones honestas y sinceras, bien o mal intencionadas, pero la respuesta definitiva está sólo en la Biblia.

Primero que nada, veamos a quiénes considera la Biblia como pecadores, es decir, aquellos que no pueden entrar "al cielo":

"Desde el cielo, Dios contempla a los mortales, para ver si hay alguien que sea sensato y busque a Dios. Pero todos se han descarriado, a una se han corrompido. No hay nadie que haga lo bueno; ¡no hay uno sólo!" (Salmos 53:2-3 NVI)
"Pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios" (Romanos 3:23 NVI)
"Todos somos como gente impura; todos nuestros actos de justicia son como trapos de inmundicia. Todos nos marchitamos como hojas: nuestras iniquidades nos arrastran como el viento" (Isaías 64:6 NVI) 

Un problema grave es el siguiente: Hay personas que creyéndose "santas" y "justas" en su propia opinión, comienzan a levantar el dedo y a acusar (y condenar) a los que ellos consideran "más pecadores" en su propia opinión. Éste es un juego peligroso ya que se está formando parte del exclusivo grupo de el que tenía derecho a lapidar a la pecadora:

 "Pero Jesús se fue al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo. Toda la gente se le acercó y él se sentó a enseñarles. Los maestros de la ley y los fariseos llevaron entonces a una mujer sorprendida en adulterio, y poniéndola en medio del grupo le dijeron a Jesús:
-Maestro, a esta mujer se le ha sorprendido en el acto mismo de adulterio. En la ley Moisés nos ordenó apedrear a tales mujeres. ¿Tú qué dices?
 Con esta pregunta le estaban tendiendo una trampa, para tener con qué acusarlo. Pero Jesús se inclinó y con el dedo comenzó a escribir en el suelo. Y como ellos lo acosaban a preguntas, Jesús se incorporó y les dijo:
-Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.
 E inclinándose de nuevo, siguió escribiendo en el suelo. Al oír esto, se fueron retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos, hasta dejar a Jesús sólo con la mujer, que aún seguía allí. Entonces él se incorporó y le preguntó:
 -Mujer, ¿dónde están? ¿Ya nadie te condena?
-Nadie, Señor.
-Tampoco yo te condeno. Ahora vete, y no vuelvas a pecar." (Juan 8:1-11 NVI) 

 Las personas que llevaron a a esta mujer ante Jesús, tuvieron al menos la decencia de reconocer que no tenían derecho a apedrearla. Más adelante, en su carta a los Corintios, Pablo hace hincapié nuevamente en este hecho:

"Por carta ya les he dicho que no se relacionen con personas inmorales. Por supuesto , no me refería a la gente inmoral de este mundo, ni a los avaros, estafadores o idólatras. En tal caso, tendrían ustedes que salirse de este mundo. Pero en esta carta quiero aclararles que no deben relacionarse con nadie que, llamándose hermano, sea inmoral o avaro, idólatra, calumniador, borracho o estafador. Con tal persona ni siquiera deben juntarse para comer.
¿Acaso me toca a mí juzgar a los de afuera? ¿No son ustedes los que deben juzgar a los de adentro? Dios juzgará a los de afuera. 'Expulsen al malvado de entre ustedes'" ( 1 Corintios 5: 9-13 NVI, énfasis añadido) 

Por lo tanto: Nadie tiene derecho a condenar; y aquellos que condenan traen condenación sobre sí mismos. No se les debe hacer caso.

"No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman más bien al que puede destruir alma y cuerpo en el infierno (a Dios)" (Mateo 10:28 NVI, paréntesis añadido)

Ahora bien ¿Asegura esto que las personas homosexuales puedan entrar al cielo? Para nada. Sólo nos da un cuadro, un "rayado de cancha" para entender quién puede juzgar realmente.

  La Biblia nos enseña que la Ley de Dios existe para que tengamos un marco sobre el cual podamos examinarnos a nosotros mismos y conocer cuál es nuestra posición delante de Dios.

"Por tanto, nadie será justificado en presencia de Dios por hacer las obras que exige la ley; más bien, mediante la ley cobramos conciencia del pecado." (Romanos 3:20 NVI)

Sabiendo esto, podemos ir a la Ley de Dios y examinarla para saber si la estamos quebrantando. Vamos a la Carta Magna de la Ley de Dios: Los 10 mandamientos (Éxodo 20). Examinemos uno a uno y veamos si hemos quebrantado la Ley:

1. No tengas otros dioses delante de mí.
En este punto, ya muchos caen. El dinero, el ego, los artistas, los bienes materiales, etc. suelen ocupar el lugar de Dios en muchos corazones. Son dioses a los que la gente honra, sirve y adora. Hay personas que con toda sinceridad adoran a "dioses" distintos de Dios. Han quebrantado el primer mandamiento.
2. No te hagas ningún ídolo, ni nada que guarde semejanza con lo que hay arriba en el cielo , ni con lo que hay abajo en la tierra, ni con lo que hay en las aguas debajo de la tierra. No te inclines delante de ellos ni los adores. Yo, el SEÑOR tu Dios, soy un Dios celoso. Cuando los padres son malvados y me odian, yo castigo a sus hijos hasta la tercera y cuarta generación. Por el contrario, cuando me aman y cumplen mis mandamientos, les muestro mi amor por mil generaciones.
Millones de personas quebrantan este mandamiento a diario. Aún creyendo que lo hacen para "honrar a Dios", están yendo directamente en contra de su mandamiento, quebrantando de este modo la Ley y siendo culpables delante de Dios.
3. No pronuncies el nombre del SEÑOR tu Dios a la ligera. Yo, el SEÑOR, no tendré por inocente a quien se atreva a pronunciar mi nombre a la ligera.
Todos los que creemos en Dios, hemos quebrantado este mandamiento al menos una vez. Somos culpables.
4. Acuérdate del sábado, para consagrarlo. Trabaja seis días, y haz en ellos todo lo que tengas que hacer, pero el día séptimo será un día de reposo para honrar al señor tu Dios. No hagas en ese día ningún trabajo, ni tampoco tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tus animales, ni tampoco los extranjeros que vivan en tus ciudades. Acuérdate de que en seis días hizo el SEÑOR los cielos y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, y que descansó el séptimo día. Por eso el SEÑOR bendijo y consagró el día de reposo.
Todos hemos quebrantado el descanso del séptimo día. Ya sea trabajando, haciendo labores domésticas o incluso (paradójicamente) asistiendo a la iglesia, con todo el trabajo que ello conlleva para el staff de servicio y los ministros. Nuevamente somos culpables.
5. Honra a tu padre y a tu madre, para que disfrutes una larga vida en la tierra que te da el SEÑOR tu Dios.
¿Cuántos en verdad honran a su padre ya su madre? Tristemente hay casos en que el padre o la madre no parecieran ser dignos de recibir honra alguna. Pero el mandato es claro: Hónrales.
6. No mates.
7. No cometas adulterio.
8. No robes.
Estos tres mandamientos son quebrantados a diario, millones de veces a lo largo y ancho del mundo. Todos hemos tomado alguna vez algo que no nos pertenece. Eso no es ser "listo", es ser ladrón. Jesús nos dijo que el que mira con deseo a la mujer del prójimo ya ha adulterado con ella en su corazón. La vara está alta y ninguno de nosotros la ha pasado.
9. No des falso testimonio en contra de tu prójimo.
10. No codicies la casa de tu prójimo. No codicies su esposa, ni su esclavo, ni su esclava, su buey, ni su burro, ni nada que le pertenezca.
Este es el filtro definitivo. Quizá haya una o dos personas que que hayan pasado todos los anteriores, pero del 9 nadie pasa: Todos hemos mentido al menos una vez en la vida (una es suficiente) y todos hemos deseado y codiciado a lo menos un bien ajeno ¡Las estadísticas de consumo así lo indican!

Nótese que aún no es necesario indagar en el comportamiento sexual de una persona. ¡No es necesario! Aunque la Biblia si habla de un comportamiento sexual inadecuado y lo condena severamente (Levítico 18, 1 Corintios 6:9, Romanos 1:24, Apocalipsis 21:8 . . .  ¡y mucho más!), los 10 mandamientos son suficientes para entender que ya somos pecadores.

Dios ha establecido sus leyes con sabiduría y amor. Al ponerse a sí mismo en primer lugar no necesitamos exponer la intimidad de nuestra vida (que él ya conoce). La ley de Dios se resume en: Amar a Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente y amar al prójimo como a uno mismo.

Por lo tanto, no necesitamos explorar ni exponer la intimidad de cada uno (cada quién sabe dónde le aprieta el zapato). Aún en un asunto tan delicado como nuestro propio pecado, Dios revela su amor al exponernos como pecadores no mediante nuestra intimidad, sino mediante nuestro trato con Él y los demás.

Llegados a este punto, nos damos cuenta que no es necesario indagar, ni exponer, ni condenar la intimidad de una persona homosexual para saber si "va al cielo". El sólo exámen de los 10 mandamientos de Dios nos dá la respuesta.

Por lo tanto, insisto: No importa la intimidad sexual, ya que la ley de Dios nos expone como convictos y merecedores de la ira de Dios. ¿Cómo escaparemos entonces de semejante juicio?

"Porque tanto amó Dios al mundo que dió a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su hijo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de Él." (Juan 3:16-17 NVI, énfasis añadido)

Dios nos hace justicia de nuestra transgresión a la Ley mediante el sacrificio de Jesús. Es él quien recibe nuestra condenación y paga nuestro precio.

"Ciertamente él cargó con nuestras enfermedades y soportó nuestros dolores, pero nosotros lo consideramos herido, golpeado por Dios y humillado.
Él fue traspasado por nuestras rebeliones , y molido por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados." (Isaías 53:4-5 NVI) 

De modo que el "escape" a la ira de Dios, que todos sin excepción merecemos, no está en el cumplimiento de la ley, sino en la fe puesta en que Dios, por medio del sacrificio de Jesús nos da la posibilidad de ser perdonados.

"Esta justicia de Dios llega, mediante la fe en Jesucristo, a todos los que creen. De hecho, no hay distinción, pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios, pero por su gracia son justificados gratuitamente mediante la redención que Cristo Jesús efectuó. Dios lo ofreció como un sacrificio de expiación que se recibe por la fe en su sangre, para así demostrar su justicia." (Romanos 3:22-25 NVI, énfasis añadido)
En conclusión, respondemos ahora la pregunta: ¿Puede una persona homosexual ir al cielo y heredar la vida eterna? ¡Por supuesto!  Si pone su fe en Jesús y entrega su vida a él. Es él quien se encarga de restaurar las cosas y poner en nuestro corazón el Espíritu que nos hace cumplir la voluntad de Dios haciéndonos de este modo abandonar toda conducta que nos impide el heredar la vida eterna.